Capítulo 5

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Ir a casa de Aiden se había vuelto una costumbre nocturna después del trabajo. No llevaba la cuenta, pero podía apostar que había estado allí más de 20 veces. Era impresionante, contando que solo llevábamos un verano de amistad.

Esa noche, llegue hasta su morada [1] con las piernas cansadas por estar de pie tras el mostrador. Me recosté suavemente contra la puerta y presione el timbre.

Unos tacones resonaron contra la madera del piso, cuando me abrieron la puerta.

Una mujer con el cabello recogido en un moño sofisticado y un vestido rojo, me escaneaba con su mirada, concentrándose en las facciones de mi rostro.

—¿Eres Skyler? —cuestionó, entrecerrando sus ojos. Unas leves arrugas se formaron en las comisuras de estos.

—Sí —contesté, con cierta timidez.

Ella volvió a estudiarme con su mirada y, luego, me regaló una sonrisa.

—Hola. Soy Meredith, la mamá de Aiden —aclaró—. Es un gusto conocerte.

—Igual —alcancé a decir, antes de que ella me tomara en un abrazo.

—Mi hijo me ha hablado de ti —contó, con su cabeza enterrada en mi cuello.

Me soltó tras unos largos segundos. Sus ojos brillaban bajo el maquillaje.

—Sigue. Él debe estar en su habitación —me indicó—. ¿Le puedes decir que ya nos fuimos al restaurante, por favor?

Yo asentí con la cabeza, sin entender esa petición. Todo cambio tras un claxon de un auto elegante detrás de nosotras.

—Hasta luego, querida —se despidió.

Me dio un beso en la mejilla y salió hacía el auto, dejándome la puerta abierta.

Un hombre que poseía la misma nariz y boca que Aiden, conducía el vehículo, haciéndolo moverse después de que su esposa subiera en el. Claramente, sus padres estaban saliendo a cenar.

Quite mi mirada de la calle y entré a la casa. Cerré y seguí el camino hasta las escaleras.

Yo conocía perfectamente el primer piso del lugar, pero el segundo me era totalmente extraño. Nunca había subido y me perdí al terminar de recorrer los escalones.

Era un pasillo largo que comunicaba con 6 habitaciones. Aquello me confundía, aunque no tanto como las paredes llenas de fotos y diplomas.

Me acerque a las primeras y me dispuse a estudiarlas. La mayoría eran de Aiden con menos de 5 años al lado de una chica de cabellos largos, lisos y oscuros. En otras, aparecía solo él o solo ella.

Seguí caminando hacia la derecha, encontrándome con varias gratificaciones a Connor Stephen Allen York, quien debía ser el padre de mi amigo, por su trabajo en la armada.

Además de ellos, había un par de fotos familiares pero ninguna era reciente. Es más, parecía que desde hace unos 5 años no tenían ningún retrato.

—¿Qué miras? —preguntó la voz ronca de Aiden, haciéndome saltar de un susto.

Me gire, encontrándomelo con una sonrisa en el rostro y su cabello despeinado. De seguro, estaba durmiendo antes de que yo llegara.

—Las fotos —contesté y le señalé una donde aparecía él con la chica—. ¿Tienes una hermana?

—Sí, se llama Sally —habló, con una rara calidez en la voz. Lo mire pidiendo más información y él me entendió—. Es mayor que yo por unos 7 años. Está en la universidad de Columbia. Es una chica inteligente.

Lo Opuesto a La Belleza - Wattys 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora