Artemis paseaba en los senderos aledaños al palacio. El poniente estaba cerca. Aquellos árboles de hojas translúcidas, reflejaban como gotas de agua el color rojizo que el cielo había adoptado momentáneamente; pareciendo encendidos en pequeñas llamas contrastantes con el gris apagado de su tronco. El poniente besaba por última vez al lago que reposaba majestuoso. Kinmoku era en verdad un planeta dotado de una excéntrica belleza, más allá de que el 70% del planeta aún era un desierto debido al ataque letal de Sailor Galaxia, la madre naturaleza hacia su propia recuperación y en las zonas circundantes al palacio el proceso de reconstrucción se había llevado a cabo sin descanso dando frutos rápidamente.
La caminata llevó a Artemis hasta el mismo lugar donde Luna y Yaten habían dormido bajo las estrellas, justo frente a la pequeña cascada que jugaba carreras con su caudal constantemente. Mientras él decidió aventurarse a explorar las profundidades del agua, muy cerca, Luna se dirigía hacia allí guiada por las añoranzas de una experiencia sensorial.
Narra Luna
En mis ansias de recordar el bello momento vivido con Yaten decidí volver a la cascada que nos había arrullado en un descanso reparador la noche anterior. Él se había dormido mucho antes, seguro estaría cansado por la misión de reconocimiento que les había llevado el día entero. Yo no había podido conciliar el sueño tan rápido. Mi cabeza se había llenado de preguntas sin respuestas. Además, estando recostada con él acurrucada en su abrazo, mientras escuchaba los latidos de su corazón; sintiendo el roce de su respiración acariciándome la frente, no pude pensar claramente. Ahora que todos se habían ido quería encontrar esas respuestas y regresar a meditar en aquel lugar ya significativo para mí, me pareció lo mejor.
Cuando llegué no noté nada raro, me senté bajo un árbol buscando una postura cómoda. Fue en ese momento que una figura emergió de la caudalosa cascada. Era un hombre. A juzgar por la longitud de su tórax seria alto. Le vi emerger hasta su cintura y luego volver a hundir su cuerpo dejando su cabeza fuera del agua.
Luna –me llamó. Me sorprendí de que me conociera, estaba segura de que era la primera vez que le veía en mi vida.
Me incorporé bruscamente un poco molesta por el intruso que invadía mi privacidad.
¿Quién es usted? No le conozco –respondí.
Claro que sí boba, soy Artemis –me sonrió amablemente al tiempo que se acercaba a la orilla- ¿Me haces un favor? ¿Me alcanzas mi ropa?
Le miré confundida. No me sentía a gusto con el exceso de confianza que se permitía en sus modos de hablarme. Aun así me acerqué a él, tomé sus ropas de fina seda blanca y se las dejé a su alcance. Una vez cerca pude admirarlo mejor. No tenía la sensualidad de la belleza de Yaten pero contradictoriamente ¡se le parecía tanto! Poseía una enorme melena blanca, de tez pálida y una sonrisa bondadosa que me inspiró confianza. La luz nocturna le daba en la espalda por lo que no podía ver el color de sus ojos, pero juraría que eran verdes...sí, parecían ser verdes como los de Yaten.
Ejem...¿Podrías darte la vuelta? –apoyaba su rostro en una mano y me miraba con un gesto un tanto burlón.
Sí por supuesto –volteé enseguida para que no pudiera ver que me había ruborizado. Veía su sombra frente a mis pies mientras se vestía rápidamente.
¿Era por eso que Kakyuu no te dejaba salir frente a los demás? –mi mente ya generaba conclusiones y tenía que preguntarle.
Te equivocas, yo le pedí a Kakyuu que me cubriera, la verdad no me sentía listo para ver a los demás –ya vestido se puso frente a mí y me miró a los ojos. Realmente era alto, sus ojos verdes, su pelo blanco, lacio y abundante. La contextura de su cuerpo era más madura que la del cuerpo juvenil de Yaten- fue muy amable al hacerlo. Nos devolvió a ambos a nuestras formas humanas.
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Sailor Moon :Seiya, Serena y los sueños
FanficLos personajes no me pertenecen, los derechos pertenecen a Naoko Takeuchi. La Historia, de mi autoría, se desarrolla tres meses después de la batalla con Sailor Galaxia. Seiya abrió sus ojos, el fuerte ruido de la puerta cerrándose de golpe lo habí...