Ceguera

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El agua caliente me acaricia el cuerpo y mi cabello se siente cada vez más pesado al empaparse. El vapor ya empañó el cristal de la ducha y no quiero salir, estoy quieto, sintiendo cada gota chocar contra mi piel, deseando en el fondo que lave y se lleve mis problemas. Me paso los dedos por el cabello y cierro los ojos, bajo por mi cuello, llego a mis hombros y hago presión. Me duele ahí, en las marcas que AÚN me decoran. Pero este dolor es extraordinariamente placentero, me embelesa. Presiono más fuerte y mis ojos se abren de golpe, jadeo y un resplandor blanco se hace visible. Imágenes vibrando me dan vueltas en la cabeza, humo, luces y mucho negro. Veo mis pies meneándose torpemente, todo parece moverse de lado a lado. Una mano en mi cintura y unos dientes rozando mi piel.

¿De quién son esas manos que recuerdo? ¿dónde estoy? ¿es el bar?

Sigo tocándome hasta encontrar otro punto que me moleste al hacer presión. Hay uno en mi costilla. Tumbo la cabeza hacia atrás y aprieto los dientes. Ahora hay cabello en mi rostro y un cuerpo pegado al mío ¿música? escasas notas resuenan en la profundidad. Dedos hundiéndose en mi piel con agresividad, deseo que me recorre las venas. Hay sabor a alcohol en mi boca. Imágenes que tiemblan bruscamente y luces que me nublan la vista.

¿Qué son estos recuerdos? ¿por qué son tan atractivos?

Hay una pared presionando mi espalda y dos ojos negros clavados en mi. Mis brazos rodeando su cuello y un bulto en su pantalón.

¿Un hombre?

Un beso, manos acariciando cada rincón de mi cuerpo, jadeos y respiración pesada.

Sigo acariciándome pero más abajo, cadera, muslos. Un dolor aún más agudo y punzante me invade.

Sudor, dedos aferrándose con fuerza a mis piernas. Sábanas y más besos. Cabello entre mis dedos, suave y largo cabello con olor embriagante. Labios rozando mi cuello, mi pecho, mi abdomen. Es delicioso. Esos fascinantes labios pronuncian mi nombre al jugar con mi erección.

No puedo evitarlo, me toco con desesperación al recordar esa noche, mi miembro palpita.

Piel desnuda, tenue luz que entra por la ventana. Gemidos ahogados en saliva y uñas marcando su terreno. Es extenuante y cautivador. Un nombre se escapa de mis labios y esos ojos negros vuelven a penetrarme. Ojos negros. Cabello azabache. Piel pálida.

¿Itachi?

Sus manos en mi cuello y su erección rozando el interior de mis muslos. Lo beso y me aferro a su cuerpo, su cabello me acaricia el rostro y el embriagante olor sólo aumenta el éxtasis.

Lo hago de nuevo, me masturbo al pensar en Itachi. ''No es lo mismo, esta vez fue real''

-Mmhm -gimo y me siento en el suelo de la ducha- Itachi -me muerdo el labio y sujeto mi miembro con más fuerza.

Su lengua recorriendo mis piernas y sus dedos entrelazados con los míos. Al fin lo recuerdo, al fin recuerdo el contacto de Itachi y me encanta.

Me siento llegar al orgasmo.

-Eres mío, Deidara -su seria voz me acalambra las piernas.

-¡Argh! -muevo la mano más rápido- me vengo, mhm, Itachi.

Me besa y me sujeta la cadera. Su miembro jugando en mi entrada.

-¡Itachi! -el orgasmo me domina y mis ojos se voltean. El cuerpo me tiembla y siento las contracciones al bañar mi mano con mi acabada- me vengo, mhm, Itachi -el placer no me abandona y muevo la mano en la parte superior de mi miembro. Jadeo y miro como el agua limpia mi acabada, es relajante. Levanto una mano y veo como el blanco líquido chorrea por mi brazo. Lo caliente del agua no se compara a lo hirviente que sigue saliendo de mi miembro, mis entrañas queman por el deleite.

Lo que se quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora