Capítulo 4

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Era martes en la noche y yo estaba abatida después de una conversación con mis padres. Subía las escaleras mientras recapacitaba sus palabras.

El hecho de que ellos no estuvieran en Baltimore hacía las cosas más difíciles. Había que exaltar todos sus esfuerzos por mí, pero yo también debía dar lo mejor. Así que, como parte de su exigencia, me habían llamado para hablar sobre el nuevo año escolar. Este empezaba dentro de semana y media, sin embargo ellos tenían ciertas opiniones que comunicar.

Al ser tan estrictos, yo estaba en una batalla constantemente para lograr buenas notas, puntos en arte y beca en alguna universidad destacada.

Suspire y llegue a mi cuarto. Me tire a la cama sin pensarlo dos veces.

Me había dado cuenta de que cuando estabas cansada, era casi imposible llorar debido a que tenías ansias de sueño y tus ojos debían descansar.

Mi cuerpo empezó a adormecerse lentamente, mientras me sentía más liviana y suave. Hasta que mi teléfono móvil empezó a sonar.

Bufé sobre mi almohada y me vi obligada a levantarme y contestar. Podrían ser mis padres con una segunda parte de su repertorio de "motivación escolar".

Esa conjetura se esfumó al leer "Aiden" en el identificador. Fruncí él ceño y acepte la llamada.

—¿Hola? —hable, dubitativa y un tanto adormilada.

Él rió suave, soltando un suspiro.

—¿Te desperté?

—Casi, pero lo interrumpiste —le respondí, bostezando —. ¿Cuál es la razón para perturbar mi sueño?

—Necesito inscribirme en una escuela —susurró, sonando ronco y aterciopelado—. ¿Cómo se llama la tuya?

—Samuel Chase[1] High School. ¿Piensas entrar allí?

Tenía que admitirlo, la idea de que fuera así me alegraba. Mi banco de amigos era casi nulo, de no ser por Monique, y necesitaba apoyo cuando tuviera que encontrarme con Kurt y Jamie.

—Si todavía hay cupo, sí. Además, no es que tenga malas notas...

—Estás empezando a presumir de tu inteligencia, Aiden —me adelante a decirle. Él bufo del otro lado.

—Nunca dejas que mi ego crezca —reconoció, fingiendo estar herido—. Pero, ¿tú crees que me acepten?

—Es una escuela estatal. Están en el deber de hacerlo —le recordé. Apostaba que en ese momento, el había rodado los ojos.

—Es difícil tener una conversación normal cuando estamos destinados a preguntarnos por el por qué de temas abstractos, ¿sabes? — Dijo, con cierta emoción—. Cada vez que debatimos u opinamos sobre un tema siento que sube mi IQ[2].

Este era mi momento de reír. Momentáneamente, pensé que estaba en lo cierto porque a mí me encantaba hablar con Aiden más que con cualquier otra persona. Parecía como si supiéramos las palabras del otro. Resumiéndolo, estábamos conectados.

—Entonces, ¿me llamaste porque querías una charla profunda?

—Eres buena, Sherlock —alagó, haciéndome sonreír—. Así que, ¿de qué te gustaría hablar?

Pensé gravemente, intentando buscar un tema en donde no metiera la pata con él. Finalmente, me halle sin resultados y tuve que responder con un tema muy común.

—De la escuela, ya que estamos en esto —propuse, sintiéndome insegura de solo decirlo. Al parecer, Aiden también lo estaba porque soltó un largo y pesado suspiro.

Lo Opuesto a La Belleza - Wattys 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora