Calor

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El corazón me golpea fuerte en el pecho, no concibo lo que Itachi acaba de decirme y su respiración... su respiración está en mi cuello. Sus labios están muy cerca de mi piel, quiero que se acerque más y me toque con ellos, que me deje sentirlos. Si, muéstrame lo que hicimos, muéstrame Itachi cómo me besaste, cómo me tocaste, como me marcaste.

-No hicimos nada, idiota -se recuesta y busca el canal deportivo.

Me deja pasmado con ganas de tenerlo sobre mí. No sé a dónde estoy mirando, muevo las piernas inquieto.

-Lo sé -suspiro- sólo quería saber que dirías.

-¿No recuerdas nada? -¡dejen ya todos de leerme el pensamiento!

No sé que responderle. Si le digo que no recuerdo lo que pasó puede que me cuente, pero quizá se aproveche de ello y no me diga nada para dejarme con una duda mayor.

-Casi nada -miro hacia la ventana, él se ríe.

-Eres increíblemente malo con el alcohol.

-Ya lo sé -musito.

-No me hables entre dientes -me agarra con fuerza del mentón, su rostro está demasiado cerca del mío y sus ojos me penetran hasta el alma. Veo mi reflejo en ellos, estoy sonrojado y sudando ¿desde cuándo Itachi me pone tan nervioso?

-Suéltame -trato de zafarme pero no tengo fuerza.

Sí tienes fuerza pero quieres dejarte llevar, quieres que te haga suyo.

-No te soltaré hasta que aprendas a hablarme bien -dice con su voz ronca ¿por qué tiene que ser tan condenadamente sexy?

-Para ya -pongo mis manos en su pecho para empujarlo.

-Que me mires a los ojos cuando te hablo -me sacude el rostro, me sujeto a su camisa por el dolor.

Sí, me duele, pero ese dolor me encanta. Siento sus dedos hundirse en mi quijada con fuerza y mientras más aprieta mejor se siente. Siento ondas de placer recorrerme el cuerpo mientras lo miro a los ojos. Inevitablemente miro sus labios, acércalos, acércalos y bésame Itachi, bésame.

-Te dije mírame a los ojos -enfatiza- si me miras los labios no tendré más opción que besarte.

-Déjate de juegos -me echo hacia atrás y me suelta ¿por qué eres tan idiota Deidara? Itachi iba a besarte, es lo que quieres ¿no?

¿Es lo que quiero? ¿realmente quiero besar a Itachi? No debo confundirme tanto, anoche no sucedió nada, sólo fue la pervertida imaginación de Konan.

-Qué sensible, estaba molestándote -se levanta y va a la cocina.

-Tu manera de molestar es asquerosa -me cruzo de brazos, hace calor.

-No te muevas tanto que vas a vomitar -sus palabras me hacen notar el fuerte dolor en mi estómago, quiero vomitar.

-No pasa nada -fuerzo la frase mientras las arcadas aumentan, no puedo levantarme, voy a vomitar la alfombra- Itachi voy a vomitar -cierro los ojos y espero lo peor.

Mi cabeza da vueltas, mi estómago se esfuerza por salir disparado por mi boca y las piernas me tiemblan. Los latidos en mi cabeza aumentan y siento que moriré. No logro aguantar el malestar y expulso violentamente lo poco que tengo en el estómago.

-Estás hecho un desastre -siento la mano de Itachi acariciarme la espalda. Había puesto un balde frente a mí, ahora no sólo lee mis pensamientos sino que también sabe lo que estoy sintiendo y en realidad me siento muy, muy mal.

Lo que se quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora