Hoy me dirigía a la ciudad fronteriza de Yitasha, una ciudad situada en una altísima montaña, rodeada esta por un gran rio que daba al mar.
Sus murallas eran las más altas que había en todo Japón, había casas por todas partes, en la montaña, a la rivera del rio, etc...
La ciudad de Yitasha era la ciudad más poblada del momento, por eso me dirigí a allí junto con mis ejércitos, porque no podía permitir que aquella gran ciudad cayera fruto de las llamas.
Allí estuve varios meses aguantando los ataques de los chinos, los cuales no podía llegar al pico de la montaña, donde se encontraba el castillo.
Cuando llegué a aquella ciudad pensé que por aquel lugar la guerra aún no había llegado, pues los niños jugaban con total tranquilidad en la calle, los hombres y las mujeres trabajaban con total normalidad, no parecían estar preocupados.
Al principio la ciudad estaba tranquila y rebosante de actividad, los niños me pedían que jugara con ellos, me extrañó aquella proposición, pues soy el emperador y como tal habían de temer mi presencia, habían de respetarme como a un dios y no tratarme como un igual, más en realidad me gustaba que la gente no me temiera, aunque los que me trataban como a un igual eran los niños, los adultos se inclinaban ante mí, no soportaba aquello, para los niños soy un niño y para los adultos soy más que ellos.
-¿Qué está pasando?, ¿Por qué para unos soy una cosa y para otros otra?, ¡Que acabe esto ya!-
No aguanto más, soy un niño como los demás y como tal debería de ser tratado así por todos, no debería ser yo el futuro emperador, que cruel es este mundo, no debería de haber nacido en estos tiempos de incertidumbre, en estos tiempos de incesantes luchas.
Pero a medida que mi estancia en Yitasha iba siendo mayor, mis ciudadanos me iban viendo más como un hombre que como un niño, los niños huían cuando yo aparecía, no sé si era por miedo o por respeto , fuera por lo que fuera da igual, ahora se va igualando mi posición ante los demás.
No es exactamente lo que quiero, mas no hay otra forma de seguir con mis planes, necesito que los niños me vean como un monstruo y los hombre como su líder, es para lo que nací, no tengo otra opción, he de ser y hacer lo que mi nacimiento marcó, ser el futuro líder de mi familia y de mi país, además, he de librar la lucha entre Taira y Minamoto por el control de Japón.
Ojalá mi país hubiera sido una tierra pacifica, pero no lo es y no lo será, para que algún día esta tierra se calle debemos de luchar entre nosotros hasta que solo una persona quede en pie y sea esta quien reconstruya Japón.
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Taira
Historical FictionHace mucho tiempo el nacimiento de un niño marcó el destino de una civilización, este es el destino que le aguardaba a Japón y a todos sus habitantes. Antigua portada realizada por Hiswel