Capítulo 7

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Había demasiadas maneras de esconderse o camuflar algo, lo sabía; el arte del maquillaje me había dado amplias lecciones de ello y yo llevaba esa teoría a otras situaciones. Por ejemplo, el "Tenemos que hablar" de Aiden. No había pasado de él, pero de mi boca no salía ninguna palabra referente a ese tema.

Lo había recogido de los primeros dos periodos y él me derramó un centenar de preguntas en cada uno de ellos. Ahora, seguía con su interrogatorio sin respuesta, caminando a mi lado con rumbo a la cafetería.

Las personas a nuestro alrededor se detenían a mirarnos. Además de la habladuría interminable de mi amigo, les atraía el hecho de que nunca me habían visto caminar con un chico. Ni siquiera cuando teníamos ese "noviazgo" con Kurt.

Por otro lado, Aiden no parecía darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Seguía concentrado en sacarme alguna información. Aquella insistencia acabo cuando llegamos hasta la mesa donde se encontraba Monique y ella saltó a abrazarme.

—¡Sky, amiga mía! —gritó, como si la vida se le fuese en ello. Sus brazos se enredaron en torno a mi cuello y yo procedí a corresponderle su afecto—. No sabes cuánto te extrañé.

Sonreí suavemente ante sus palabras, apretándola un poco más.

—Yo también te eche de menos —susurré, en medio de su cabello rubio—. Fue un largo verano sin ti.

—Ni que lo digas —continuó, luego sentí que aflojaba su agarre en mí—. ¿Quién es él?

La solté. Aiden nos miraba dubitativo, sin entender el lanzo irrompible que llevábamos.

Yo camine hasta él y le tomé de la mano, llevándolo hacía ella.

—Te tengo que presentar a alguien muy importante —le informe. Él asintió con su cabeza y me hizo caso.

Los ojos de Monique lo evaluaron de arriba a abajo, como era su constumbre. En algunos casos, solía calificar a los chicos del 1 al 10 cuando salíamos en las tardes con Jamie. Ahora, gracias a que las cosas habían cambiado, simplemente los revisaba y daba una ligera sonrisa cuando le agradaban.

Sus labios se curvaron y me guiño el ojo, en medio de una faceta picara propia en ella.

Yo negué sabiendo a lo que se refería; ella creía que Aiden y yo teníamos una atracción.

Mon, conoce al chico que hizo que mis vacaciones no fueran una total pérdida de tiempo —anuncié, señalándolo con mi mano—; él es Aiden Allen.

El aludido le regalo una dulce sonrisa con un saludo de mano.

—Un gusto —dijo él, como todo un caballero.

Monique aceptó su mano, sorprendida, y se dieron un pequeño apretón.

—Igual —contestó ella—. Soy Monique Silverman.

Una tos grave se escuchó detrás de nosotros. Mi cabeza giró, encontrándose con una chica desconocida de rasgos delicados y un flequillo en su frente.

—¡Cierto, se me olvidaba! —exclamó mi amiga—. También tengo que presentarte a alguien.

La chica se levantó de su lugar y vino con nosotros.

—¡Hola! —saludó efusivamente, dándonos un abrazo a ambos—. Soy Litta Kostas.

—Como verán, ella es griega —apreció Monique, señalándola—. Es mi nueva vecina y, ahora, mi amiga; así que la quieren o los mato.

Aiden rió por su actitud efervescente. Muy seguido, me preguntaba a mi misma porqué ella estaba conmigo. Fácilmente, ella podría juntarse con personas de un estatus social más alto; pero seguía a mi lado sin ninguna oposición, incluso después de que nuestro círculo de amigos se separara.

Lo Opuesto a La Belleza - Wattys 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora