Otro viernes, otra noche en mi apartamento, otra velada cálida junto a Louis. En mi regazo yacía cómodamente, tomando de cuando en cuando de la copa de vino tinto, confundiéndose así el turbio color del líquido con sus labios y a mi hipnotizándome con el vaivén de su lengua recogiendo los restos que quedaban en ellos, las gotas que se resbalaban por aquellas dos medias lunas teñidas de carmesí.
Sus párpados se cerraban con más pesadez con cada pestañeo y la temperatura en su cuerpo se elevaba como el alcohol elevaba sus pensamientos, y el nudo de su lengua se deshacía, liberando piropos impropios de su cordura y confesiones vergonzosas como ''hueles muy rico Hazz'', o ''me encantaría ver hasta el último rincón de tu cuerpo'', cosas que me ruborizaban como si tuviera quince años, y que por otra parte me confundían pues, no sabía si decía lo que sentía, o tan solo era producto del alcohol en sus venas.
Pronto saltaron los créditos de The Amazing Spiderman, y con ello dando por finalizada nuestra película del día. He de decir que me gustaba mucho mas Andrew Garfield como Spiderman, para ser honestos el otro actor no le ponía mucho sentimiento a la hora de interpretar.
Tomé el pequeño cuerpo del ojiazul al estilo nupcial y nos conduje hasta mi habitación, con el alma en los pies después de una semana horrible de corrección de trabajos y exámenes; cuanto había necesitado que fuese viernes. Deposité a Louis sobre el colchón, suavemente, tratando que aquel estado de ensoñación en el que se encontraba no se rompiese. Le desvestí con cuidado y le puse con amor uno de mis favoritos viejos jerséis, el cual le cubría hasta las rodillas y tan solo quise suspirar con libertad al sentir mi corazón aletear ante tal maravilla. El arte era tan delicado y bonito.
Fui hacia el baño que se encontraba dentro de la estancia para asearme y colocarme aquella raída camiseta que consideraba pijama, para después acurrucarme junto a él. Adoraba la idea de que mañana era fin de semana y nada ni nadie me obligaría a madrugar o tener responsabilidades, no. Quería quedarme hasta tarde entre las sábanas, admirando al cuadro vivo que se representaba para mí y solo para mí. Casi quería quedarme la noche en vela, renunciando al sueño y mirando cada matiz y faceta de este hombre que me hace tan increíblemente feliz.
Louis se removió en sueños, apegándose aun mas a mi cuerpo y sonreí tiernamente al verlo acurrucado, con su cabeza escondida en el hueco de mi cuello, su respiración cosquilleando mi piel, nuestras piernas enredadas como lianas y sus manos levemente posadas sobre mi pecho. ¿Cómo no quererlo?
Acaricié con mimo su cabello, desde las puntas al nacimiento deleitándome con la suavidad de aquellas fibras castañas. Él era tan perfecto y a veces me resultaba triste que no pudiese verlo, que no lo reconociera. Louis tenía mil y un facetas, pero por desgracia una de ellas no era la seguridad sobre su aspecto físico. Y por mucho que lo elevase a las obras de Donatello, él seguía sin creerlo, lo que cada día me dolía un poco más.
** *
Sentí un leve cosquilleo en mis párpados, como caricias robadas acompañadas de risas ocultas en sonrisas que sin ver podría dibujar. Poco a poco comencé a abrir los ojos, sintiendo aquella armonía inundar hasta la última célula de mi ser.
- Buenos días dormilón.-susurró sonriente, con su cabeza apoyada en mi pecho levemente y sus pestañas revoloteando de aquella manera tan inocente. Jesús, iba a acabar teniendo un mal pensamiento después de recibir esa mirada.
- Buenos días cielo.-respondí en el mismo tono de voz, intentando transmitirme calma pues sentía que esta mañana había despertado de muy buen humor. ¿Tenía que ser justamente hoy?
- ¿Ocurre algo?-comentó incorporándose y echándose sobre mi cuerpo. Pronto vi como sus ojos se ampliaron y sus mejillas se ruborizaron al saber que ocurría.- Alguien está contento hoy, ¿eh?-sonrió pillo
- Oh, no es nada en verdad.-traté de decir al ver como se colocaba a horcajadas de mi.- la ducha lo bajara, ya está
Sin embargo, podía ver en los ojos de Louis como él no quería bajarse de mí.
- Harry, estoy en deuda contigo, quiero decir yo...
- Si es por eso ni se te ocurra hacerlo. Aquella noche lo hice por que quise, así que no te sientas obligado a tener que devolvérmela.-expliqué rápidamente, antes de que sacara conclusiones precipitadas
Observé como su ceño se fruncía pensativo e inconscientemente un puchero con sus labios hacía.
- Pero yo... de verdad, quiero.-admitió casi en un susurró
No sabía si reírme por su repentina timidez o temer el brillo que sus ojos desprendían, hambrientos.
- En ese caso, puedes...quiero decir, solo si quieres yo no...
- No me estás obligando, tranquilo, lo sé.-sonrió ahora más seguro
- Bueno pues...
Mis palabras fueron interrumpidas por los labios de Louis buscando el refugio de los míos; miedosos, algo intranquilos, con ansias del toque de los míos. Deslicé mis manos casi sin querer a través del jersey hasta depositarlas en sus marcadas caderas, envidia de cualquier mujer. Sus manos se colaron por el nacimiento de mis rizos mientras sus labios devoraban hambrientos allí donde se conocen mi hombro y mi cuello.
- Oh Louis...
Un regadero de besos descendió desde mis clavículas hasta mi ombligo, escapándoseme pequeñas risas cuando se detuvo en la mariposa de mi vientre. Clavó sus ojos en los míos mientras sin discreción alguna, tanteaba mi miembro por encima del bóxer, como poniéndome a prueba con cada tímido quejido que me salía y resoplidos ante la forma en la que se mofaba de mi al estar bajo su hechizo. Dichosos ojos azules.
Comenzó a depositar tibios besos a lo largo de mi longitud, aun con aquella, ahora odiosa, capa de tela impidiéndome disfrutar del goce de sus labios.
- Y dime, Harry, ¿Cómo se llama?
- ¿Qué?-comenté desconcertado
- Oh da igual, ya le pondré nombre cuando lo vea.-y parecía inocente el niño
Sus manos juguetearon con la cinta elástica de mi ropa interior y yo comenzaba a ofuscarme ante tal frustración. Sin más dilación, liberó mi erección de una vez por todas.
- ¡Hola princesita! ¿Cómo está la niña más bonita del lugar? -gritó sonriente, casi riéndose, sus ojos rodeados de malicia
- ¡¿Qué carajo Louis?! ¡No puedes decir eso! ¡Me quitas la poca masculinidad que me queda!
Y a raíz de ahí, Louis tuvo un ataque de risa que provocó en mí uno de ira y una ducha fría. Y aquel día aprendí una lección: Nunca tientes en al arte.
***
Ay Louis pichón xd
Lamento este retraso de un día pero se ve que mi portátil y el wifi están peleados :(
Espero que les haya gustado y que comenten si hubieran preferido smut o dan like al cap.
Creo que voy a intentar subir los sábados por la tarde/noche o sino domingo por la mañana, por tener algún marco o algo.
Nos leemos pronto, all the love
María del Mar x
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That's art, you're art | l.s |
FanfictionPRIMER LIBRO DE LA SAGA ''ART'' *** Donde Harry observa cada tarde trabajar a Louis en aquel museo, por que piensa que él debería estar en puesto de aquellos cuadros.