Para aquellos que lean mi historia, mi nombre es Antoku, Antoku del clan Taira, a medida que os vaya contando mi historia os costará creer que tan solo tengo 7 años, pero no estoy aquí para mentir, estoy aquí para contar a las generaciones futuras el dolor de esta guerra.
Presiento que mi muerte se acerca, no sé cuándo ni dónde llegará, pero sea cuando sea, estaré preparado para reunirme con los dioses y con mis padres.
Todo empezó en 1180, yo solo era un niño, aunque en realidad lo sigo siendo, tenía 2 años cuando la guerra estalló, no recuerdo bien que pasó, pero creo que la guerra empezó cuando los Minamoto se sublevaron contra mi familia en la provincia de Izu.
Por aquel entonces no sabía ni siquiera de mi existencia, que hacía en este mundo, ni nada de nada.
Poco recuerdo de aquel día pero hay una cosa que recuerdo todas las noches, recuerdo a mis padres llevándome en brazos, llorando, hacia un lugar seguro en el que esconderme.
Me llevaron a un templo budista donde estuve más de dos semanas, solo, sin nadie que me hiciera compañía, pasadas tres semanas un hombre apareció de la nada, estaba cubierto de sangre, me asusté, me dijo que no me haría daño y que venía para llevarme con mis padres.
Lo dicho era cierto, no me hizo nada y tras días caminando por los bosques de la provincia de Yamashiro llegamos a una ciudad que nadie conocía. Se llamaba Saki, era una ciudad totalmente fortificada repleta de soldados que portaban el símbolo de mi familia, había casas muy coloridas, calles perfectamente estructuradas, parecía un cuadrado dividido en más cuadrados pequeños en donde había más cuadrados, era la perfección del uso de la geometría.
En el centro de la ciudad había un palacio muy humilde, casi parecía una casa como las demás, allí estaban mis padres, cuando los vi fui hacia ellos con los ojos llorosos y con una sonrisa que mostraba mi alegría.
Ese fue el último día que vi a mis padres, tras decirme cual era mi destino.
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Taira
Tiểu thuyết Lịch sửHace mucho tiempo el nacimiento de un niño marcó el destino de una civilización, este es el destino que le aguardaba a Japón y a todos sus habitantes. Antigua portada realizada por Hiswel