Capítulo 4

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Otro año más. Otra cosecha más. Una oportunidad para morir en la arena u otro año de vida. ¿Qué prefiero? Pues no lo sé. Si me hubiera hecho esta pregunta hace un año habría dicho que preferiría morir. Pero este año no lo tengo claro. La vida sigue siendo una mierda pero Annie y Johanna están en ella. Creo que eso merece la pena de todo. Como cada año desde que murió Maddie, mis padres apenas dicen nada estos días. Sé que no pueden dejar de pensar en ella, y yo tampoco. Se acabaron aquellos días de antes de la cosecha que íbamos a la playa. Ahora, estos días cada uno va a lo suyo.
Tras prepararme y ponerme el collar de Maddie, voy abajo y me despido de mis padres, que apenas dicen nada.
Llego a la plaza del distrito y, tras sacarme una muestra de sangre, voy hacia mi sección, con todos los chicos de 14 años del distrito 4.
En cuanto veo el video de los días oscuros, al escolta... Maddie. Todo me recuerda a ella. Cómo me miraba desde el escenario, cómo intentaba aparentar valentía, cómo se desmoronó justo antes de que se cerrara la puerta... Prácticamente sin darme cuenta, el escolta ya está sacando un nombre de la urna. Este año se empieza por las chicas.
- El tributo femenino de este año... Roxy McLann- ni idea de quién era. Solo sabía que no era Annie Cresta. Que ella estaría a salvo- El tributo masculino que tendrá la suerte de representar al distrito 4 en los 65 Juegos del Hambre es... Finnick Odair- Apenas reaccioné. Subí al escenario como si fuera un sueño del que iba a despertar. Miraba al frente y escuchaba los susurros. Lo que no escuchaba eran las voces de mis padres. Desde el escenario los vi, sin inmutarse. No lloraban, no decían nada. Me miraban. Solo hacían eso. Y en ese momento deseaba que no vinieran a despedirse. No me iban a echar de menos, ya estaban acostumbrados. No llorarían mi muerte. Antes de poder seguir observando, me llevan a la habitación donde 2 años antes llevaron a mi hermana.
Me siento en aquel sillón y en un par de minutos entran mis padres. Lo hacen como por rutina. Apenas me miran. Tengo 5 minutos para hablar con ellos. Han pasado dos y no me han dicho nada. Les doy un abrazo a cada uno, les digo que les quiero mucho y les ordeno que se vayan. Es muy doloroso para ellos revivir aquel suceso otra vez. Cuando se van, entra mi siguiente visita: Annie Cresta.
- Finnick, no vas a morirte. Vas a ganar y vas a volver. ¿De acuerdo?- me miraba con esos ojos azules que me hacían perder la noción del tiempo- ¡Finnick! ¿Me estás escuchando?
- Por supuesto que sí. Te prometo que voy a volver- ya habían pasado 5 minutos y ella estaba saliendo por la puerta. Antes de que se cerrara, le grito algo que necesito que sepa por si muero- ¡Annie te amo! ¡Recuerda que te quiero! ¡Si vuelvo, recuérdalo!- ella se gira incrédula y ya está. Se cierra la puerta y dejo de verla.
Esta se vuelve a abrir y para mi sorpresa entra Johanna. Mi cerebro no lograba entender qué hacía en el distrito 4. Vale que, para que se puedan seguir todas las cosechas en el Capitolio, estas se tienen que hacer en distintas horas, pero, ¿es posible que Johanna haya terminado la suya y le haya dado tiempo a venir al 4? Parece que sí.
- ¡Hola!- lo dice como si no pasara nada- ¿Qué tal?
- Johanna, ¿sabes que voy a los juegos no?
- Claro que lo sé. También sé que vas a volver, así que cuando vuelvas, con todo ese dinero que ganarás, cómprame algo bonito- esa confianza que tenía Johanna, me la contagiaba a mí.
- Recuerda nuestro trato. Que no le pase nada a Annie
- Descuida. Por cierto Finnick, haz lo que debió haber hecho tu hermana, ganar.
- Por supuesto.

Una vez se han ido todos, mi compañera y yo nos reunimos con muestra mentora, Mags. Ganó los juegos hace muchísimos años, algo raro que sea ella la única mentora cuando el 4 es considerado profesional.
Una vez en el tren, noto que mi compañera intenta acercarse a mí, bien para que seamos aliados o bien para que seamos amigos. Yo no quiero ninguna de las dos cosas. Sé que si quiero ganar, ella tendrá que morir y no quiero acercarme a ella para eso. Por esta razón, me meto en mi habitación. Tengo claro lo que voy a hacer, no necesito a nadie más. Estoy un cuarto de hora más, viendo las cosechas del resto de distritos. Me detengo en la del distrito 12. En el escenario esta la escolta del 12, Effie Trinket, con una felicidad que no parece normal. Saca los nombres de dos chicos que suben al escenario asustados. No tienen ninguna posibilidad. Después de ello, sube al escenario el único ganador del distrito 12, Haymitch Abernathy. Un borracho. Un don nadie. Bebe desde los 50 juegos y no ha logrado llevar de vuelta a ningún chico. No sé cómo se puede vivir con eso. Saber que cada año mueren 2 chicos a los que tú tienes la obligación de entrenar y preparar.
En ese momento tocan la puerta y entra Mags
- No paraba de hablarme de ti- al ver que no digo nada, sigue hablando- Maddie era una chica maravillosa. Si no se hubiera encontrado con aquella tributo habría ganado sin duda. Me decía que si alguna vez te tocaba estar en su lugar que te ayudara más de lo que hice por ella. Merecía seguir aquí
- ¿La entrenaste tú?- la miraba raro porque escuchar a una mujer de unos 70 años hablar sobre guerra es algo poco habitual
- Los mentores no entrenamos. Os enseñamos tácticas. ¿Aquella chica del 7 es tu novia?
- ¿Johanna? No- digo sonriendo- Es una buena amiga. Es una de las personas más maravillosas que conozco.
- Lo sé. Se ha quedado alguna vez a dormir a mi casa. Dice que en su distrito no hay chicos como tú.
Se hace un silencia hasta que yo, finalmente, lo rompo
- Mags, ¿crees que podré volver a casa?
- Creo que eres el único tributo desde que soy mentora que realmente tiene posibilidades de volver.
- Tengo que volver. Tengo que hacerlo por mi familia, por Annie, por Johanna...
- Sobre todo por Annie, ¿verdad?- me dice con una sonrisa cariñosa. Al ver mi reacción sigue hablando- Volverás a verla, te lo prometo.
- Gracias Mags.

Soy Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora