Capítulo 8

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Al día siguiente fui a clase, la idea del joven se fue de mi mente.

Llegué como de costumbre, fui hacia el final de la fila, estaba ocupado mi asiento de nuevo con una maleta encima. ¿Y ahora? ¡No de nuevo! ¡Más atrás! Fui hacia el último puesto, me dí cuenta que el joven estaba en el mismo asiento de ayer. Coloque mis cosas en el escritorio y cuando me iba a sentar:

¿Qué haces allá? Te guarde el asiento. Y... ¡hola! Ayer supongo que debías hacer algo muy importante, porque corriste como alma que se lleva el diablo. – Hablaba muy animado. Definitivamente él era de esas personas que siempre están alegres. De nuevo tenía la expresión –¿ será conmigo?. Salí del trance y me fui de nuevo a mi asiento tradicional.

Hola. Gracias por ddevolverme mi lápiz. -Qué vergüenza me hacía sentir este chico.

Jejeje. De nada, mejor discúlpame por no entregártelo.

No te preocupes – Mencioné

Salúdame como es debido- Fruncía tiernamente su ceño, mientras me mostraba su mejilla. Trague saliva. Me acerqué y lo salude. Su olor era tan agradable.

Puedo pedirte un favor enoooorme- Ahora puso una cara de perrito a medio morir. Definitivamente él sabía cómo torturarme.

Mira pues. Tuve muchos problemas en venir a clases este mes y estoy recontra que atrasado en clases. ¿Puedes prestarme tus apuntes? ¡Di que sí!– ahora puso sus manos juntas a la altura de su cara, como rogándome.

Ccclaro. Aunque espero que puedas entender mi letra.

Pues sabes, ayer mientras buscabas el lápiz, abriste unos cuadernos y pude ver cuánto tiempo les dedicaste. Por favor prometo que los cuidare con mi vida entera. Sera sólo un momento, les saco copias y te los devuelvo.

Está bien.

Graaaacias- y en cuanto terminó, me abrazó. Sentí mi corazón a mil revoluciones por minuto. De alguna forma me hizo sentir bien.

Poco tiempo después llegó el maestro y las clases empezaron. Cuando ya fue tiempo de salir, me prepáreme como siempre. Lista para correr, sin embargo cuando estuve a casi nada de correr. El joven me detuvo.

Lamento si soy inoportuno, creo que tienes mucha prisa. – tomaba de mi brazo

¿Sssí? Un poco ¿Dime qué pasa?..

¿Podrías prestarme tus cuadernos por favor? Los sacaré copias y te los devuelvo. –Soltó mi brazo.- si no tienes tiempo enserio no importa.

¡Cierto! Claro que no me molesta. Disculpa lo olvide. Entonces nos dirigimos a la copiadora del edificio. Bajamos al segundo piso, llegamos y había una cantidad increíble de estudiantes. Libros, hojas, cuadernos circulaba por todas partes. Incluso el aire era más pesado. Yo nunca había entrado, me sorprendí mucho.

Espérame, ya regreso – Asentí con la cabeza.

El tiempo pasaba y el tardaba, asimismo la cantidad de personas incrementaba. Eso parecía un almacén en época de navidad. De pronto entre la multitud apareció él, estaba algo agitado y sonrojado.

Muchas gracias. No tienes ni idea de cuánto te lo agradezco. Guardó las hojas en un folder y luego este en su maleta. Ya podemos irnos.

No es nada. Espero que te sirvan mucho.

No tienes idea de cuánto. -Continúo agradeciendo. Ahora creo que puedo dejarte para que continúes con asunto importante.

¿Asunto importante? - Pregunte

Si. Pues cuando te intercepte, querías correr hacia alguna parte y por la prisa, creo que era muy importante.

¡Ahh eso! No te preocupes.

¿Entonces tienes libre ahora?

Ehhhh Sssi ccreo. – Creo que debí decir otra cosa.

Pues vamos te invito a comer

Eeehh yyo!... no me salían las palabras.

No se diga más. Me tomó del brazo y literalmente me llevó a la cafetería. Cada paso que daba era inseguro. De nuevo recordaba que allá fue donde me hicieron sentir mal. Esto se debe tratar sólo de un agradecimiento, para mañana se olvidará.

Mientras caminábamos, la gente pasaba, muchas chicas volteaban a verlo, otras ni disimulaban, supongo que necesitaban algún plato, pues las babas se les caían. Él continuaba tan sereno y feliz, tal vez estaba muy acostumbrado a las miradas y como no estarlo, era muy guapo.

Llegamos, pedimos la orden. No me dejo pagar la cuenta. Fuimos a una mesa y empezamos a conversar. Bueno él empezó a conversar. Yo estaba nerviosa, nunca había almorzado con nadie, excepto con Minwoo. Todo me daba vuelta, en mi cabeza me daban vuelta las clases de etiqueta que alguna vez recibí. Era el almuerzo mas incomodo de mi vida y él tan feliz.

Hablamos de cosas triviales, clases, cuadernos, notas, etc. Lo estaba poniendo al corriente en las materias. Estaba un poco más en confianza con él, sentía que había hablado como nunca en mi vida. Terminamos de almorzar y salimos de ahí.

Rumbo a la salida. Cruzábamos por los verdes céspedes de la universidad.

Sabes, hoy conversamos mucho sobre maestros, materias, notas, etc. Pero hay algo que me intriga demasiado.

¿Qué cosa? – Pregunté

Pues nadie se ha presentado. No quiero ser vanidoso, pero es lo primero que me preguntan y por lo que veo, para ti eso es irrelevante. Tenía razón, no me moleste en saber su nombre, ni nada, tampoco él había preguntado por el mío.

Lo siento. Mi nombre es Lyn, vengo de la secundaria 18, tengo 17 años.

Mucho gusto Lyn. Tienes un bonito nombre, es corto como tus palabras. No me mal interpretes. – Movió ambas manos a la altura de mi cara.- Yo soy Leeteuk, tengo 18 años y estuve en la secundaria 23. Me encanta jugar básquet y espero formar parte de la selección algún día.

Sé que lo lograras algún día. Mucha suerte.

Gracias. Espero que podamos ser amigos. – Me extendió su mano. También extendí la mía. Nos brindamos el uno al otro una expresión de ternura.


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Elegí a omma pato por su hermosa personalidad, siempre apoya a cada unos de sus patitos. Nuestro  líder  es el mejor :3

Elizabeth <3

Te estuve esperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora