Tal vez.
Mérida.
Había dejado muy claro que nunca permitiría que matara a mi hermano ni a Marcos.
Seria como declararme la maldita guerra, el lo acepto de mala gana "No tocare ni un solo puto cabello de tus niñatos" había dicho y creo que no lo cumpliría, su palabra ya no valía nada, de su boca siempre salían mentiras.
André estaba muy bien informado de mis pasos. Los nexos que tenia con la policía ¡Maldición! conocía todo... pero lo que causo ese pinchazo de temor fue saber que también sabia con quien me había acostado.
Por su puesto antes de irse me reclamo. No dude en callarlo de inmediato cuando me llamo puta, no me moleste por el cumplido, me jodió la desfachatez con la que me grito el muy cabrón, entonces los hombres si podían tener muchas zorras pero las mujeres no?
Por que no me iba tragar el cuento de que el mantenía el celibato a mi recuerdo y que más los cerdos vuelan. Ja como no.
-Llegamos señorita-informo el hombre. Abrió la puerta para mi baje del suv y camine hacia mi casa ¡Demonios! ni siquiera recordaba si traía con migo mi bolso.
La puerta principal estaba medio abierta y eso no me gusto, saque el arma que guardaba en la maceta que colgaba en el marco de la ventana.
Mataría al jodido que se metió a mi casa. Estaba enfurecida no podía haber caído nuevamente con ese maldito y me desquitaría con quien sea.
Las cosas dentro de la casa estaban revueltas, todo estaba tirado, maldición habían cateado mi casa.
Registre rápidamente el lugar, pero no había nadie.
Las lineas habían sido cortadas y de Marcos ni rastro.
¡Joder! ¿En donde podría estar?
Corrí a mi habitación gire el colchón y lo rasgue al mismo tiempo. Adentro se encontraban mis cosas de emergencia dos armas con municiones, los pasaportes, efectivo y credenciales falsas. Todo lo que utilizaba para huir.
Alguien nos había encontrado la pregunta seria ¿Quien?
Teníamos muchos enemigos aparte de André, cuentas pendientes y ahora ya no había sociedades entre las organizaciones eran todos contra todos y la policía.
¡Maldición! Tendría que hablar y comerme todo el puto sermón de Bianchi me arrojara.
Estaba jodida y llena de mierda hasta el cuello.
Tome el teléfono satelital y marque al desaparecido Marcos.
Después de varios pitidos por fin me contestaron.
-Hola- una voz chillona sonó por el aparato.
-¡¿Quien mierda eres tu? No olvídalo, no quiero saber comunícame rapidito con el idiota de Marcos!-
-¡Ay no me grites! y dime mejor tu ¿por que le marcas a mi novio?-lo que faltaba.
-Soy su maldita esposa y como no me pases al estúpido de mi marido te encontrare y juro por mi madre que te quitare las putas exenciones que seguro tendrás- conocía los gustos de mi amigo y las zorras con extensiones encabezaban la lista.
Se oyeron sonidos de fondo.
-¿Mérida?-la voz ronca de mi amigo se escucho.
-No soy papa Noel. Pues claro que soy yo, ¿quien mas te hablaría a este numero privado Marcos? no seas idiota- mi amigo bufo. -Espera la loca con la que me acosté no deja de insultarme- se oyeron chillidos por parte de esa mujer y luego nada.
Me reí por que pude escuchar reclamaciones.
-Mérida ya estoy- si seguro corrió al baño.
-¿Te metiste al baño?-pregunte.
-Efectivamente, ella no paraba de insultarme por mi supuesto matrimonio, ahora dime ¿porque marcaste a este numero se supone que solo llamarías por emergencias ¿No?-si esa era la regla.
-Te marco por eso mismo, ayer no llegaste a dormir ¿cierto?-
-Si ¿porque? ¿paso algo?-
-Marcos tienes que ir al lugar seguro, alguien entro a la casa y esta todo desecho. Aparte de que quiero contarte algo-
-¡Mierda! ¿Esta bien? ¿Quieres que valla por ti?-vocifero por el móvil.
-No, yo ya voy para el lugar seguro nos encontramos allá-mi amigo respiro profundamente le costaba recibir ordenes pero ahora que se jodiera.
-De acuerdo pero ¡maldición! Mérida llámame si algo pasa-
-Afirmativo- dije y colgué.
-Guarde todas las cosas en una bolsa dispuesta a salir de aquí, por que lo mas seguro es que no volviera a pisar esta casa, seria muy peligroso hacerlo.
Dispuesta a girarme pero el frió metal en mi cabeza me hizo detenerme. La fragancia que esta mañana me había dejado en la cama apareció nuevamente en mi nariz.
-Lo siento Cielo te prometí no hacerles daño pero ahora ya se donde están ellos-
Tome el arma que metí en mi pantalón. Pero no fui lo suficiente rápida era demasiado tarde él golpeo mi cabeza con el arma, todo mi mundo se movió y caí al suelo.
¡Joder! dolía como el infierno.
-Esto es necesario Mérida, para tenerte con migo primero tengo que matarlos a ellos-dijo y me disparo.
-¡André eres un puto traidor!-grite cuando sentí la bala impactar contra mi abdomen.
-Eso es muy cierto, pero como recompensa te tendré a ti-
De mi costado salia un puto chorro de sangre, apreté la zona evitando que me desangrara pero la vista comenzaba a fallar.
¡Maldición! Había olvidado lo bueno que era, ni siquiera lo escuche acercarse a mi.
Sin duda era el Diablo.
Y sin duda yo fui una estúpida y por este error pagaría muy caro...
No sabia si este era mi fin, acabar desangrada en la sala de una puta casa lejos de mis amigos y mi hermano.
Recordando cada momento vivido, recordando a cierto arrogante mariscal de campo.
Recordando sus hoyuelos, recordando su rostro, tal vez en una mejor vida nos hubiéramos podido conocer más, tal vez si yo hubiera tenido una buena vida seria la buena chica de las que hablan los cuentos de hadas.
Cerré mis ojos con ese pensamiento Si tal vez yo hubiera sido.
Una buena protagonista para el príncipe de la escuela y solo.
Tal vez podría haber sido suya para Siempre...
END.
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HOLAAAAAAA aquí les dejo el final de la primera parte de Mía para Siempre.
Y decirles que muchas Gracias por leer este proyecto, muchas Gracias por regalarme un comentario o por darle a la estrellita, gracias por que sin el apoyo no seria nada este pequeño espacio llamado luzhiko.
Termina tan solo una parte de la fabulosa historia de Mérida y Maximiliano. Por que aun falta mucho que contar.
Besos y saludos para todas(os) los que amaron esta historia.
Se despide su fiel servidora luzhiko y hasta la próxima.
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Mia para Siempre. (1)
Teen Fiction-¡Aléjate de mi maldito idiota!- grite furiosa. ¿Acaso nunca me iba a dejar en paz? -Si lo soy, pero soy tu idiota y tu eres MIA PARA SIEMPRE-