Fruncí el ceño mientras cerraba lentamente los ojos y me dirigía hacia el salón. Ella estaba cansada, se le notaba en sus ojos inyectados de rojo, desconocía su cara completamente hasta por de reojo, estaba deprimida. ¿Habrá sido por el viaje? Lo mas probable, lo que tenía que hacer era descansar, el decirle de sopetón sería desagradable, quería que estuviera a gusto en mi hogar y qué cuándo llegué el momento, por más duro que sea, eso se hablaría.
—Deberías descansar.— me acerqué a ella y le acaricié su mejilla. Además de eso, estaba pálida y fría, desconocida completamente, ¿qué te habrá pasado, Ann? No quería sacar conclusiones, lo más probable y como dije; debe ser el viaje ¡Pero por Dios! Ella realmente estaba diferente. Me habría gustado saber qué es lo que pasa por su mente, ¿lo supondrá? Vamos, millones de posibilidades abundan aquí. Tenía miedo, mucho miedo en este momento.
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Hice un suspiro largo mientras me acomodaba en el sillón, Ann había dormido en mi habitación, no quería incomodarla; todavía no habíamos hablado sobre eso, la relación todavía era reciente y pasó los días se volvía mas débil, no era buen tiempo cómo para qué durmiéramos juntos, aunque más lo quisiera respetaba ese lado de Ann.
Me pare mientras recogía mi cabello en una coleta, me había crecido últimamente mucho para mi gusto, no había ido a cortármelo, ni siquiera había ido a comprarme ropa y eso quizás me tenía muy de lado con mi aspecto, cosa qué ahora no era algo en lo qué en este último tiempo me importara mucho.
Escuché los pasos descalzos de Ann, por la cocina. Estaba con una polera mía, me la había pedido en la noche para dormir, me había comentado que para ella dormir con una es muy cómodo, pero lo que no entendía era el por que las usaba si tenía su piyama, tampoco me oponía en eso ya que me encantaba verla así.
Al percatarse ella de mí soltó un suspiro y me abrazo tiernamente, en ese momento me sentí el peor tipo de la tierra, cada día mi mente me recordaba la escena, era un martirio que no dejaba de cesar en mi mente, al punto de no poder dormir en las noches haciéndose tan real la escena.
— ¿Amaneciste bien?— me preguntó mientras caminaba hacia el sillón para segundos después acomodarse y encender el televisor. — Me siento mal por qué hayas dormido en el sillón.— escapó una pequeña risa. Le respondí que había dormido bien, mentí, claro está. Desde lo ocurrido la palabra descansar no estaba, se me notaba claramente en mi rostro, me sentía exhausto; toda la situación me ahogaba más y más hasta el punto de qué ya no podía manejarla. Quería terminar con todo esto ya, pase lo que pase afrontarme a las consecuencias pero a la hora de hacerlo todo dentro de mi se volvía de cristal y me rompía en el momento, nunca me había pasado algo igual.
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Chaz me había llamado en la tarde, quería festejar por el hecho de qué Ann estuviera aquí y eso a los dos nos pareció perfecto. No le podíamos decir que no tampoco ya que Chaz era el alma de las fiestas y eso, eso nadie lo podía negar.
Me vestí y esperé a Ann en el comedor, eso de qué las mujeres se tardan años en arreglarse no me lo creía en absoluto, pero dada las circunstancias ¡Santísimo Dios! llevaba como tres horas eligiendo el vestido y debo decir qué con todos se veía espectacular pero, para las mujeres nunca va a bastar verse "espectacular".
Caminaba en círculos mientras esperaba a Ann terminar en el baño, estaba aburrido ya se me habían quitado las ganas de ir de tanto esperar. — Ann, ¿estás lista?— pase las manos por mi cara aburrido de esperar. — Ya casi, espera.— respondió ella desde el baño. La verdad, nunca entenderé a las mujeres. — Ann, debes saber que te ves bien con todo.—empece a decir.— No entiendo porqué tanta demora, si quieres no va...— levante la mirada mientras veía a Ann salir del baño, ¡Santa Mierda! se veía más que hermosa, estaba segurísimo de que no iba a poder quitarle las manos de encima.
Claro que no iba a poder, y eso me complicaría toda la maldita noche.
N/A
Mátenme lo sé, he llevado mucho tiempo desde qué no actualizo la novela, lo siento.
Los capítulos serán mas largos ( por fin.)
