Capítulo 5.

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CAPÍTULO 5.

Itachi suspiró, pasando las manos por su rostro. El tipo de suspiro que haces cuando está cansado de que tu padre te moleste incluso cuando estás descansando. Maldije interiormente a su padre, todo estaba tan bien y él venía y lo arruinaba, como siempre hacía desde que lo conocí.

—Salgo en un momento—contestó, lo suficientemente alto como para que su padre lo escuchara.

—Está bien, pero apresúrate. Es importante lo que tenemos que hablar.

Comienza a levantarse rápidamente, haciéndome a un lado. Lo imito y también comienzo a vestirme, no vaya a ser que el viejo termine entrando y me vea como Dios me trajo al mundo. Mientras se abrocha los pantalones, me mira, expectante. Y sé lo que significa esa mirada.

Niego rápidamente.

—Itachi, por más mal que le caiga a tu padre y él a mí, no pienso esconderme o algo parecido. —Frunzo el ceño con sólo imaginarme hacerlo. Eso sonaba como si fuera una prepago, la única diferencia era que no me estaban pagando.

Itachi se masajeó el puente de la nariz.

—Te lo ruego, Aimi. No quiero que papá te diga cosas hirientes...como aquella vez, ¿vale?—Me mira a los ojos, con una expresión de ruego total.

No dejo de mirarlo mientras me abrocho los botones de mi camisa con rapidez. Él tiene razón en algo; hubo un día en el que alguien subió una foto de Itachi y yo besándonos, foto que terminó propagándose por todos lados y que llegó a manos de Uchiha Fugaku, quien no estaba muy contento y cuando me vio en su casa me dijo muchas cosas que de verdad llegaron a lastimarme. Pero estoy segura de que algunas palabras le afectaron más a él que a mí, después de todo, ¿a mí que me importa lo que diga un vejestorio?

Esa no es la conducta que debería tener uno de mis hijos. Me has avergonzado, Itachi. 

Relamo mis labios y asiento forzadamente, bajo su mirada. Sólo acepto porque no quiero volver a ver esa mirada que Itachi puso cuando su padre le dijo aquellas palabras. Me había dolido ser la culpable de ello.

Él suspira y me rodea con los brazos, para seguidamente darme un beso en la frente.

—Gracias—susurra, sin despegar los labios.

Se aleja y me empuja con suavidad dentro del baño. Entro con los labios fruncidos, diciéndome a mí misma que estoy haciendo bien al esconderme y que no soy ninguna prepago que no cobra.

Me siento en el suelo, apoyando mi espalda contra la puerta. Trato de escuchar lo que dicen pero sólo oigo murmullos, hablando sobre algo que supuestamente es importante y que me está matando de curiosidad pero no logro escuchar qué es. 

Es frustrante.

Escucho algo más cerca. Me enderezo y pego mi oído contra la puerta. Son pasos, y se dirigen hacia...La puerta se abre de repente y caigo hacia atrás, encontrándome con el rostro del vejestorio padre de Itachi.

Trago saliva y sonrío inocentemente.

Fui descubierta.

Me levanto con suavidad. Miro a Itachi, sin saber qué hacer. Éste me devuelve la mirada, preocupado.

—Hola, Fugaku-san.

El vejestorio me mira furioso, haciéndome recordar una cosa que me dijo.

Estás arruinando a mi hijo. 

Me dan ganas de reírme pero me mantengo seria, puedo hacerlo más tarde cuando esté sola y un vejestorio no me esté matando con la mirada.

—Tú. Largo de aquí—ordena, señalándome a mí y luego a la puerta.

Hago una mueca, pensando en miles de formas en que accidentalmente ése viejo podría morir.

—No pienso...—Planeaba decirle que no me iba a ir si no me daba la regalada gana pero Itachi me interrumpe.

—Aimi...—Otra vez sé lo que significa cuando me llama con ese tono. Quiere que haga caso y me vaya, ¡quiere que le haga caso a su padre!

Abro la boca y la cierro varias veces, sintiéndome ofendida. Al final me quedo callada y me acerco a recoger mi bolso, que lamentablemente está cerca de él. Ni siquiera lo miro cuando me voy, bajo la mirada del vejestorio y de Itachi.

(...)

Al final nunca me disculpé con Sasuke, que era la razón principal por la que visité esa casa. Pero, tuve que encontrarme con el tonto y sexy de Itachi, quien me hizo obedecer a su horrible e insoportable padre.

Agito la cabeza, no debo pensar en Itachi.

— Quédate quieto, mocoso—ordeno, acomodando la cabeza de mi hermano para seguir peinándolo.

Cuando llegué a la casa, mamá me pidió que bañara y vistiera a mi hermano porque él tenía un cumpleaños al que asistir. Le pregunté por qué debía hacerlo yo cuando ella estaba disponible, ella solo me miró como diciendo eso no te importa. Sólo obedece a la mujer que te trajo a este mundo

Así que tuve que obedecer.

Después de terminar de peinarlo, lo cargué y se lo entregué a mi madre. Taichi quedó mejor que cuando lo arregla mi madre, he de decir.

Me lanzo en el cómodo sofá con un suspiro, a su vez sintiendo como mi celular vibra en mi bolsillo. Lo saco y abro el mensaje, que es casualmente de Sasuke.

De: Uchiha Sasuke.

Oí que estabas en mi casa hoy. 

Suspiro. Seré sincera sólo por este día.

Para: Uchiha Sasuke.

Sí. Fui a disculparme por lo que sucedió en el partido contra Suna. 

De: Uchiha Sasuke.

Tocando el tema, cabeza hueca, me gustaría saber si algún día me dejarás en paz. Tu tonta cámara ya me tiene ciego. 

Y harto. 

Me rio entre dientes.

Para: Uchiha Sasuke.

Ummm, déjame pensarlo...No. Y lamento lo de tus ojos, ¿te pasó la dirección de un excelente doctor? 

De: Uchiha Sasuke.

Púdrete. 

Para: Uchiha Sasuke.

Púdrete tú primero. 

Tengo tanto trabajo en mis hombros en estos momentos que me provoca enterrarme mil metros bajo tierra como quería hacer Aimi, pero no puedo. Lol.

Por lo pronto, esto fue lo único que pude escribir. Espero les haya gustado.

Y, adivinen quien cumplió quince ayer. xD

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