3 - ATRACTIVO PAPITO: Prólogo

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****DEDICADO A: @AnaMariaYoplackForte en su cumpleaños*******

Josh Fielding no era un pervertido, no más de lo que un hombre gay de treinta y dos años puede ser, pero cuando apretó el botón de la cámara fotográfica y escuchó el click se sintió más pervertido que nunca. Estaba excitado, su miembro se había puesto duro y sus mejillas enrojecidas. Bufó mirando al cielo. No estaba bien tener una erección en un parque infantil, eso es de pedobears y él se consideraba una persona decente y sexualmente sana. Cerró los ojos y repitió varias veces el mantra protector que había invocado toda la semana: "Concéntrate Josh: debes fotografiar a los niños, no a sus padres, especialmente a ese padre."

El padre al que hacía referencia Josh era un hombre guapo que acababa de pasar empujando el cochecito de su bebé haciendo una larga caminata alrededor del parque. Iba hablando en voz alta usando el manos libres bluethooth engarzado en su perfecta oreja. El sonido de su voz profunda y varonil hizo que Josh se estremeciera porque antes de aquel día no lo había escuchado hablar. Imaginó como sería esa voz en la intimidad, susurrándole al oído palabras lujuriosas y eso, junto a la fotografía nada discreta que acababa de tomar del bonito trasero de "papi", fue lo que provocó aquella erección.

Aquel día Josh completaba dos semanas visitando el parque infantil por asuntos de trabajo, dos semanas desde que había visto por primera vez al papi, dos semanas fotografiándolo con disimulo y dos semanas soñando con algo meramente platónico.

No se consideraba un tipo tímido y rara vez dejaba a la deriva la oportunidad de caer con todas sus garras sobre un hombre que le interesara, habría podido flirtear con el atractivo papito si supiera que tendría una oportunidad, pero él conocía las reglas: la primera era no enamorarse y tontear con un heterosexual; la segunda era no meterse con tipos casados.

Por eso dejaba al atractivo papi en el plano de las fantasías, era más fácil y conveniente, era como pajearse soñando que Johny Deep le estaba haciendo una mamada o como encontrar a David Beckham encima de su cama, esperándolo, con las nalgas bien separaditas, listo para la acción. Eso solo pasaba en sus sueños más locos y salvajes. La vida real era otra cosa.

Suspiró y le echó un último vistazo al hombre que acababa de detenerse para examinar el cochecito donde paseaba a su hija, porque, aunque él nunca la había visto estaba seguro de que era una niña, el cochecito verde con motivos florales rojos y la pañalera con estampado de la "Princesita Sofía" gritaban: Niña a bordo.

Hizo una mueca de desdén porque el papito estaba hablando con una imitación Barbie que llevaba de la mano a un niño de aproximadamente tres años. Los dos sonreían como modelos de comercial de dentífrico y ella se agachaba cada dos por tres a hacerle carantoñas a la ocupante del coche.

―¿Y si los dos son pareja? ―La idea le vino de pronto y no parecía descabellada, para empezar nunca había visto a la madre de la niña, claro está que podría no ser la madre, quizá la vecina ardiente con la que estaba teniendo una aventura extramarital encajaba más en el perfil de la Barbie. Sacudió nuevamente la cabeza y se regañó mentalmente por tener esa imaginación tan productiva―. Dame una señal, dame una señal...

Cerró la boca. Cielos. Acababa de sonar como una solterona desesperada. Dejó de mirar al atractivo hombre que vestía aquella exquisita combinación de ropa deportiva, seguro elegida por la esposa, y guardó la cámara fotográfica en el morral junto con los bocetos. Caminó enérgicamente hacia la calle para tomar un taxi e ir al estudio a trabajar.

Entonces sucedió.

No estaba seguro de lo que acababa de ver, así que tuvo que frotarse los párpados y abrir bien los ojos para indicarle a su mente que esa no era una alucinación, o tal vez si lo era.

CAMBIO DE PAÑALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora