CAPÍTULO 9.
Al parecer tengo un nuevo vecino, un muy atractivo vecino, según mi madre. Éste había llegado hace tan sólo un par de horas pero ya mi madre sabía todo de sobre él, algo normal cuando eres la mejor amiga de las chismosas de tu calle. El chico tiene veinte años, se graduó de la preparatoria con increíbles notas, actualmente está estudiando derecho y se mudó para estar más cerca de su familia.
De mala gana, toco el timbre de su casa. En estos momentos podría estar en el centro comercial con mis amigas, pero no, mamá quería que le diera la bienvenida y un paquete de galletas caseras al nuevo vecino.
Qué molestia, Dios.
— ¡Ya voy!—Escucho que gritan en el interior de la casa, cuya voz me suena vagamente conocida. A continuación, después de un par de quejidos y maldiciones, la puerta se abre. Casi dejo caer el paquete de galletas de mis manos a reconocer al chico que está frente a mí.
— ¡Shisui!—Exclamo, entre incrédula y contenta. Estoy muy feliz de verlo. Jamás me habría imaginado que él era mi vecino. Shisui también parece sorprendido de verme, pero a medida que me reconoce, una sonrisa aparece en su rostro.
—Vaya, Aimi, qué sorpresa verte por aquí.
Su cabello negro está más largo y su rostro es mucho más maduro, pero sigue teniendo la misma mirada llena de amabilidad, como Itachi.
—Parece que ahora somos vecinos. Vivo al frente—digo, encogiéndome de hombros.
Shisui me mira fijamente por unos minutos, hasta que finalmente decide hablar.
—Por cierto, muy lindo tu estado en Facebook. —Se ríe—. Jamás me imaginé que algo tan cursi podría venir de la misma Aimi que conozco.
Siento mis mejillas arder furiosamente al recordarlo. No debí haber puesto eso.
—Puedo serlo cuando quiero, ¿sabes?—musito con la voz fina, avergonzada.
Levanta su mano y pellizca mi mejilla. Golpeo su mano lejos mientras me sobo mi mejilla adolorida.
— ¿Quieres pasar?—Pregunta divertido, haciéndose a un lado.
Niego rápidamente.
—No puedo. Lamentablemente tengo que cuidar a mi hermano. —Hago una mueca con sólo pensar en que tengo que cuidar a Taichi por doce horas. Iban a ser las peores doce horas de mi vida—. ¡Casi se me olvida! ¡Toma! Son galletas de chocolate y las hizo mi madre especialmente para ti.
Shisui toma el paquete entre sus manos.
—Dile que gracias. Por cierto...—duda, mirándome— me dijeron que Itachi y tú están saliendo nuevamente.
Frunzo el ceño. No sabía cómo responder eso porque ni si quiera yo sé qué relación tenemos. Es verdaderamente extraño. Tuvimos sexo, discutimos, fue a mi preparatoria a disculparse, entró a mi casa, comió en mi casa, tuvo un ataque de celos en mi casa... ¿Eso significaba que estábamos saliendo de nuevo? O mejor dicho, ¿si quiera salíamos antes de "terminar"?
— ¿Quién te ha dicho eso?—Opto por preguntar. No creo que haya sido Itachi, aunque puede ser una gran posibilidad.
—Supongo que es cierto, entonces—responde, igualmente evitando mi pregunta.
Suspiro y desvío la mirada hacia el suelo.
—En realidad, no sé qué tenemos ni qué teníamos antes. Es todo...muy extraño.
Levanto la vista y me encuentro con Shisui mirándome pensativamente.
—Tienes razón. Es extraño. Pero tú fuiste lo que comenzó esto.