Capítulo XVII La sombra del príncipe

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Conforme daba los pasos, no dejaba de ver que se encontraba sumido en una oscuridad profunda. Se aventuraba a la desconocido. Sujetaba a Astilla con todas sus fuerzas, temiendo que algo le brincara a la cara y se la devorara en un parpadeo.

Dentro del gran castillo y sus largos pasillos, era inevitable perderse. Sastian sabía que la oficina del rey se encontraba a lado del gran salón, y estos se localizaban en los últimos pisos. Una extraña aura no dejaba de recorrer los pasillos, un aura fría, un aura que te helaba los pelos.

Aún dentro de él, existía la duda de como podría vencer a la sombra, o de ser realmente el elegido para ese cargo tan importante. Cada paso era difícil, recordaba a sus amigos que le dejaban esta batalla.

Una feroz brisa le sacudió el pelo, junto con sus pensamientos. Esto le recordaba que no era el final, debía llegar y detener a la magia oscura, quería regresar a Folux. Quería regresar a ese lugar.

Sin embargo de la nada, un fuerte grito de terror azotó la tranquilidad del oscuro y siniestro sitio. Un grito de terror, aunque un tanto familiar para Sastian.

-Eli –susurraba sorprendido, no se podía creer que la princesa Eleanor siguiera con vida, o siguiera en el reino.

Tras decir eso, se apresuró entre la espesa oscuridad. Enfrentándose a lo desconocido. Sastian no era un sujeto del todo valiente o audaz, como creo habérselos mencionado al principio de esta historia. Pero estaba claro que cuando alguien necesitaba de su ayuda, podía convertirse en la persona más fuerte, valerosa y estratégica. Y en esta situación no se diga más, Sastian corría sin temor alguno, sujetando fielmente a su vara Astilla.

-¡Eli! –gritaba buscándola de rincón a rincón, era para él la última persona por la que se preguntaba si estaba bien, por ello era importante.

Aun sin una aparente respuesta de Eleanor, Sastian prosiguió hacia adelante, al parecer se encontraba frente a frente de la habitación del rey Gilberto. "Que extraño" pensaba sigilosamente. "si estoy enfrente del cuarto del rey, ¿por qué no hay ningún guardia?"

Sin más preámbulos dejó atrás sus pensamientos y se arriesgó a entrar a la habitación sin saber que le aguardaba adentro, con gran velocidad, dando una feroz patada al centro de la puerta la abrió inmediatamente. dejando en claro su llegada.

Para su sorpresa, lo que vieron sus ojos lo desconcertó demasiado. El rey Gilberto yacía en su silla real, entrelazando sus dedos, y con la cara apuntando al suelo. Parecía que estaba inconsciente.

-¡Rey Gilberto! –corría para asegurarse de que estaba bien.

A pesar del miedo, Sastian le toco el hombro, sacudiéndolo levemente diciendo "Rey Gilberto, se encuentra bien". De pronto el salón empezó a sentirse tan extraño.

-Sas...tian –murmuraba sin aliento.

-Así es rey Gilberto, soy yo –comenzaba a sonreírle.

-¿Qué ha sucedido muchacho?, no puedo recordar nada –masajeaba su frente para tratar de hacer memoria.

-Pronto le explicaré la situación rey Gilberto, pero antes tenemos que salir de aquí, encontraremos a Eli y esto... -el rey había hecho un gesto con la mano impidiendo que Sastian siguiera con su conversación.

-No puedo creer que seas tan idiota, niño –de su mano una especie de magia negra brotó y le lanzó a Sastian, azotándolo contra el suelo.

Sastian se recobró rápidamente, frente a él se encontraba otra persona, alguien diferente al rey de Folux que conocía días atrás. Ahora no solo su mano sino todo su cuerpo estaba rodeado de esa extraña magia oscura, sus ojos brillaban, al parecer sus pupilas estaban más que perdidas en medio de ese gran brillo.

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