C A P I T U L O 3

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—¿Estas bien?—preguntó Jake sentándose a mi lado en las bancas que se encontraban en el exterior de la escuela.
Acababa de salir de mi clase de deporte, tenía el cabello hecho un completo desastre y amarrado en un moño.
Mario no iba a tardar de salir de su
entrenamiento de futbol, e iríamos a casa.

—¿Por qué preguntas?—le respondí con otra
pregunta.

—Te ves muy pensativa. ¿Paso algo con Mario?— preguntó.

—No realmente.—respondí insegura.

—¿Entonces?—insistió.

—No es nada, Jake. Son solo cosas de chicas.—le dije sinceramente.

Esto es algo que debería hablar con Gaby, dudo que Jake entienda la lógica femenina.

—Oh, entiendo. ¿Prefieres hablar esto con
Gaby? Me siento completamente ofendido.—
dijo abrazándome.—Cualquier cosa que este
pasando, tienes que saber que Mario nunca haría algo para lastimarte. Se merecen el uno al otro...

—Si esto no resulta, estará todo jodido. Nunca
podríamos volver a ser como antes. Y tengo
miedo de perderlo.

—No lo vas a perder, ______________. Aunque
quisieras. Pero, ¿Por qué estas tan insegura?—
preguntó.

Y esa era la pregunta, pregunta de la cual ni yo misma tenía una respuesta.

{...}

Los ensayos nunca habían sido lo mío. ¿A quien le importa escribir veinte paginas sobre tu opinión acerca de la primera guerra mundial?
¿Qué vas a escribir realmente? Yo no tenía la
mínima idea. Me había pasado toda la noche
anterior en blanco, y no presenté nada hoy. La
campana sonó, marcando la hora del almuerzo.
Los otros alumnos comenzaron a guardar sus
cosas, recogí mis cosas y me levanté
rápidamente de mi asiento. Llegué hasta la
puerta cuando escuché que me llamaba.

—Señorita Heather, me gustaría hablar con
usted unos minutos.—me di vuelta y caminé
hasta su escritorio que estaba invadido de
papeles.

Ella espero hasta que el salón quedo
completamente vacío.

—¿Sabes cuantos ensayos voy enviando en este periodo? Tres. ¿Sabe cuantos ha presentado usted? Uno. El cual no era muy bueno que digamos. Explíquemelo.

—No me gusta la historia, no logró interesarme y termino no haciéndolos. Lo siento mucho, Señorita Guili.—me disculpé.

—Su calificación va a estar muy baja. Al menos que haga algo, pronto.

—¿Qué puedo hacer?—pregunté.

La ultima vez que hice algo para levantar mi
calificación terminé conociendo a Daniel. Estaba rezando en mi mente para que no me envíen a ningún club después de clase o algo por l estilo.

—La obra de la escuela, estrenará en uno
meses.—Había olvidado que la maestra ea una de las organizadores de las obras anuales, las más importantes del año. Para la escuela, sus obras eran de oro. Obligaban a todos los alumnos a venir, con el soborno de una más alta calificación.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo?—pregunté confundida.

—Mary Anne se lastimó cabalgando hace poco
dias, necesito a un remplazo. Y tu quedas
perfecta en su lugar.

—Yo no sé actuar.—dije sinceramente.

—No te preocupes. No actuaras. Bailaras.—dijo mientras salía del salón con su bolso sobre su hombro izquierdo. La seguí, caminando a su lado por el pasillo.

Promesas 2da.Temporada #RedDeMentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora