Capítulo 60 "Still The One"

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Jane observaba las cosas en la alacena con fascinación, esperaba con todas sus fuerzas que su plan funcionase, apenas había pasado un día y sus padres ya habían peleado cinco veces mientras que Molder indiferente solo se distanciaba. Las cosas no iban bien pero considerando la situación, era casi un milagro que ninguno se haya rendido y marchado.

-Molder -le llamo -necesito de tu ayuda
-estoy ocupado -dijo escribiendo en su laptop -te recuerdo que trabajo a distancia por ahora
-yo puedo ayudarte -dijo una voz desde la puerta de entrada, Jane al verlo resopló
-Ryan...
-te ayudaré en lo que quieras -se acercó con una sonrisa, era obvio que quería recuperar al menos su amistad y resistirse no serviría de nada
-ok -acepto sabiendo que sola no podría, necesitaba a alguien rápido y ágil -sabes cocinar no?
-si -asintió animado -¿necesitas que cocine algo?
-todo lo de esta lista -saco algo de su bolsillo y le tendió el papelito -todo tiene que estar listo antes de las ocho ¿entendiste?
-a sus ordenes

La nueva actitud de Ryan era extraña, era mejor que la anterior por supuesto, pero al parecer ese chico no conocía el equilibrio.

-comienza ahora, si necesitas algo dímelo -Jane sacó su celular -tengo que llamar a alguien....

Ella salió al jardín trasero y marco su numero. Había estado tan ocupada meditando y planeando cosas que el tiempo se le terminaba. Al primer pitido él contestó.

-Pensé que no volvería a escuchar tu voz -susurro, se escuchaba algo adormilado, Jane miro su reloj de mano
-¿qué hora es allá?
-son las 2 de la mañana -sonrío
-hay no! Niall, lo siento tanto....
-está bien princesa
-no, no está bien...¿te he despertado?
-esta es la mejor forma de despertar -Jane negó con diversión -escuchando tu voz
-bueno, consideró que despertar con la tuya sería igual de maravilloso, pero esta vez será la excepción -intento sonreír -te dejaré dormir
-no...
-todo está bien amor, no hay nada de qué preocuparse
El suspiro de Niall le caló los huesos -ok
-ok -murmuro -te hablaré más al rato

La llamada había terminado. Nada cursi ni romántica. Ni siquiera parecía que fueran la Jane y el Niall real hablando. Pero era evidente, la distancia y los cambios de horario causaban sus estragos. Jane supuso que era normal.

Del otro lado del mundo Niall preparaba sus maletas, iría a Irlanda y su avión partiría mañana por la mañana, después de lo ocurrido sabía que también necesitaba pasar tiempo con su familia, además todos querían saber a detalle cómo estaba Jane.
Una de las ventajas es que el horario de ella y de él podría ser al fin el mismo. En su estadía en los Ángeles aprovechó para conocer al pequeño Freddie, visitó a algunos amigos y se encontró con...con Selena Gómez. Esta le sonrió y sabía que sería descortés de su parte rechazar su invitación. Ella lo había invitado a una cena familiar esa noche, por lo menos no estarían solos, pensó.

-¿cómo has estado? -preguntó -supe lo que pasó con tu novia ¿cuál era su nombre?
-Jane -suspiro
-ha....¿y, donde está?
-ella está con su familia en Londres
Selena asintió -¿y ya está bien? Todos están locos allá fuera intentando averiguar la verdadera historia
-no están muy perdidos -se encogió de un hombro -ella milagrosamente se ha curado, eso es todo
-bueno todos tienen curiosidad porque es tu novia, supongo que es normal
Niall pudo notar cierta ironía en su tono de voz, la miro de reojo.
-¿y qué estás haciendo aquí Selena?
-firme algunos contratos -sonrío

Algo andaba mal, su relación nunca había sido tan...incomoda. Fue entonces cuando Niall lo entendió. Faltaba algo, y ese algo era algo que no podía volver a pasar. Niall siempre coqueteaba con ella y Selena le correspondía de manera inocente, era como un juego que ambos sabían jugar muy bien, y ahora ya no estaba. Pensó por un instante que lo mejor sería cancelar su asistencia esa noche.
Fue cuando su celular sonó. Era un número desconocido quien había mandado una imagen adjunta. Enarcó la ceja y la curiosidad le gano, abrió la imagen.
Eran Jane y Ryan. Juntos, en aquella pradera detrás de su casa, un fuego dentro de su pecho se formó y la rabia ascendía a cada segundo, sino fuera porque se encontraba en un lugar público probablemente hubiera lanzado su celular a lo lejos para después arrepentirse.

Hasta el día en que te vayas (NIALL HORAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora