CAMBIO DE PAÑALES

1- PLAGIO DE AMOR: Dos

Una semana siguió a la otra y Kyle seguía cuidando a los niños Linley. Sabía que era estúpido dejar un rato sus ocupaciones para jugar a la niñera, pero no había encontrado la oportunidad de abordar el tema de la novela con Christian.

Lo curioso es que no lo lamentaba en absoluto, le gustaba ese ambiente familiar. Le permitía huir de la presencia de su compañera de piso: Rita, quien pasaba el tiempo mirándolo ceñuda después de la discusión por el tema de la novela. A la fecha, la atractiva mesera latina seguía insistiendo en su inocencia y Christian le creyó porque el principal argumento de Rita era que no podría escribir un párrafo coherentemente, además de carecer de imaginación. Conocía a Rita desde hacía dos años y ella era la típica mujer que prefiere sentarse en la comodidad del sillón a leer que escribir. De todas maneras la excelente relación de amistad se deterioró con las miradas de reproche.

Tanto Rita, como él, llegaron a la conclusión de que otra persona había robado el borrador de la novela. Posiblemente en la fiesta de fin de año que los dos celebraron con algunos amigos en el apartamento. Kyle no tenía cabeza para pensar en eso, ni imaginar cuál de sus amigos lo traicionó.

A veces se arrepentía por haber sido tan impulsivo y haber seguido al jefe de editores de Black Apple hasta su propia casa, se sentía como un miserable acosador. Pero la sonrisa de Christian y su atractivo compensaban el que no se hubiera atrevido a decirle la verdad. Además existía otro detalle, su relación con los niños era buena y por primera vez, en mucho tiempo, Kyle tuvo la sensación de que ese era su lugar, encajaba bien sintiendo que era necesario para esos niños y ayudando a Christian en todo lo que él le encargaba. Al llegar al término de la semana comenzó a sentir miedo de revelarle la verdad y perderse de las cosas maravillosas que estaba viviendo: A Bobby le había salido otro diente y Lydia estaba emocionada porque iba a participar en una obra escolar.

Kyle estaba sentado cosiendo lo que debería ser un sombrero medieval para Lydia. La niña lo quería de color ciruela y con muchas lentejuelas que hicieran juego con su vestido. Kyle no había visto problema en tomar un cono forrado en tela, ponerle un velo y pegarle las dichosas lentejuelas.

Cuando levantó la mirada descubrió que Christian lo estaba mirando como si fuera un extraterrestre. Kyle tragó saliva y bajando la mirada apretó los dientes. Acababa de picarse los dedos con la aguja. No le había sucedido antes, pero porque no se había dado cuenta que esos ojos verdes lo estaban mirando fijamente. Imaginó que se veía ridículo ahí sentado envuelto en ese largo velo ciruela cosiendo lentejuelas de brillantes colores. Se mordió el labio inferior y trató de concentrarse.

―Lydia me contó lo de la tarea ―dijo Christian en tono serio.

Kyle levantó la mirada y lo miró rápidamente. No lo estaba mirando a él, sino a la boleta de calificaciones de Lydia con el ceño fruncido. No era para menos, Lydia había reprobado tres asignaturas. Y reprobaría cuatro si no tenía a tiempo el maldito sombrero, por lo que bajó la mirada y continuó cosiendo.

―Ah, eso... ―Kyle se mordió el labio inferior recordando el enojo de la mocosa al día siguiente cuando llegó del colegio y se desquitó con él―. Su hija tiene unos métodos bastante persuasivos para salirse con la suya. Yo solo le di una lección.

―Quería conocer su versión.

―¿En serio? ―Levantó las cejas mirándolo de manera divertida―. La adorable Lydia me amenazó con llamar al 911 y decir a todos que la manoseaba, si no hacía sus tareas. Como no quería problemas me senté a hacer la tarea, pero ella nunca mencionó que tenía que hacerlas bien. Al día siguiente llegó enojada de la escuela y me mostró las F que la maestra le colocó por hacer mal los deberes. Puse mi mejor cara de inocencia y le dije que ese era su problema al poner a un Bicho a hacer lo que ella debería hacer. ¿Sabe que me dijo?