Capítulo XXIV

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Sentía el suelo frío en las palmas, pero el ambiente era agradable, no tenía calor ni frío, era perfecto. Al abrir los ojos pude ver el suelo, un blanco mármol muy limpio como si se pasarán el día lustrando el suelo.
Me incorpore con lentitud, con todos los nervios alerta, pues mi último recuerdo era de mí muriendo, no sabía dónde estaba y probablemente no era en los Elíseos.


Entonces una mujer que antes no estaba allí me sonrió con calidez.


—May... —saludó como si se tratara de una vieja amiga.

—Hola —respondí insegura—. ¿Dónde estoy? —pregunte.


—Estas en el limbo —dijo la mujer tomando asiento en una mesilla para tomar el té.

Después indicó que me sentara. Toque instintivamente el lugar donde estaba siempre mi espada pero no había nada. Ni mi camiseta del campamento, ni mis jeans. Era un bonito vestido largo de seda, muy al estilo griego.


No me quedo más que sentarme donde la mujer dijo.
Con total calma se puso a servir té y galletitas. La mire muy bien, cada centros metro de su rostro y cuerpo eran muy hermosos y tenía un aura familiar que no parecía divino ni tampoco mortal.


— ¿Qué hago aquí? —pregunté—. ¿Quién es usted? —pregunte después.

Era más importante saber si ella era un monstruo o que rayos era.

Ella sonrió ampliamente.

—Estas entre la vida y la muerte, es por eso que te he traído al limbo. Soy Prostátida, la última protectora de la humanidad —dijo la mujer con total calma.

— ¿Prostátida? ¿Usted es...

—Sí, cariño, soy tu madre —dijo asintiendo.

Literalmente mi garganta se secó, no sabía que hacia ella aquí, se supone que estaría en los Elíseos o algo así o que yo estaría también en los Elíseos ahora.

Pero no, ahora ambas estábamos en el limbo.

— ¿Y qué haces aquí? —pregunté.

—Ya te lo dije, te he venido a traer al limbo para que tu alma no pertenezca a Hades, no aún —dijo sonriendo.

No sabía si estaba contenta de verme o de que me haya muerto.

—Pero yo morí, lo recuerdo —dije terca.

—No —negó lentamente—. Veras, la vida es como un contrato en el que si quieres salir ganando tienes que leer las letras pequeñas —dijo encogiéndose de hombros—, he tomado tu vida antes de que le perteneciera a Hades, tengo la suficiente autoridad como para reclamarte como la sellada en el cargo, que deje sólo hace muchos años —dijo refiriéndose a la vacante de protectora de los héroes—. Así que eso incluye traerte al limbo, hablar un poco contigo y elegir si eres lo suficiente para ser elegida o no.


—Entonces, ¿aún no estoy muerta? —pregunté.

Ella se lo pensó un rato.

—Sí, estas muerta. Pero puedes elegir entre volver a ayudar a tus amigos o irte a los Elíseos sin sufrir una muerte por segunda vez —explicó—, es totalmente tu decisión.

—Pero ellos continuarán con problemas —razone—, y Cronos habrá ganado. Sumirá a todos los héroes en calamidad y ningún sacrificio habrá valido la pena —dije y los ojos de mí madre centellearon.

Asintió lentamente.

—Antes de que tomes una decisión tal vez quieras ver lo que ocurre en el mundo mortal.

Hija de Mar y Tierra |ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora