Sufrimiento Hirviente

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-¿Qué pasa aquí? -los mire a ambos con el ceño fruncido.

Sasori no me miraba, estaba avergonzado y ebrio. Itachi se esforzaba por mantenerse de pié.

-No quiero llegar a éste punto Sasori -dijo apoyándose en el marco de la puerta. El volumen de la música subió y escuché las risas de todos en la sala- lávate la cara y ve para allá. Quiero hablar con Konan.

Sasori siguió las órdenes de Itachi y se lavó la cara.

-Konan, préstame otra camisa -miró las marcas que Itachi y Zetsu le habían dejado- me da mucha vergüenza.

Lo miré con cuidado. Ví algo en su pecho, del lado izquierdo, parecía una mancha blanca. Prendí la luz y lo miré más de cerca.

-¿Qué es eso? -pasé mis dedos por su piel y sentí lo que parecía ser maquillaje. Me mojé los dedos y volví a tocarlo- ¿Es eso un tatuaje?

-Si -susurró- no quería que nadie lo viera -el tatuaje consistía un círculo blanco con el kanji ''Sasori'' en color rojo- después te hablo de él, por favor dame una camisa -estaba desesperado. Nunca había visto a Sasori de tal forma.

-Ve a mi habitación y toma la camisa de Pein que quieras.

Salió, dejándonos a Itachi y a mí solos. El pelinegro cerró la puerta y se apoyó.

-Itachi ¿qué significa todo esto?

-Sé que Sasori ama a Deidara desde hace mucho tiempo. Sabes que antes de conocerlos él y yo vivíamos en el mismo departamento. Lo conozco muy bien.

-Pensé que se llevaban mal.

-Algo así -torció los labios- Sasori es muy terco -miró al suelo- es una historia muy larga que ninguno de ustedes sabe -se dejó resbalar y se sentó en el suelo del baño. Me senté frente a él.

Itachi me contó todo. Cada cosa que decía me sorprendía más que la anterior. Tenía razón, ninguno sabía la verdad. Mientras más hablaba su voz más se partía. Se cubrió los ojos y suspiró.

-Entonces, perdí el control de todo -vi una lágrima bajar por su mejilla ¿qué? ¿Itachi llorando?

Abrí los ojos. Sus labios se movían y cada palabra parecía atravesarle el pecho y desgarrarlo por dentro. Su confesión me derrumbó por completo, ese secreto perfectamente guardado lo estaba consumiendo poco a poco y podía sentir su dolor. El Itachi serio y callado había desaparecido para mí, ahora veía un Itachi diferente, un Itachi vulnerable y con sentimientos ¿en verdad es el mismo Itachi? Las palabras lo consumían y su llanto no cesaba. Me abrazó de golpe y hundió el rostro en mi pecho.

-Jamás he llorado frente a nadie desde que nací -dijo entre sollozos.

-Puedes llorar -lo abracé.

Entonces, al sentir esas cálidas lágrimas en mi pecho pude entender las emociones que hace tiempo quemaban su ser. Si tan sólo pudiera ayudarlo, si tan sólo pudiera ser un apoyo para él. Ideas como esa me daban vueltas en la cabeza y estaba yo ahí, abrazándolo mientras su llanto se ahogaba en mi piel desnuda sin yo poder soltarlo. Su cabello se sentía muy bien entre mis dedos y su fragilidad me hacía querer protegerlo, no, no quería protegerlo. Era algo más que eso. Quiero ser una persona especial para Itachi, quiero ser importante en su vida, quiero ayudarlo a salir de esa inmensa tristeza que lo ahoga. Sin darme cuenta comencé a llorar. Su dolor es tan penetrante, agónico, y sus manos aferradas a mi espalda me queman.

-Itachi -suspiré.

-No puedo más -su agonía resonaba en mis oídos. Su llanto, opacado por el volumen de la música, me envolvía y me fundía con él- es... tan doloroso.

Sus brazos me apretaron aún más y lo sentía temblar ¿quién era ese Itachi? ¿quién era ese Itachi que me obligaba a sentir lástima? Es eso lo que sentía, lástima. Suena cruel ya que la lástima ha sido impresa como algo así, cruel, pero no es esa cruel lástima la que sentí hacia Itachi, no, fue esa lástima que te inunda de tristeza e impotencia, esa lástima que te hierve la sangre al saber que no puedes hacer nada para salvar a esa persona del dolor, esa lástima que te hace agradecer todo lo que tienes. Itachi me mostró lo duro que es hacer lo correcto. Lo duro que es mirar como tu más grande deseo es arrancado de tus manos para que alguien más lo tenga. Pensé en Pein y en mi amor hacia él. Pensé en ti y en nuestra hermosa amistad. Pensé en todos ustedes y en lo mucho que significan para mí. Pensé en lo sereno que se veía siempre Itachi y cómo esa serenidad era la forma de enmascarar sus sentimientos. Ha estado sufriendo en soledad por tanto tiempo, sufriendo por hacer lo que es debido, sufriendo por hacer feliz a los demás. Que horrible ha de ser vivir así por tantos años con ese enorme peso en la espalda que nadie nunca te ha ayudado a cargar, pero mi pecho ahora se ha convertido en ese apoyo para él. Ya no es sólo su carga, ahora es mía también.

-Itachi -dije- no estás sólo, aquí estoy -sus manos me apretaron.

-Gracias -esa voz partida me atravesaba el corazón- gracias Konan.



Sé que ha sido muy corto pero fuerte. ¿Qué le habrá dicho Itachi a Konan? ¿Qué es ''eso'' que lo hace sufrir tanto? Más tarde subiré el siguiente capítulo porque sé que ha sido bastante corto. Espero les haya gustado. Les manda un abrazo, Atem

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