Hoy se cumplía el ultimo día en el que podía estar con Loba, me sentía muy triste, porque en toda la semana no logre ni si quiera tener una prueba de que Sara había incendiado la casa.
- Todo seria mas fácil si ella estuviera aquí. - Dije con un tono melancólico, podía sentir que las lagrimas iban a llegar rápidamente, hasta que sentí unos pasos hacia la habitación en la que me encontraba. Limpie rápidamente mis ojos buscando alguna lagrima y limpiándola, di un gran suspiro y me dirigí a la puerta.
- Hi-hija, Sara ha llegado, ya sabes, se ha cumplido la semana acordada y ya vamos a proceder a venderla. - Dijo la voz de mi padre a través de la puerta , que por cierto, se llama Carl. - Lo siento mucho, hija. Baja por favor. - La voz dejo de sonar y los pasos volvían a sonar, hasta que ya no se escuchaban. Algo se quebraba en mi, estaba destrozada.
- Ah-ja - Afirme con voz temblorosa, juraría que en algún momento yo rompería en llanto. Después de 5 minutos intentando no romper en llanto, intentando controlarme. Los nervios me ganaban. Sabia que tenia que encontrar la forma de mostrar que mi teoría era cierta. Me levante de mi cama y me vestí lentamente, mirando a la nada, buscando en mi mente formas de mostrar que lo que creía era cierto. Pero, ninguna idea podría funcionar. Sabia que tenia que ser muy astuta, ya que Sara era una persona algo peligrosa.
Baje rápidamente las escaleras, pero no había nadie ahí, hace que busque por el patio. Ahí estaba, Sara, acariciaba por el hocico a Loba mientras hablaba con mi padre. Loba se veía con miedo, me acerque velozmente a escuchar la conversación.
- Hola, Reed. - Dijo Sara con una mirada con desprecio, por lo que Carl no se dio cuenta ya que revisaba unos papeles.
- Hola. - Dije cortante e ignorando su mirada, me acerque a loba y la acaricie en el cuello, intentando tranquilizarla.
- A lo que venia Carl, por ahora no podre comprar a la yegua, pero la otra semana procederemos el pago, te daré dinero de mas por tardar mas días. - Dijo Sara, tranquilamente y suspiro. Hice una pequeña sonrisa pero al ver la situación, retome mi cara seria, quería que ya se fuera, para poder gritar de felicidad, tenia mas tiempo para probarlo.
- Claro Sara, gracias. - Carl Sonrió satisfecho y Sara se retiro rápidamente al igual que mi padre y yo me quede en el patio.
Sonreí y mire a la yegua, la abrace felizmente y susurre
- Voy a probar que todo fue idea de ella - Le susurre y hice mas fuerza en el abrazo cerrando los ojos, cuando abrí los ojos rápidamente e hice una gran sonrisa, una gran idea se había asomado en mi cabeza.
- Lo demostrare.
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Pedí un caballo, me dieron a mi mejor amigo.
Teen FictionReed, una adolescente de 15 años, siempre a esperado un caballo de cumpleaños. Al tenerlo, ella lo entrena para ser un buen caballo para poder participar en competencias y ser una jinete experta. Pero hay muchas cosas que se lo impiden.