Me quedé en el hospital hasta que el médico confirmó que Gabriel estaba fuera de peligro. Mi mente se hallaba demasiado cansada para pensar con claridad, necesitaba una buena ducha y dormir. Todo lo ocurrido me parecía una espantosa pesadilla.
Empujé el cochecito por el pasillo del edificio hacia mi apartamento. ¿Qué iba a hacer con el bodoque?... Pensé que lo mejor sería dejarlo a cargo de Servicios Infantiles hasta que Gabriel fuera dado de alta. Pero eso lo dejaría para el día siguiente, ya era bastante tarde para meterme en esos asuntos.
Al regresar encontré a Mark profundamente dormido en el sofá. Empujé el coche de Stelle hasta mi habitación y me preparé para tomar un baño e ir a la cama. El bodoque dormía y no quise moverla del coche para no despertarla.
A las tres de la mañana me despertó el llanto de un bebé. Pensé que era un sueño y cerré lentamente los ojos, después recordé que el bodoque estaba en mi casa. La saqué del coche y la arrullé como vi a Gabriel hacerlo, pero no dejaba de llorar. Arrugué la nariz olfateando. Era hora de cambiar pañales.
¿Qué hacer? ¿Cómo se hace?... Empecé a pensar moviéndome por toda la habitación. Saqué el contenido del morral de Gabriel y lo dejé sobre la cama buscando un pañal limpio y las toallitas húmedas. El bodoque continuaba llorando y pataleando. Como hombre práctico pasó por mi cabeza la idea de llamar a mi madre y preguntar cómo se cambiaba un pañal, pero al ver la hora dudé que la señora Rossi estuviera encantada de ayudar. A nadie le gustaría ser sacado de la cama a las tres de la mañana por un tema tan trivial.
―Ray, son más de las tres de la mañana. ¿Qué estás haciendo? ―Mark apareció despeinado y semidesnudo en la entrada de mi habitación. Sus ojos estaban adormilados y habló entre bostezo y bostezo.
―Cambio un pañal.
Se frotó los párpados y volvió a mirarme con los ojos muy abiertos como si acabara de descubrir la vacuna contra el cáncer.
―¿Por qué hay un bebé en tu habitación? ¿Te la dio algún cliente como parte de pago?
―No recibiría un bebé como parte de pago. Y está en mi habitación porque no tuve otro lugar dónde dejarla.
Se acercó y arrugó la nariz enfatizando el gesto de asco.
―Eso huele bastante mal. ¿Por qué no está con su madre?
―Porque la madre falleció. ―Bufé levantando la faldita de la pequeña para ver el pañal.
―¿Es tuya? ―Me miró como si acabara de nacerme otra cabeza―. Pensé que no te gustaban los niños y que tener sexo con mujeres te causaba repulsión.
―No me gustan los niños y tener sexo con mujeres sigue causándome repulsión. La nena es de Gabriel. ―expliqué pacientemente.
―¿Por qué no está con su padre?
―Porque su padre tuvo un accidente cuando íbamos al supermercado a comprar cigarrillos y está en el hospital ―respondí escuetamente, no quería darle más explicaciones a Mark.
―¿Cigarrillos? ¿Desde cuándo fumas? Y... por qué... ¿Por qué no me avisaste del accidente de Gabriel? Hubiera podido ayudarte.
―No fumo, solo era una excusa tonta para salir de casa... ―Y antes de que siguiera con la ronda de preguntas añadí―: Podrías ser de ayuda cambiando el pañal.
―¡Ni de putas! ¡No tengo idea de cómo se cambia un pañal!
―Mark, tienes cuatro sobrinos. Debiste ver a alguna de tus hermanas cambiando el pañal.
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CAMBIO DE PAÑALES
Short StoryAl final, familia es familia, pero el amor siempre estará ahí Historias cortas sobre padres gay y familias homoparentales. Portada: Agradecimientos a @jorbeilyssequera ******************** ADVERTENCIA: Contenido LGBTI, lenguaje ofensivo, no apto pa...