Capítulo 3: Dos mundos

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Duré muchos meses viajando. No tenía un lugar fijo donde mantenerme, ninguno era seguro. En ese tiempo pude mirar más de cerca a los gigantes. Sé que en algún momento fui uno, pero ahora me doy cuenta que no son más que personas que no saben el hermoso planeta que tienen y la dichosa vida que desperdician: Drogas, corrupción, guerras, el dinero los domina, sufrimiento, villanos que se disfrazan de héroes, pero lo principal es que existe odio por doquier. A veces doy gracias por esta maldición. 

En esos viajes me topé con muchos grupos de personas iguales a mí, los cuales se preocupaban más por el otro que en el bienestar propio con tal de salir juntos adelante, cosa que jamás vi en los "Humanitarios" gigantes. En fin. Muy pocas veces vi rastros humanos reales en ellos, aunque si había sus excepciones. Finalmente concluí que nuestra diferencia nunca fue de tamaño.

Cree unas reglas para poder sobrevivir en estas condiciones:

Regla 1: El agua es mucho más importante que la comida, me mantiene vivo más tiempo y es más fácil de conseguir.

Regla 2: Escondites apartados.

Regla 3: Todo tiene alguna utilidad.

Regla 4: No interactuar con gigantes (No están listos o preparados para nosotros, se sorprenden demasiado, se asustan o nos ven como un juego).

Regla 5: Siempre estar solo.

Debido a lo que viví en el pasado, ya no quiero volver a perder más personas sin poder hacer nada. En más de una ocasión viví gritos, sufrimiento, sangre y lagrimas. Este es un cruel mundo que no perdona ni al alma más pura. Vi muchos grupos de personas en apuros, siempre acudía a ayudarlas y luego me ofrecían quedarme con ellas pero rechazaba su oferta.

Las Tres Guerras: LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora