capitulo veintiseis

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lali descolgó el teléfono y marcó el número de memoria. El timbre del teléfono un par de veces antes de que una voz alegre y familiar contestara:
-¿Si?
-Hola euge.
-¡laliii! –la reconoció su amiga feliz- ¡Cuánto tiempo sin hablar! –que cosa más cierta, últimamente lali había estado absorta en un mundo increíble y no quería salir de él, pero era hora de hablar.
-Si, mucho. –Tenía que ir al grano- euge, ¿podemos juntarnos?
-Por supuesto, cuando quieras, solo dime donde y a que hora, y allí estaré.
-Bien.
Después de quedar con su amiga colgó el auricular y miró la cama deshecha. peter nunca la ayudaba a hacerla, siempre acababa haciéndola ella sola.
Ya era habitual que ambos durmieran en la misma cama, casi podría decirse que convivían juntos.


Después del primer fin de semana que él la llevó a cenar, se habían visto habitualmente, alguno de los dos buscaba una excusa para presentarse en la casa del otro; azúcar, un poco de aceite, comentar algo, creer que se había dejado una prenda...
Un día peter había decidido dejar de lado las malditas excusas que ambos sabían que eran inciertas.
-Hola –dijo cuando ella le hubo abierto la puerta.
-Hola, ¿Qué pasa?
Él fue a buscar algo que decir, pero ¿para qué?
-¿Busco una excusa, o mejor aprovecho el tiempo en otra cosa? –había preguntado él, y sin más cortesía la había besado.

Ahora podría decirse que vivían juntos, quedaban para comer, cenaban juntos, dormían juntos...
Y ambos eran felices, lo pasaban bien, era increíble.
Pero las dudas no dejaban a lali tranquila, el remordimiento. A pesar de que se olvidaba de todo cuando estaba con peter, cuando se sentaba sola los pensamientos la acosaban; ella no debería estarse acostando con peter, ella debía de hacer lo contrarío, había ido a eso.
Sin embargo era en lo último en lo que quería pensar. No quería alejarse de él. No quería dejarlo.
Se estaba enamorando.
Mal asunto.
peter era el ex de su mejor amiga: eugenia. Y le había partido el corazón sin más. Aquello estaba mal, no quería que su corazón sufriese, y a parte de eso, no podía estar con el ex de su amiga.
¿Qué diría euge?
Hasta ahora no había habido problema ninguno, era tan solo sexo: un sexo magnifico, pero sexo.
Cero compromiso, cero todo.
Sexo.
Pero ahora iba a más, no tan solo era sexo. Hacían el amor. Aquellos sentimientos que los inundaban. Quizás debiera de alejarse de peter sin más, dejarlo y ya está.
Podría...
Antes hubiera podido hacerlo... antes, ahora ya no, no después del episodio de la noche anterior...


peter había llegado de trabajar, y directamente había llamado a su puerta.
-¡Hola, preciosa! –había dicho a modo de saludo, antes de abrazarla y besarla.
-Hola, ¿me vas a contar que te pasa? –había preguntado ella.
-Por supuesto, te concierne totalmente.
Estaba contento, ella era feliz al verlo así, e igualmente un fuerte nudo le apretaba el estómago. ¿Qué lo había puesto así, y que tuviera que ver con ella?
-Bueno, cuéntame.
Claro que le iba a contar. Llevaba semanas pensando en ello, sin aún querer dar el paso, inseguridad. Esa era una palabra que definía como se sentía. Pero el estar, el pasar tanto tiempo con lali lo había echo cambiar de parecer. Se lo iba a decir.
La cargó en sus brazos y se sentó en el sofá con ella, jugó con su pelo, le dio un beso en la mejilla.
-He estado pensando... -mal asunto, aquello no sonaba bien- verás, creo que estamos muy bien juntos... -el asunto se ponía peor- nos divertimos, reímos, casi vivimos juntos, y somos dinamita en la cama... -«Dios, dios»- y he pensado en ello. Llevamos casi dos meses juntos, y no juntos... -que se la tragara la pierna- estamos bien así, es algo que me gusta... -bien- pero creo que podemos intentar tener algo más.
-Eh... -él puso un dedo sobre sus labios.

Jugando con fuego#laliterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora