Christian Linley tuvo que excusarse con su jefe por segunda vez antes de dejar la oficina para atender las emergencias en su casa. La nueva niñera acababa de avisarle que se marcharía porque no podía soportar a Lydia. Patricia, su cuñada, tampoco quiso ayudarle esta vez porque Lydia había dejado al perro calvo.
Cuando llegó, su casa era un verdadero campo de batalla. Lydia había arrojado la comida al suelo y hacía tal alboroto que Bobby, asustado, no dejaba de llorar.
―¡Cuide usted a su monstruo! ¡Yo me voy! ―La mujer le entregó las llaves de la casa y no quiso escuchar las disculpas de Christian. Salió de la casa cojeando. El hombre se fijó en la espalda de la mujer, parte de su falda había dejado de existir.
Dirigió una mirada furiosa a Lydia, no pasaban por eso desde hacía varias semanas. Lydia hizo una mueca y se escabulló de la sala dejando que su padre se encargara de calmar a Bobby. Christian sabía que la causa del enojo de Lydia estaba relacionada con la partida del niñero, pero no estaba dispuesto a ceder. La manera de comportarse de la chiquilla le hizo ver que en verdad era una malcriada y se culpó a sí mismo. Cuando su exmujer los dejó, él sintió pena por Lydia y la mimó demasiado, pensó que no había nada para compensarla por el abandono que no cayó en cuenta el mal que le hizo al dejar que careciera de límites. Se compadeció de la niñera que, al igual que las últimas tres, había salido de la casa como alma que llevaba el diablo.
Después de alimentar a Bobby, cambiar su pañal y ponerlo en el cargador en su pecho, fue a hablar con Lydia. No le sorprendió que su hija tuviera el dormitorio patas arriba. La encontró sentada en la mecedora con un libro en sus manos.
―Bien, señorita Linley, tenemos que hablar ―dijo usando su voz autoritaria.
―Solo castígame y vete a cenar con Steve ―dijo la niña mirándolo con enojo.
―Cielo, ya te expliqué que no fue intención de papá no cenar contigo. ¿Qué te parece si limpiamos esta habitación y después vamos a comer pizza?
―No quiero pizza. Nunca tienen ensalada. ―Hizo un puchero y cruzó los brazos a la defensiva.
―Vamos, Lydia. Hazlo por papá. Mañana te marchas al campamento de verano y no nos veremos en mucho tiempo. ¿No quieres acompañar a papá a comer pizza?
Lydia sacudió la cabeza. Christian puso los ojos en blanco. Estaba perdiendo la poca paciencia que le quedaba.
―No quiero que me envíes al campamento.
―¿Por qué? Has estado toda la semana insistiendo con lo del campamento. Tus amigas van a ir y tu equipaje está listo. Allí hay juegos novedosos, no puedes quedarte en casa mientras todos se divierten.
―Quieres que me vaya a ese campamento para que no estorbe. ―Hizo un puchero y Christian la miró con sorpresa―. Oí a Steve diciéndoselo a la señorita Hilda: "La niña no me preocupa, Chris siempre la envía lejos durante el verano para que no estorbe". No me quieres. Vas a marcharte cuando te cases con él y me dejarás como lo hizo mi mamá. Todos se marchan y me dejan.
―Cielo, ya te dije que no voy a casarme con Steve. Él solo lo dice para bromear. Y no te dejaré por nada del mundo. Bobby y tú son mi razón de vivir. Te prometo que estaré aquí cuando regreses del campamento. ―Abrazó a su hija mientras pensaba en ajustar cuentas con Steve. Ya le había explicado que la razón por la que no podían casarse era precisamente porque Lydia lo odiaba y él no llevaría a casa a un hombre que no se relacionara bien con su pequeña. Pero la verdad es que no se casarían porque no quería a Steve.
Por eso no tuvo reparos en llevarse al niñero a la cama. Maldición como se arrepentía de eso. Ese hombre lo había engatusado con su bonita cara y esos expresivos ojos pardos. Si no hubiera sido bien parecido quizá no se habría fijado en él, pero le gustó desde el primer momento en que lo vio. Se culpó a sí mismo por su estupidez. En primer lugar no debió ser tan confiado entregándole el manejo de sus hijos a ese embaucador que aprovechó la primera oportunidad para meterse en su casa. Debió hacer lo de siempre, entrevistarlo con currículo en mano y confirmar las referencias, pero él siempre había confiado en el buen servicio de niñeras de Albany, sabía que ellos eran exigentes. También debió entregarlo a la policía y demandarlo. El sujeto podría ser peligroso.
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CAMBIO DE PAÑALES
Short StoryAl final, familia es familia, pero el amor siempre estará ahí Historias cortas sobre padres gay y familias homoparentales. Portada: Agradecimientos a @jorbeilyssequera ******************** ADVERTENCIA: Contenido LGBTI, lenguaje ofensivo, no apto pa...