Capítulo XVI Hacia un Folux distinto

14 1 0
                                    

Una flauta invadió los oídos de los invitados de los elfos, se trataba de un sonido dulce aunque algo escandaloso en cuanto al estallido del sonido, algunos se despertaron de inmediato de sus camas, exceptuando a Mezdero quien parecería estar toda la noche vagando por el bosque en busca de perderse en sus pensamientos.

Sastian era el único que aunque le tocaran una melodía más ruidosa seguía estando cómodamente en el lecho de madera. El principal elfo flautista caminó con paso decido a despertarlo.

-¡Humano despierta! -le gritó con una gran voz, tanto que a pesar de ser algo suave, quedaría perfecta para el papel principal de una ópera.

Sastian se retorcía lentamente y emitía sonidos de cansancio, como si no hubiera dormido en más de un mes. Ishna se fijaba en la escena de ambos.

-Ahora veo porque le apodaron Perezoso.

-No te mentíamos Ishna -aseguraba Arnec.

Todos miraban atentos (incluyendo los soldados preparados con sus armas y escudos) la escena vergonzosa de Sastian.

Sastian parecía no mover ni un músculo. Al ver lo inútil de su esfuerzo, el elfo flautista posó su instrumento de madera a lado del oído izquierdo del muchacho. Sopló tan fuerte que Sastian salió disparado como un rayo hasta afuera.

-Es increíble que un humano así vaya a salvarnos –decía un soldado elfo con aire de desaprobación.

Sastian sacudió su cabello y se estiro dando un fuerte bostezo, tratando de incorporarse a la situación tan peligrosa en la que se encontraban todos reunidos afuera.

-Oh cierto –abrió los ojos tan rápido como pudo-. ¡Tenemos que ir a Folux! –gritaba algo temeroso pero de igual forma entusiasmado.

-Buenos días Sastian –el primero en saludarlo se trataba de Vlamir, que esperaba impaciente la misión.

Giró rápidamente hacia sus amigos exclamando sorprendido -¿Volví a ser el último en despertarme?

-Desde luego Sastian, tal pareciera que no pegaste los ojos en la noche –le contestaba Ishna.

-Bueno no es... -Sastian pensaba que responder.

A decir verdad Sastian no había dormido en absoluto, tenía la mente plantada en lo que podría ocurrir al día siguiente. Un temor corría por todo su cuerpo, acompañado de unos escalofríos. En esos momentos, le era imposible recordar aquel oscuro y tormentoso sueño que había tenido hace cinco días. "Dudo que pase algo siniestro, aún quedan un par de días, o pensándolo bien, tal vez solo fue un mal sueño. No he vuelto a soñar eso. Sí, lo más seguro es eso". Tal parece que un peso menos se había retirado de su persona.

Aunque era muy temprano para descansar, un nuevo problema se le planteó. "Pero entonces... ¿soy un elegido?, ¿pero para qué?, sigo sin entender cuál será mi labor el día de mañana. Lo único que me preocupa es si Eleanor o el Rey se encuentran bien", una brisa nostálgica y memorable se le cruzó en su rostro. Pero le fue imposible conseguir descanso.

-¡Atención! –Hacía acto presente Agnarok con un traje de batalla y una fina postura de guerrero-. Humanos, Elfos, Dragona, Centauro y... un momento –se daba cuenta de la ausencia de Mezdero-. ¿En dónde está el Mago?

-Aquí –Mezdero entró en escena causando que todos le volteasen a ver-. ¿Ya todo listo –brindaba una sonrisa confiable.

-Aun no –decía Agnarok-. Arrodíllense ante el actual rey de los elfos de Navyth, y que su bendición nos adorne a todos en nuestro camino.

El Rey Fenerth se aproximó a todos dándole a cada visitante un regalo que les ayudaría en la batalla. A los compañeros de Sastian les dieron una daga élfica filosa, a Ishna un ligero mazo de un metal precioso, a Bastor le dieron un arco acompañado de un carcaj y un escudo.

Hacia el lugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora