Capítulo 6: Un norte

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Estábamos caminando por los oscuros subterráneos. Usábamos lamparas para iluminarnos. Decidimos acampar y hacer una fogata. Nos sentamos en círculo alrededor de la fogata y me puse a revisar mis cosas y pude apreciar un sujetador para mi espada, me gustaba porque la mantenía en mi espalda; Tenia una tarjeta que decía: "¡Suerte! De parte de Eleonor y Axel". Solo sonreí. 

Terminábamos de comer y empezaron a contar experiencias de vida, entre risas, pude notar que entre los 20 soldados había gente de diferentes apariencias físicas con rasgos asiáticos, de color, rubios etc. Cuando me aparté a arreglar mis cosas se acercó a mí una chica carismática no muy alta, blanca, de cabello castaño claro y corto. Me dijo –Mucho gusto. Me llamo Tara. Tú eres el famoso Leonard ¿no?

– ¿Famoso? Pregunté –Si. Todos hablan de ti y de tu gran hazaña contra la gigante Andrea.

Con eso me enteré de que así se llamaba la gigante y dije –No lo hice solo. Recibí ayuda de todos.

–Sí. Pero tus los impulsaste. Eres una esperanza para muchos. De hecho por eso estamos aquí.

Un poco alagado respondí –Gracias. Pero no impulsé a nadie. Solo hice lo que tenía que hacer para salvar a esa gente, lo demás fue coincidencia.

–Las coincidencias no existen -Dijo un hombre que salía de las sombras; Era un anciano que aun así estaba uniformado.

–He vivido muchos más años que cualquiera y si algo puedo asegurarte es eso. Yo vi tu hazaña, cosa que solo he visto dos veces en mi larga vida y la primera vez fue hecha por un gran hombre. Imagino que ya debiste haber oído de él, Meliodas.

–Si me contaron su historia y como terminó suicidándose.

– ¡Eso es falso! El rey Meliodas era todo menos un cobarde. Esas palabras son de su hermano Arturo, el ilegitimo rey quien dijo eso para avergonzar la memoria de Meliodas. Él es el más grande héroe que jamás ha habido, por eso vine, para dignificar su memoria derrotando a aquellos que lo asesinaron -Contestó algo alterado.

Sorprendido ante aquel relato solo sonreí y le dije –No se preocupe. Todo saldrá bien. Ya vera. Acabaremos con esto de una vez.

2 Días después...

Era una noche lluviosa. Ya todos habíamos repasado el plan: Crear un distracción para que Lilly Romanov salga de su escondite y Nick le de final. 

Entramos por una ventana y se apreciaba como solo había mujeres gigantes trabajando. A los costados habían pequeñas personas armadas que servían de guardias para controlar amenazas de nuestro tipo. Nos dividimos en tres grupos: El primero iría con Cody por la izquierda y el segundo conmigo por la derecha, el tercero se quedaría con Nick a cubrirlo.

Ya que todos estábamos en posición, un compañero me ofreció un arma de fuego rápido, pero la rechacé, me bastaba con mi espada y mi revolver. Todos teníamos preparados unas bombas lacrimógenas caseras y unas mascarillas para que no nos afectaran. Esperando la señal de Nick para empezar el ataque pude apreciar cómo habían diferentes cubículos con ventanas transparentes, donde se veían los diferentes experimentos que se hacían y en un cubículo pude ver como tenían a un hombre atado a una silla, le daban choques de corriente exigiendo que hablara. Me dio mucha impotencia. Solo me restaba esperar. Por otro lado observé como golpeaban a uno de sus soldados diciéndole incompetente.

Nick estaba listo con su enorme arma y nos dio la señal. El ataque estaba a punto de empezar.

Disparamos las bombas lacrimógenas, en seguida todo fue un caos en el laboratorio. Mi grupo fue a los cubículos a rescatar a los prisioneros mientras el grupo de Cody luchaba contra los guardias y las gigantes. Había disparos por todas partes. Corrí por los cubículos y encontré a ese chico que era torturado; Era blanco, con el cabello castaño oscuro un poco ondulado, tenia una nariz perfilada, ojos grandes de color almendra, una boca pequeña y orejas grandes, estaba muy magullado, lo cargué y empecé a llevarlo hacia un lugar seguro. Varios guardias nos emboscaron y empezaron a disparar. Apareció aquel anciano a ayudarnos, nos facilitó el despejar el camino. Me indicó que en la parte de abajo había un conducto por el cual había que escapar. El chico despertó y me preguntó – ¿Que sucedió? ¿Qué está pasando? -Le dije que mantuviera la calma, que íbamos a sacarlo de ahí.

Las Tres Guerras: LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora