Capítulo XXXVIII

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Ya saben que siempre me pasan desgracias y al capítulo anterior le falto un pedacito y aquí está junto con el siguiente capítulo.

Gracias por leer.

May llegando al Argos en multimedia.

***

—Pensé que estaba algo loca pero tiene razón —dijo Leo con una sonrisa.

Lo mire ladeando la cabeza. Ignorando su comentario mire a Percy.

— ¿Puedo quedarme esta noche? —pregunte. El asintió de inmediato.

—Solo hay ocho habitaciones y todas están ocupadas así que tendrás que compartir habitación conmigo, supongo —explico. Pero hice un ademan quitándole importancia.

—Por los dioses, Percy. He dormido los últimos siete años contigo —dije riendo. Percy también rio.

Le seguí hasta la habitación, donde estaba tan cansada de cuidar dioses y niñas que me quede dormida al instante, ni siquiera espere a Annabeth con la ropa que me prestaría.

***

Capitulo XXXIII

Me sentía extraña.

Era como si estuviera en ese lugar pero a la vez no, como una de esos sueños de Percy donde escuchaba cosas importantes para la misión. Pero esto era algo más... algo difícil de explicar.

Podía ver Reyna, la pretor dentro de lo que imagine seria su habitación, parecía pensativa. Algo la parecía tener muy concentrada.

Mire hacia mí misma para ver si yo realmente estaba allí, pero me transparentaba como si fuera un fantasma con un leve brillo amarillento/dorado semejante al de Apolo. Me quede inmóvil un momento procesando la situación cuando de golpe recordé algo que habían dicho los Olímpicos de mí después de la batalla de Manhattan, uno de los atributos de una de las pasadas protectoras.

[—Bien, lo primero, lo que eres capaz de hacer —dijo Zeus—. Si no mal recuerdo, tu madre era capaz de grandes cosas, aunque no todas las protectoras tienen las mismas capacidades, debo de advertirte.
—Es cierto —asintió Afrodita—, a mí me agradaba aquella chica, la madre de Prostátida porque podía presentarse en cualquier parte a cualquier héroe que tuviera que ser reconfortado, como si fuera un fantasma...]

Podía ser... a menos que sea mi primer sueño del tipo e los de Percy, pero sería muy raro pues a mí nunca me había sucedido.

Así que me trague todos los nervios y camine con silencio hacia Reyna.

— ¿Qué piensas? —pregunte.

El efecto fue inmediato. Reyna se dio media vuelta empuñando su larga espada hacia mi voz pero al verme casi se le cae de la sorpresa.

— ¿Eres un tipo de espíritu? ¿Estas muerta? —pregunto con un poco de chillido en su voz. Negué lentamente cuestionando seriamente lo que decía.

—No que yo sepa —le dije—. Si estoy aquí es porque tú me necesitas —le explique. Comenzando a creer en las palabras de Afrodita pues si ella podía verme, no era uno de los sueños de los semidioses.

—Pero... pero como estas aquí, así... Tan transparente —pregunto atropellándose con las palabras.

—Te lo dije, soy la protectora de los héroes, instituía por los mismos dioses, este es un don propiciado por uno de ellos, supongo —le respondí algo dudosa pues ahora ni yo misma estaba segura e algo en la vida.

Hija de Mar y Tierra |ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora