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No podía creerlo. Subí corriendo a mi habitación y lloré, no podía parar de hacerlo. Mi abuelo era la persona más importante para mí. Mis padres ni siquiera me dejaron ir a su funeral y les odié por ello.

***

Voy a buscar a Alicia, mi mejor amiga. Bueno mejor... Y única. Eso no quiere decir que esté sola y marginada, no, tengo bastantes amigos, compañeros, un grupo con el que salgo... Pero ella es la única en la que confío, la única que me entiende. Ella me salvó cuando no me quedaba nada.

***

Un año antes,

Me encontraba fatal, lo había vuelto a hacer. Escondí la cuchilla en la mochila. Tenia todo el brazo lleno de sangre. Esta vez me había pasado. Era consciente de ello.
Me aseguré de que no había nadie antes de salir del baño en el que me había escondido. Cada día en el instituto se había convertido en mi refugio. Encendí el grifo y me eché agua sobre las heridas que acababa de hacerme. Me sequé con un papel y me bajé la manga del jersey, solo faltaba que alguien me viera y tuvieran mas motivos de burla. Entonces, entró una chica, bastante mona y parecía que se dirigía justo hacia mí. Iba muy enfadada. Cerré los ojos, seguro que era otra amiga de Mer que quería meterse conmigo como ya habían hecho antes sus amigas.

-¡Estoy harta de ellas! ¿Que se creen? ¿Estás bien cielo?

Abrí los ojos, la miré. ¿Se estaba dirigiendo a mi? Hacía mucho que nadie lo hacía si no era para insultarme.

-Sí... No me han hecho daño- respondí

-Se el daño que pueden llegar a hacer y no hablo físicamente. Por cierto me llamo Alicia, y creo que tu eres Lidia ¿no?- dijo ella

Asentí. Me dio la mano, me ayudó a recoger la mochila y me sacó del baño.

***

Falsas SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora