Capítulo L

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Tenía todo listo y organizado. Ya había hablado con Drew y sólo esperaba expectante el momento en el que la primera trampa o la primera planta-trampa colocada por las hijas de Deméter se activarán.

Mientras, Will me colocaba algunas vendas en el hombro pues dolía un poco y con los vestidos incómodos del Olimpo tampoco le ayudaba mucho a Will que me estuviera moviendo.

—Quédate quieta —me ordenó concentrado en su trabajo.

No le respondí nada, sólo trate de no moverme más.
Entonces la puerta se abrió de repente y por ella entró Kyla, otra de las hijas de Apolo.

—Ya tengo listos los botiquines de emergencia... —dijo pero al reparar en mí guardo silencio y se vio nerviosa—. Bueno, volveré luego —dijo cerrando la puerta tras de sí sin dejar que Will dijera nada.

— ¿Qué le pasa? -pregunte en dirección a Will.

El me miro unos segundos pero tardo en responder.

—Bueno, ella cree que los hijos de Apolo te ponen incómoda —me respondió.

Di un resoplido.

—Eres mi mejor amigo, porque me pondrías incómoda —dije. Will dio una sonrisa por lo bajo—. ¿Qué? —interrogué.

—Bueno, tiene un poco de sentido que crea eso. Nuestro papá es tu novio, suena raro —agrego—. El punto es que ella piensa que tal vez te incomoda el montón de hijos que tiene Apolo.

Me quedé pensando sobre ello. Incluso Apolo una vez pensó que me desagradaban sus hijos.

— ¿Todos piensan así? —pregunte.

Will hizo una mueca, como si estuviera esperando que yo no hiciera esa pregunta.

—Te quiero, May. Así que debo decirte que a algunos no les agradas totalmente, sí, te apoyarían y protegerían como a una más de nuestras hermanas porque saben que eres buena y cuidas de nosotros. Pero algunos en el fondo le guardan un poco de rencor a Apolo por abandonar a sus madres —explicó.

— ¿Y ahí dónde pinto yo? —pregunte defendiéndome.

—Que a diferencia de sus madres, Apolo sí se enamoró de ti y no te dejará —explicó—. Sé que no lo entiendes. Pero ponte en sus zapatos, Apolo dejo a sus madres y ahora resulta que se enamoró de una nueva chica y ha está no la va a dejar.

Will siguió vendando mi hombro y hasta que acabó yo no dije nada más.

— ¿Todos tus arqueros están listos? —pregunté dejando el tema por la paz, aunque sea por ahora.

Will asintió.

—Austin tiene cubierto el lado principal, están escondidos en las copas, no les verán allí —me informó.

—Solo espero que no se les acaben las flechas —dije pensativa.

Will se dirigió a buscar su típico botiquín para los caídos en batalla.

— ¿Estarás conmigo todo el tiempo, no? —pregunté.

Will asintió.

—Tu y yo somos equipo siempre, tú me cubres la espalda —dijo dándome su sonrisa cálida que jamás abandona su rostro.

Estaba a punto de devolverle la sonrisa cuando un mareo me vino, me hizo preguntarme si se estaría entrelazando mi vida con la de Dorothy, del mago de Oz, y estuviera la cabaña dando vueltas en el aire.

— ¿Tienes mareos? Siéntate —ordeno Will pasando en 0.5 segundos de tierno compañero a doctor exigente.
No alcance a sentarme, ni siquiera a decir nada más pues todo se volvió negro.

Hija de Mar y Tierra |ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora