Capítulo 19

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Acababa de terminar una llamada de mi madre en la cual no dejaba de gritar debido a que su hija por fin iba a ir a un baile con una cita. Nunca la había oído tan feliz y me hizo prometer que le presentaría a Aiden cuando ella regresará en un par de días para navidad.

—Guarda tu teléfono, Winston —me regaño Joey, cuando pasaba revisando que todo saliera bien en su tienda.

Nunca les había hablado de mi jefa, pero ella era la mujer más amable del mundo y la afroamericana más guapa que había conocido. Sabía quién era ella desde pequeña porque son amigas con mi tía Marie, quien le pidió que me diera este trabajo.

Salí del mostrador de la caja registradora, no sin antes ponerle llave, y corrí hasta Joey.

—Oye, ¿te recuerdas que te conté que hoy en la noche es el baile de invierno de mi escuela? —pregunté. Ella asintió con su cabeza—. Entonces, ¿puedo salir del trabajo antes de las 5 de la tarde?

Ella anotó un par de cosas en su libreta y luego me miró.

—Así que algún chico te invito al baile —opinó, sonriendo de lado. Marie le debió contar —. Claro que tienes permiso, linda, pero no quiero a ningún adolescente por aquí rondando y entorpeciendo tu trabajo después de eso. ¿Ok?

—Claro, puedes confiar en mí —suscité sonriendo y volví a mi puesto.

El resto del día lo pasé con especial agrado y eso se me notaba en la forma de atender a los clientes, a tal punto de que había ganado la propina suficiente para pagar el almuerzo escolar por una semana. Me encontraba feliz de sobremanera y no podía dejar de sonreír mientras revisaba constantemente las manecillas del reloj esperando la tan aclamada hora de salida.

A las 5 en punto, cedí mi puesto en el mostrador y tome un bus con rumbo a una tintorería a recoger el vestido que Cece me había prestado. Dado que ella ya había asistido a todos los bailes anteriores y yo no tenía dinero para un traje de gala, ella me dio uno con el compromiso de que lo debía cuidar y entregárselo limpio.

Con el vestido en mis manos y una lata de laca que había comprado en una farmacia cercana, regresé a casa y corrí al baño. Lave todo mi cuerpo, incluyendo mi cabello, para luego tomar el secador y alisarlo pero sin perder en el brillo. 

Justo cuando necesitaba ayuda con la parte de atrás, Cece entró al baño con su cabello atado en una toalla al estilo turbante.

—¿Te doy una mano? —inquirió, mirandome. Yo asentí con la cabeza.

Ella empezó a pasar el secador por mi cabello.

—¿Por qué no te dejaste tus risos naturales? —volvió a preguntar.

—Tú sabes que no son muy ordenados y creo que me veo mejor con el cabello lacio —opinó. 

Ella niega con la cabeza, mirándome a través del espejo.

—Muchas chicas de nuestra escuela matarían por unas ondas como las tuyas.

—Claro. Solo te falta decir que soy guapa —digo sarcásticamente.  

Cece bufa.

—Lo eres y no lo digo porque seas mi prima —advierte, sonriendo—. Creo que esta es la noche donde te debes olvidar de todos tus complejos e ir a bailar con el chico que te gusta.

Mis ojos se abrieron más de lo normal instantáneamente.

—¿Cómo sabes que me gusta Aiden?

—No lo sabía —respondido, guiñándome un ojo—. Tú me lo acabaste de admitir y, a decir verdad, ese chico me agrada—. Palmeó mi cabeza al terminar de secar mi cabello—. Sabes que nunca le di el visto bueno a Kurt porque sabía desde un principio que él solo quería jugar contigo. Incluso, te lo dije, pero no me hiciste caso. Sin embargo, ahora tienes a un chico genial, del cual te puedo asegurar que te va a querer de vuelta porque no despega su vista de ti en la escuela. 

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2016 ⏰

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Lo Opuesto a La Belleza - Wattys 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora