"Tú puedes Annie"
Esa frase se repetía en mi mente una y otra vez, desde que empezaron los juegos, todos los días y a todas horas. Tenía la esperanza de que ella lo sintiese, sintiera que estoy ahí, dándole ánimos. Solo quedan 4 tributos. Los míos, el del 5 y la del 2. Estas dos semanas que llevan los juegos, he intentado que Annie no luche, que no le falte de nada y que, básicamente, no corra peligro alguno. De momento creo que lo he conseguido. Todas las mujeres que solicitan mi compañía tienen como condición patrocinar a Annie. Sé que si Snow se entera puede que acabe muerto, pero por lo menos Annie saldrá de ahí. Se ha aliado con su compañero de distrito, algo que ha ayudado a mantenerlo con vida, ya que con todos los patrocinadores de ella, él tampoco ha tenido que hacer prácticamente nada en estos juegos. La vigilante jefe de este año me conoce muy bien, digamos. Le he pedido que mi tributo salga de ahí, que haga lo que tenga que hacer, pero que la saque. Espero que me haga caso.
Son las 4 de la madrugada y hay muy pocos mentores en pie, siguiendo a sus tributos. Estoy yo, le he dicho a Mags que vaya a descansar, está la mentora del 5 y están Enobaria, Brutus y otro mentor del 2. Cada uno está siguiendo el paso de sus tributos. La mentora del 5 se me acerca sigilosamente y me susurra en la oreja: "Deséales suerte". Vuelve a su sitio y yo miro con más atención mi pantalla. Annie y el otro chico están durmiendo. Ella se despierta como si hubiera escuchado un ruido, se sube al árbol, supongo que para intentar averiguar de donde procede. En ese momento, el tributo del 5 se lanza sobre el chico y le corta el cuello. Annie lo está viendo todo desde el árbol, escondida. El aerodeslizador llega y coge el cuerpo de mi tributo. Annie sigue sin decir palabra, sin hacer gesto alguno y con la mirada perdida.
Yo espero que reaccione pronto, pero no lo hace. Es entonces cuando decido enviarle algo con el dinero que tengo de los patrocinadores, cualquier cosa. Un pan del 4 será suficiente. Espero que con el ruido del paracaídas reaccione.
Se lo envío y en unos 10 minutos le llega el paracaídas. Está ahí, en el suelo y ella no parece tener intención de cogerlo. Pasan otros 10 minutos cuando decide bajar y abrirlo. En cuanto lo ve, mira a cámara, como si pudiera atravesarla y mirarme a mí directamente. Sé lo que quiere decir con sus ojos, está muy asustada y no sabe que hacer. Es la primera vez que está sola en la arena. Se come el pan que le acabo de enviar y se queda sentada otra vez, tapándose los oídos y con la mirada en el horizonte. Escucha otro ruido y mira hacia su izquierda. Decido ponerme los cascos y escucharlo también. Es un sonido muy fuerte. No lo distingo bien, aunque si tuviera que decir algo, sería agua. Un minuto después aparece una gran ola que se lleva por delante árboles, cámaras y todo lo que encuentra a su paso, incluido Annie. Todos los mentores estamos pegados a las pantallas, buscando a nuestros tributos desesperadamente. Se oye un cañonazo. Todos los presentes en la sala nos tensamos y cruzamos los dedos, deseando que nuestro tributo siga con vida. A los 10 minutos se oye otro cañonazo. Sea lo que sea, ya hay un ganador. En otras condiciones habría dicho que es Annie sin dudarlo. Es muy buena nadadora, sin embargo, estaba ausente cuando llegó la ola y no sé si habrá reaccionado a tiempo. Pasan otros 10 minutos hasta que en la gran pantalla se ve a alguien saliendo del agua. Es Annie. Lo ha conseguido. Suena el himno del Capitolio. Ya está. Está a salvo y en unas horas podré abrazarla de nuevo.
Corro a avisar a Mags, que se alegra muchísimo, tanto por ella como por mí. Yo solo me tumbo a descansar un poco hasta que llegue, sonriendo como un idiota al pensar que podré verla otra vez.
Me despierto en lo que me parecen 2 minutos. Veo la sonrisa de Mags, avisándome de que ya ha llegado. Salgo corriendo de la habitación, no sin antes mirar la hora. He dormido unas 3 horas y media. Corro hacia la sala donde se supone debería estar Annie, pero no está. Le pregunto a alguien que pasa por allí y me avisa de que le están terminando la revisión médica. Pasan unos 15 minutos cuando aparece por la puerta, acompañada de un médico. Se sienta en la cama y yo la abrazo, pero no obtengo respuesta.
- Lo has hecho genial- le susurro. En ese momento, empieza a temblar. Se tapa los oídos y mira a la nada, diciendo cosas incomprensibles. Yo solo la abrazo, diciéndole que todo está bien, que está a salvo, hasta que se calma un poco y deja de temblar, pero sigue con la mirada perdida. En ese momento me doy cuenta de que la Annie que conocía ha muerto en los juegos. Ella es un reflejo distorsionado de lo que era. Aquella chica que me prohibió morirme en mis juegos y me obligó a ganarlos, la que no tenía problema en ver a Johanna aunque estuviera prohibido, la chica fuerte que era ya no existe. Incluso sus ojos, antes azules y penetrantes han cambiado. Esa mirada que podía leerte el pensamiento ha sido reemplazada por una que parece ver más allá de lo visible, mirando un punto fijo. No es ella. Sin embargo, sé que la recuperaré. No hemos superado dos juegos para perderla cuando volviera. La ayudaré hasta que vuelva aquella chica de la que estoy enamorado desde hace 5 años. Pienso hacer que vuelva, cueste lo que cueste.
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Soy Finnick Odair
Fanfic"- Finnick Odair, extremadamente humilde- H - ¿Estás de coña, no?- K - Sí, es un chulo, un presumido. Ganó sus juegos con 14 años, el más joven. Desde entonces se ha convertido en el niño bonito del Capitolio, allí lo adoran- H" Esa es la opinión qu...