Capítulo XXXIX: La orden está bajo otro amparo.

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Llegamos al aeropuerto internacional de Oregon City, a las 17 PM, a pesar de que estaba aún somnoliento, sentía esa agradable sensación de paz conmigo mismo. Me despedí de todos mis amigos, incluso de mi novio, luego de que nos sacaran una fotografía en grupo para conmemorar el día en que llegábamos, así tal cual, como partimos. Arribé a mi departamento junto a Robert, quien vino preguntándome todo lo que sabía durante el camino. Inmediatamente, arreglé mi maleta en la que ocupaba paras las misiones, y luego de esto, fui directo al baño para ducharme por unos minutos, quitándome la ansiedad de mis hombros.

Salí de ahí arreglado, con unos jeans negros ajustados, una camisa azul oscura, una chaqueta de cuero también oscura, y envuelto por una bufanda blanca e impoluta. Me despedí de Robert, y con mi coche rojo, regalado por Ethan, llegué hasta las instalaciones en Oregon. Ahí en menos de diez minutos me esperaba el jet privado que me llevaría en menos de dos horas a Boston.

Apenas me bajé, vi en toda la corporación ese ajetreo de las personas producto de un caos, este caos era por el fallecimiento... no... suicidio de Henry. Inmediatamente entré al hall en el que un recepcionista tomó mi descriptor y me guió hacia el ascensor marcando el numero 47. En cada segundo que subía un piso, mi mente estaba confusa... ¿qué iba a decir? ¿Lo lamento tanto?... aquellos tediosos segundos pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y vi a mi amigo Isaac sentado con los hombros caídos en una sala con todos los Assassin y élites de ahí. Evidentemente habían estado en una reunión desde hace un rato ya. Así que no quise importunar con preguntas pues por esto llegué al lado de Isaac y le abracé. El se para y corresponde a mi abrazo... mis palabras no salían, quería, pero no podía.

-lo siento-por fin, una palabra salió de mi boca. Él se despegó y salió conmigo de aquella junta viendo por última vez las imágenes de Henry en sepia, hablando con personas que desconocía... como si fuera un caso criminal más que un funeral.

-gracias por venir-dijo acongojado-El viejo... yo lo quería, claro a mi modo... y nunca le dije.

-Isaac, estoy seguro que él lo sabía-miré sus ojos celestes tan penetrantes envueltos por una capa de piel de color rojo vivo.

-NO!-gritó, pero más que un grito fue como un llanto seco-le dije que lo odiaba, siempre nos exigió a mí a Ethan mas que nadie, él quería seguir con esta maldita dinastía... no nos dio esa libertad de escoger al menos, hasta cuando nos revelamos, y le dijimos que se muriera...

-no estás solo-apoyé mi mano en su hombro.

-Por Dios Nath, Mi abuelo no está, Ethan está en coma... estoy solo en este mundo!... No hay nada para mí...

-aun que tu abuelo no esté, aunque Ethan este en coma, estoy yo... –le tomé sus manos- soy tu amigo, seré tu soporte, puedo hacerlo-tomé su rostro lleno de llanto...

-no lo entiendes... él se suicidó porque fue un traidor de Assassin!

-cómo?-pregunté regulando la duda que crecía cada segundo que pasaba.

-nuestros investigadores encontraron evidencia de que junto a los mafiosos que atrapamos, ha traficado cuerpos de humanos y sus órganos... Mi investigación, la investigación de Aldrich, e incluso tu investigación, no fue más que una farsa que nunca hubiéramos descubierto... claro, lo tenía bien guardado, el muy maldito que yo quería, era un TRAFICANTE! nadie más que él... ahora todo calza... la cúpula esta bajo otro amparo... ahora lo entiendo todo... Ahora todo el mundo desconfía de mí que soy su familia mas cercana. Yo juro que no he hecho nada...

-Isaac, ¿tu crees que tu abuelo lo hizo?-pregunté sin miramientos.

-...no lo sé. Nunca supe muchas cosas de él después de todo. El viejo ocultaba muchas cosas.

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