Capítulo 16

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-Bueno, me voy a trabajar, vos andá a ver las casas y compra la que más te guste. Me dijo feliz.
-Gracias, después cambió los muebles y llamó a alguien para que los llevé.
-Chau, que te diviertas. Se rió, me beso en la frente y se fue.

Decidí llamar a Bruce, yo sé que él me va a poder ayudar me. Agarré el teléfono de casa y marqué su número, que el mismo me dio por si necesitaba ayuda, me contestó Alfred.
-Si, ¿Quién habla?
-Hola Alfred, ¿Está Bruce?
-Hola señorita, ahora se lo pasó con gusto. Dice educado.
-¿Hola?
-Hola Bruce ¿Cómo estás?
-Bien, ¿Qué pasa? Responde de mal humor.
-Te quería preguntar ¿Si me queres ayudar en una mudanza?
-No puedo, estoy muy ocupado en los negocios, CHAU. Colgó con un terrible gesto, no pude llegar a decir ni chau.

Busqué por la computadora, camiones de mudanza y alquilé uno. Luego llamé a los dueños de la primera casa y les avise que iba a ir a visitarlos porque estaba interesada.

Me arregle con una remera blanca, corta para mostrar mi buen físico, un pantalos normal y me fui, cuando llegué a la casa me pareció muy linda de afuera con los árboles, toqué la puerta y una pareja muy amigable me hizo pasar, me llevaron a la sala de estar, pero sentí un fuerte golpe en el cuello y eso me hizo caer al piso.

De la nada estaba en una silla de metal atada con cintas y vi a un hombre acercándose, esta ves si la cage pense, era el que me había contratado para matar a Jack.
-Hola preciosa ¿Comoda?
-Mm... na. Le dije haciéndome la cómica.
-Qué bueno espero que no lo estés, ¿Y mis $100.000? Pregunta violento
-Mm... na. y le sonreí. En realidad no me importaba la plata si no que me quería hacer la mala y desafiante que soy.
-¿A graciosa? Y me durmió nuevamente, me sentí en un sueño.

Esta ves la cage

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Esta ves la cage.

Me vuelvo a despertar, ya sangrando y con moretones en mi piel. Obviamente me revisaron si tenía armas, pero no en mi zapatilla, que tengo una navaja, una asesina con un pasado oscuro tiene que estar preparada.

Como tenía las manos y pies atados no podía agarrar mi navaja, además, cámaras por todos lados y gente viéndome.

Decidí echarme baba para ver si podía sacar mis manos ya que son bastante chiquitas y como era de esperarse, no pude. Pero me acordé de algo que tenía a mano.

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