C A P I T U L O 1

729 14 0
                                    

  De vuelta en Nueva York.

Nos habíamos quedado el resto de la semana en Arizona, yo tratando de que mi cuerpo volviera a la normalidad y que poder asimilar todo lo que estaba pasando. No parecía ser la misma chica que había subido a ese avión en Nueva York una semana antes. Pero aquí estábamos.
Mario pasó uno de sus brazos por mi cintura estrechándome contra su cuerpo. Sonrió de oreja a oreja, haciéndome sonreír a mi de igual manera. Se acercó a mis labios, besándome.
Probablemente todos en el campus exterior nos deben estar mirando en este mismo instante. Pero no es que me importara mucho tampoco.

—Vamos a llegar tarde.—susurré sobre sus
labios.

—¿Esta mal si eso no me importa?
Desearía quedarme aquí, contigo. Besándote.—me robó un beso fugaz haciéndome reír.

—Creo que ya tuvimos suficiente de eso en
Arizona. Es asqueroso.—comentó Jan cuando se detuvó a nuestro lado.

—Cállate.—le respondió Mario abrazándome.

—Él tiene razón, tenemos suficiente romance
para toda la vida.—dijo Jan. Mario y yo nos
reímos al mismo tiempo.

En Arizona nos habíamos pasado jugando
muchos juegos de mesa en el hospital: Jake hacia trampa el 40% del tiempo, Jan se aburría antes de terminarlos y yo no me podía concentrar en otra cosa que no sea Mario. Probablemente,
suene como una completa enamorada, pero
supongo que es así como se siente.

—Tengo que ir a clases, los veré luego.— dije
dandole un beso en la mejilla de Mario.

—Falta media hora para que comienze el primer periodo.—dijo Justin.

—Lo se. Pero necesito hablar con Daniel. Sobre
muchas cosas...

—Entonces debería ir contigo.—dijo tomando mi mano.—Me gustaría estar ahí.

—No. Mario, quiero terminar bien con él. Sin problemas. Prométeme que no estarás espiando por ahí.—dije señalándolo con mi dedo índice.

—No puedo prometerte eso.—dijo haciendo
puchero.

—Promételo.—insistí.

—Lo prometo.—respondió. Se acerco a mi, y
me dio un beso en los labios.—Solo por ti.

{...}

—Hola Daniel.—dije haciendo que su mirada se detuviese en mi. La chica que lo acompañaba, Marissa, era un año menor que nosotros. Ella solo me sonrió, le dijo algo a Daniel y se fue, todo eso en menos de un segundo. Daniel se levantó de la silla y en un paso lento se acercó a
mi. Era raro tenerlo enfrente mío después de
todo lo que había pasado en Arizona.

—Estas aquí.—unió mi mano con la suya, pero la alejé rápidamente. No quería darle falsas esperanzas.—Siento no haberte llamado, estaba tan cabreado. Fui un completo idiota, he estado contando los días para hoy. Ha pasado una semana entera desde la ultima vez que te vi
¿Estas bien?

—Una semana. En una semana pueden cambiar muchas cosas, Daniel.—dije, evitando su mirada.

¿Por qué no le podía decir todo esto a los ojos?

—¿De qué hablas? ¿Paso algo en Arizona?—pudé notar como su cuerpo se tensó rápidamente.

—Han pasado muchas cosas. Escucha...

—¿Vas a terminar conmigo verdad?—preguntó, sorprendiéndome.

—Yo...—no tenía palabra alguna.

—¿Mario y tú...

—Estamos...nose que estamos haciendo, solo sé que he estado enamorada de mi mejor amigo y nunca me he dado cuenta.

—¿Sentiste algo por mi?—Daniel llevó su mano a su boca, mordiendo su pulgar, cosa que hacía cuando estaba nervioso.

—No te puedo mentir. Sentí algo por ti.
Enamorarías a cualquier chica. Eres divertido,
apuesto, y muy buena persona. Sería imposible que una chica no notara eso. Nunca he confiado en nadie tan rápido como lo hice contigo, solo...solo creo que no estamos hechos el uno para el otro.

—¿Eso es todo? Supongo que las chicas tienen
más ventaja en el asunto de rompimientos, ellas pueden decir que están embarazadas.
Nosotros...no.—dijo con una media sonrisa, y
fue inevitable no reírme. Daniel siempre lograba sacarle el lado divertido a todo.

—Seguiré estando ahí para ti, ________________.—dijo sosteniendo mi mano nuevamente, y dándome un apretón— Nunca lo olvides. Puedes estar con cualquier hombre, pero una parte de ti, siempre serás mía.

{...}

—¿El enserio te dijo eso? Oh mierda. Espera a
que Mario se enteré. Este hombre era celoso cuando solo eran amigos, ahora que eres su novia, oh mierda.—Gaby cubrió sus labios con sus manos.

Metí mis manos a mis bolsillos, era un día
helado en Nueva York. Había tenido el sol de
Arizona una semana entera, pero aquí estamos de nuevo, en la fría ciudad de Nueva York.

—Creo que omitiremos esa parte, yo realmente no quiero que exista ningún tipo de rivalidad entre Daniel y él.—dije y le di una largo sorbo a mi chocolate caliente.

—Así que, ¿no piensas decirle a tu novio que tu ex te dijo que serás siempre de él? Buena chica, yo también haría los mismo.

Sonaba raro saliendo de los labios de Gaby.
"Novio". "Mario mi novio". Definitivamente una semana no había sido suficientemente para asimilarlo. Mario entro a la cafetería de la escuela, buscó con la mirada alrededor y sus ojos se encontraron con los míos, y el sonrió. Con una de esas sonrisas que podían derretir a cualquiera. Caminó hacia nuestra mesa, y depositó un corto pero dulce beso en mis labios.

—Hola para ti tambien, Mario—dijo Gaby.

—Hola Gaby, ¿como estas?—dijo con una
enorme sonrisa, sus manos pasaron por mi
cintura cuando se sentó a mi lado. El calor de su cuerpo era abrigador.

—Bien, por ahora. ¿A que se debe esa enorme
sonrisa en tu rostro, niño bonito?—Gaby río.

—Porque, tengo a la novia más hermosa del
mundo.—dijo besando mi cuello.

Mi punto débil. Cosa que el la había descubierto en la semana que pasamos en Arizona, un beso ahí y me hacías mantequilla derretida.

—Los gemelos tenían razón cuando dijeron que estaban demasiado cursis. Los dejo solos chicos. Por favor, no hagan una escena de porno enfrente de todos.—susurró esta ultima parte solo para nosotros.

—¡Gaby!—exclamé haciendo que se riera
mientras salía de la cafetería.

—Sabes que yo no tendría ningún problema con eso.—dijo Mario, recibiendo un golpe en su
brazo.

—¡Auch!—dijo abrazándome más fuerte.  

Promesas 2da.Temporada #RedDeMentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora