C A P I T U L O 11

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  —Pudiste ser más amable, el pobre se quedó
desilusionado. El realmente pensó que tenía una oportunidad contigo. —me reprendió Arely mientras subíamos a mi departamento.

—Era eso o darle más ilusiones. Tengo novio,
¿lo recuerdas? —dije sacando mis llaves y
poniéndolas en el picaporte.

Cuando entramos al departamento Mario estaba viendo un partido de fútbol en el televisor.
Gaby se tiró en el sofá arrojando todas las
bolsas al suelo. Por suerte, solo habíamos
recorrido un par de tiendas más hasta que ella misma se agotó, y pudimos regresar a casa.

—Deberías estar muy orgulloso de tu chica,
Bautista hoy técnicamente le escupió en la cara
a un chico muy lindo. —dijo Gaby, haciendo
que Mario frunciera el ceño.

— ¿De que hablas? —pregunto curioso.

—Estábamos tomando café, y unos chicos se
acercaron a coquetear. Solo faltaba que
________________ le escribiera un enorme cartel
con la palabra "No". Fuiste muy malvada. —dijo esa última parte para mí.

Mario se acero hacia donde yo estaba y besó tiernamente mi mejilla.

— ¿Es verdad? —preguntó.

—No fue nada simplemente le dije
amablemente que tenía novio.

— ¿Amablemente? Mi trasero. —Gaby explotó
en risas, al igual que Mario.

—Nunca volveré a ir a una noche de chicas
contigo, Gaby es oficial. —dije rodando los
ojos.

—Hablando de eso, el chico nunca cancelo su
invitación a la fiesta. Podemos ir aun—recordó
Gaby, sin perder la oportunidad de ir a una
fiesta.

—Le dije que llevaría a mi novio.

—A mí me encantaría ir a demostrarle lo
apuesto que es tu novio. —comentó Mario sin dejar de depositar besos en mi mejilla.

—Es un plan entonces. Volveré a ver a Derek,
ese chico estaba realmente caliente. —comentó, sacando su teléfono de su bolso.

— ¿Tú quieres ir? Digo, si no quieres ir a la
fiesta del idiota, está bien por mí. Puedo dejar
la testosterona a un lado.

—No, no importa. Ya le deje en claro que tengo un novio increíble, no hay de qué preocuparse.

Gaby se fue una hora más tarde. Mario y yo
tuvimos que ayudarla a bajar todas las bolsas
que había traído con ella, debido a que si
bajaba sola podría haber caído por las escaleras con bolsas y todo.

Y aquí estábamos ahora, viendo una de las
películas de James Bond, que habíamos visto
millones de veces juntos. No había logrado
hablar con Gaby en toda la tarde, y necesitaba
decirle a alguien que tenía en mente.

—Voy a tratar de contactar con mi Padre. Mi
verdadero padre. —dije haciendo que Mario se volteara sorprendido. Puso el televisor en forma de silencio y me miro.

—Oh... ¿estas segura? Digo, ni siquiera lo
conoces.

—Sí. Necesito cerrar esa parte de mi vida para
poder estar completamente tranquila.
Y tal vez necesito que mi propio padre sepa de
mí. Sepa por lo menos que existo. Sepa que
tuvo una hija a la cual nunca conoció.

Mario sabía que yo estaba informada de cuál era su nombre. Le había mostrado la carta camino a NY, en el avión.

—Sabes que estaré contigo siempre. Cual se tu decisión. —dijo dándome un apretón en la mano que sostenía.

—Gracias. —dije y besé suavemente sus labios.

{...}

Abrí mi ordenador en medio de la noche, Mario estaba durmiendo a mi lado, tenía su brazo alrededor de mi cintura. Abrí el navegador cuando estuvo listo. El buscador Google apareció en mi pantalla, tecleé lo más rápido que pude el nombre de mi Padre.

"Jordan Watyger"

Miles de recortes de diarios aparecieron. En las imágenes, aparecía siempre el mismo señor pero con diferentes atuendos. La mayoría de ellos trajes muy elegantes, acompañado siempre de mujeres jóvenes en vestidos largos.
Según uno de los recortes, era un empresario
muy adinerado, quien tenía una de las más
grandes empresas del país a su poder. Uno de
los solteros más codiciados. Eso hacia las cosas
más sencillas, no iba a ver tanto drama si
llegaba a contactar con él.
Entré a la página web de su empresa, el número de su departamento de Relaciones Humanas estaba ahí. Tomé mi teléfono y guarde el número ahí.
Regresé a las fotos y examine una muy de cerca.
Tenía su sonrisa y sus ojos. Él hombre era muy
apuesto, muy apuesto para tener sus
aproximadamente treinta cinco años. En todas
las fotos diferentes mujeres lo acompañaban.
¿Por qué una persona iba a querer vivir toda su vida solo y acompañado de dinero? Se sentí tan vacío con solo pensarlo.
Cerré el ordenador, y lo deje en el suelo.
Recosté mi cabeza sobre el pecho desnudo de
Mario.
No sabía que esperar. No todos los días
descubres que tu padre es el empresario soltero más codiciado del país entero.  

Promesas 2da.Temporada #RedDeMentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora