- ¡Maddie has hecho trampas!
- ¿Qué yo he hecho trampas? ¡Pero si me has cogido tú la pierna a la salida!
- ¡No es cierto!
- ¡Niños parad de pelear!- escuchaba la voz de mi madre, que como siempre, nos cortaba el juego.
Hoy, como cada día antes de la cosecha, mis padres mi hermana y yo vamos a la playa. Ellos dicen que es porque es uno de los pocos días que no tienen que ir a pescar, pero yo sé que, aunque eso sea cierto, no es la verdadera razón.
Sé que venimos aquí cada año por si este fuera nuestro último día en familia. Mi hermana Maddie tiene ya 18 años y esta es su última cosecha. La envidio. Yo tengo 12y esto no ha hecho más que empezar.
Mi hermana y yo salimos del agua y nos sentamos en la arena junto a nuestros padres.
- Niños, queremos que sepáis que pase lo que pase mañana, os queremos muchísimo- empieza mi madre con lágrimas en los ojos
- ¿Qué nos va a pasar? Es muy difícil que salgamos elegidos- Maddie quería mostrar seguridad pero no lo ha conseguido.
Sé que está nerviosa porque su nombre este año entra varias veces. El mío entra solo 3. Ella saca una cajita muy pequeña de su bolsa y me la da a mí.
- ¿Qué es esto?- pregunto yo
- Míralo tú Finnick- cuando lo abro veo que es un collar de una concha dorada, atado con una cuerda azul trenzada. Es el collar que se pone todos los años en la cosecha- No sé si es cierto que da suerte, pero yo sigo aquí después de varios años.
- Gracias Maddie, ¿pero qué vas a llevar tú?
- A mí ya no me hace falta- le abrazo y, seguidamente abrazo a mi madre que está llorando en silencio.Me despierto a las 11 de la mañana y empiezo a prepararme para la cosecha. Estoy muy nervioso y por mi cabeza no paran de pasarme preguntas: "¿Y si salgo yo? ¿Sobreviviría a los juegos? ¿Me matarían en el baño de sangre?" Al parecer estoy un rato pensando porque mi hermana es la que rompe el silencio.
- No va a pasarte nada Finnick. Tu nombre está muy pocas veces. Es imposible
- Maddie, sabes que es posible que salga, igual que tú.
- Tranquilo. Ven aquí- me abre los brazos y yo voy a ellos. Estamos un rato abrazados. Me da mucha seguridad estar en los brazos de mi hermana, ojalá pudiera estar así en la cosecha.
- ¿Tú no estás nerviosa?
- No. Bueno, quizá un poquito.
- Pero, tu nombre ha entrado muchas veces este año Maddie...
- Finnick, han entrado muchísimos nombres. Aunque si saliera el mío, intentaría ganar.
- ¿Y si no?
- Si no los gano, recuerda que lo último que pensaré será en ti, hermanito- me dice con un tono burlón.
Nos terminamos de preparar y me pongo el collar que me dio ella. Ya estaba listo.
Al llegar a la cosecha, veo a un montón de niños y no tan niños, todos muy asustados. Los padres con caras de preocupación y, el único sonriente, el escolta del distrito 4. Después de decirnos lo afortunados que somos por poder tener la oportunidad de participar en los Juegos del Hambre, nos pone el mismo vídeo de todos los años. Y es después de todo esto cuando llega el sorteo.
- Este año, comenzaremos por los hombres- se dirige hacia la urna y saca una papeleta- El tributo masculino del distrito 4 es... Jake O'Connor- sé que está mal alegrarse, pero siento que puedo respirar de nuevo. No tendría que ir a morir a la Arena, podría volver a mi casa con mi familia. En apenas unos segundo, algunos chicos de la fila de delante se giran y me miran a mí. No entiendo por qué. ¿Habré dicho lo que pienso en voz alta? Entonces es cuando vuelvo la vista al escenario y allí la veo. Es mi hermana. Mi hermana dándole la mano al tal Jake O'Connor. Me mira con cara triste y yo no puedo reaccionar, no sé cómo hacerlo.
Después de la cosecha, me dirijo donde están mis padres. Sigo sin poder creerme lo que está pasando, parece que lo he soñado, pero me doy cuenta de que es muy real cuando nos dirigimos hacia la habitación donde podré ver a mi hermana, quizá por última vez. Cuando entro, me lanzo a sus brazos.
- ¡Maddie, no es justo! ¡Me dijiste que no ibas a salir!- empiezo a llorar y ella me acaricia el pelo sin decirme nada- ¡Dime algo Maddie!
- Lo siento Finnick. Pero, mírame- me levanta la cara para que la mire a los ojos- sé nadar, eso es algo que puede ser una ventaja. Soy lista. Somos profesionales. Puedo ganar.
- Pero puede que mueras. Yo no quiero que te vayas. Te prohíbo que te mueras y me dejes solo.
- Finnick, si eso pasara, acuérdate de lo que te dije.
Y lo recuerdo, "Lo último en lo que pensaré será en ti"
Es entonces cuando el agente de la paz nos indica que solo queda un minuto para hablar. Les dejo tiempo a mis padres, yo simplemente me quedo abrazado a mi hermana, porque puede que sea la última vez que pueda hacerlo.
- Se ha acabado el tiempo
El agente de la paz nos saca de la habitación, donde se queda mi hermana. Yo la veo por última vez allí, sentada, tan serena como siempre, como si no pasara nada, aunque sabía que estaba asustada. Casi tan asustada como yo. Vale que ir a los juegos es una mierda y que sabes que es posible que no vuelvas, pero que alguien que quieres vaya a los juegos es lo peor. Saber que va a pasar hambre, frío, que van a intentar matarla y no poder hacer nada para evitarlo.
En los últimos segundos antes de que el agente cierre la puerta veo a mi hermana ponerse a llorar, algo que no había visto yo nunca.
En ese momento, ruego, da igual a quien, simplemente pido com todas mis fuerzas que no le pase nada malo. Que vuelva a casa conmigo. Que los Juegos no existan.
ESTÁS LEYENDO
Soy Finnick Odair
Fiksi Penggemar"- Finnick Odair, extremadamente humilde- H - ¿Estás de coña, no?- K - Sí, es un chulo, un presumido. Ganó sus juegos con 14 años, el más joven. Desde entonces se ha convertido en el niño bonito del Capitolio, allí lo adoran- H" Esa es la opinión qu...