capitulo veinticuatro

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  Sus piernas entrelazadas, ambos estaban tumbados a lo largo de la cama, sus manos posesivamente encima del cuerpo contrario.
peter se había dormido con lali, pegada a su cuerpo, la tenía abrazada, una mano descansaba sobre el pecho de la chica, quien jugaba con el pecho de peter.
La oscuridad cubría la habitación caliente.
Le gustaba estar así con él, aunque no estaba seguro de si eso era bueno.
Se levantó de la cama, y entró al cuarto de baño, al salir se quedó en la puerta, mirando como el pecho de su vecino subía y bajaba tranquilo, relajado. Una sonrisa se curvó en su hermoso rostro.
Buscó el armario, y sigilosa se acercó a el, lo abrió y buscó algo, quería algo... corbatas. Eso bastaría.
¿Dónde estaban las malditas corbatas? Si estuvieran en su casa ya tendría solución...
Después de moverse en silencio por la habitación al fin dio con ellas, esperaba no romperlas... bueno, en caso de que se rompieran le compraría más.
Se hizo con tres, y en completo silencio y aguantando la euforia, se acercó a la cama, donde peter dormía. Ató una corbata a cada una de las muñecas de peter, mientras lo hacía notaba como el calor anticipado le recorría el cuerpo. Dios, como iba a disfrutar aquello.
Una vez lo hubo atado, se sentó a su lado, no, quería jugar más, decidida fue a inspeccionar.

peter abrió los ojos, cuando algo frío le acarició los labios, al instante sintió los de lali contra los suyos y los entreabrió dejándose besar, quiso abrazarla, y dando un tirón se descubrió amarrado.
-Pero... -se quejó dando nuevos tirones.
-Shh... -siseó ella- no querrás romper tus preciosas corbatas ¿no?
-lali –gruñó él mirando los amarres de sus muñecas, si tirara un poco más, quizás la partiera, que más daba una corbata más, una corbata menos, tenia para dar y regalar- suéltame –pidió.
La respuesta de lali llegó con un sonido de spray, algo frío le acarició el pecho y siguió acariciándolo hasta la altura del ombligo, él gimió cuando la lengua de lali siguió el mismo recorrido que aquella cosa.
La oscuridad lo cegaba y no sabía que era.
-Sabes tan bien –jadeó ella. El spray sonó de nuevo, y esta vez sintió aquella esponjosa cosa sobre la parte más caliente de su cuerpo, más caliente y dura; su miembro. Un jadeo de anticipación sonó en la habitación- me encanta la nata –dijo ella.
Y su lengua recorrió toda la extensión de peter.
Madre del amor hermoso, peter tironeó de sus muñecas, quería tocarla, acariciarla, sentirla, agitó las piernas, pero entonces lali se sentó sobre ellas, peter alzó la cabeza, justo en el momento en el que sintió la mano de lali cerrándose alrededor de su pene.
Se inclinó sobre él y sus labios se posaron sobre su pene, los entreabrió, y su cálida lengua cayó sobre la erección de peter, antes de comenzar a tomarlo con la boca, despacio.
-lali –gimió él, alzandando un poco la cadera. Ella retiró su cabello y lo echó sobre un hombro, alzó la vista, y agachó la cabeza, tomándolo más, poco a poco despacio, mientras lo acariciaba con la lengua. Los movimientos continuaban, ella subía y bajaba, mientras peter luchaba contra aquellas malditas corbatas- Dios, lali –gruñó él.
Estaba tan cerca... tan cerca... dios.
Y entonces lali se retiró. Mirándolo, lali se colocó sobre él a horcajadas, su sexo rozaba el miembro de peter, el cual agarró, se dejó caer un poco sobre él, sintiéndolo más cerca, y luego se acarició de arriba hacía abajo, antes de colocarlo contra su entrada nuevamente.
Jadeó.
«Dios, dios, dios» no iba a gritar, aunque no podía evitar el calor que la consumía.
Apoyó las manos abiertas en el vientre de peter y se fue dejando caer sobre él, dejando que la llenara poco a poco, despacio, cerró los ojos, cuando en los últimos instantes se dejó caer sobre él con fuerza. peter gruñó, ella se mordió el labio.
Con los ojos cerrados, y apoyada con las manos sobre peter, comenzó a moverse, subiendo y bajando sobre su miembro, cada vez más y más rápido. Notó las paredes d su vagina contraerse, y se dejó caer sobre él con fuerza, buscando su liberación. peter se tensó en su interior, y gritó el nombre de su vecina, mientras tiraba con fuerza de las corbatas luchando por poder tocarla. lali sonrió y se detuvo, él había alcanzado el orgasmo; le tocaba a ella. Se aferró a los hombros de peter, y buscó su boca besándolo mientras se movía encima suyo con desesperación. Gimió mientras lo besaba, deteniendo a veces el beso mientras su sexo palpitaba. Dando un grito, se movió por última vez, y se detuvo dejándose caer sobre peter.
En el silencio de la habitación se oían sus respiraciones irregulares, que luchaban por volver a la normalidad. Los jadeos y suspiros que algunas veces soltaban.
-lali...
-¿Mmm? –susurró ella soñolienta.
-¿Me desatas?
De un salto ella se incorporó, pero volvió a relajarse.
-No se... -dijo juguetona, aunque en un principio se había olvidado completamente de ese detalle.
-Vamos, cielo.
Con una sonrisa ella le quitó los nudos, y le besó las muñecas que tenían la señal de las corbatas.
-Siento mucho que te hayas echo daño.
-No pasa nada –contestó él. lali se recostó a su lado y cerró los ojos.  

Jugando con fuego#laliterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora