DESPERTÓ Y SONREÍ

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Me aborrece la aburrida rutina de la existencia, no quiero sentir que la rutina de un trabajo habitual me ciegue de ese objetivo que me hace ser lo que soy, no odio la rutina por lo cansada que puede ser, sino porque cuando quiera saciar mi ansia no quiero que me aleje de mi deber.

Muy raramente el trabajo es duro, casi siempre son robos, peleas, y asesinatos, claro los homicidios no son míos yo sé cómo ocultar un cuerpo, pero hay personas inexpertas que simplemente matan y dejan el cuerpo a la deriva por el miedo de ser atrapados, pero hay ciertos asesinos que dejan el cuerpo intencionalmente o por la necesidad de querer mostrar su acto, aunque siempre son uno o dos cuerpos, pero ese día no fue un buen día, ni para las víctimas ni para mí.

Ya era medio día, yo me encontraba organizando los últimos documentos diligenciados en la comisaria, después de haber hecho era total tranquilidad y buscar una que otra víctima para la noche, pero después de un rato el oficial Wilson se acerca a mi lugar de trabajo diciendo—walter tienes que ver esto, al parecer va ser un largo día—como un ser sociable que logro ser cuando me lo propongo recibo su invitación de manera agradable, y camino donde todos se encuentran reunidos viendo las noticia, me acerque y vi la mayor obra de arte que haya logrado admirar, puede ser algo perturbadora para el ojo normal, pero para mí una demostración de poder que el asesino quería mostrar hacia el mundo, la imágenes eran tan fuertes que no la mostraron en las noticias, me hicieron formar parte del grupo del oficial cargo del caso y yo tuve el honor de estar en la escena del crimen tomando las fotografías, era una escena algo espeluznante hasta para mí, fue en uno de los parque de la ciudad, uno de los más visitado por el día, pero más desolado por las noches.

había cuatro cuerpos, cada víctima era mujer cada una de diferente, una con el cabello rojo, una rubia, una morena, y la última fue claramente la que sufrió más, su parte superior de la cabeza fue retirada tan solo se veía el cerebro con un rastro de sangre por todo el cuerpo, cada una se encontraba desnuda, tendidas en los faroles del parque, ese tipo de atrocidades no me parecían correctas por el código moral que tengo, pero era algo que despertó una parte del deseo que hay en mí en querer hacer lo mismo, pero totalmente mejor, como si quisiera una batalla de asesinatos; pero no me lo permití, simplemente seguí tomando las fotografías y después calmare mi ansia con más tranquilidad y paciencia, pero tendrá que ser pronto, porque no la podre aguantar por mucho tiempo.

Al llegar de nuevo a la comisaria después de haber terminado, guarde rápidamente las fotografías y mañana lo que haría sería documentarlo, no podía aguantar, me sentía como un niño diabético en una dulcería, me sentí aliviado cuando por fin iba salida, pero cuando estaba a punto de entrar al ascensor recibo el llamado de mi jefa, la señora Martínez diciendo, que debo quedarme, ya que han confirmado las identidades de las víctimas y yo soy el encargado de documentarlo—¿puedo dejarlo para después?—le pregunte, con un grado de exaltación en mi voz; ella responde que no puedo dejar eso para después, porque quería resolver el caso lo antes posible, así que como era una obligación lo hice.

Tenía las manos temblorosas con cada búsqueda que hacía, en el momento cuando me di cuenta que ninguna tenía relación alguna, cogí mis cosas, Salí corriendo tragando saliva, esa sensación que les conté estaba iniciando, necesitaba matar a alguien dentro de mi código moral, para después no sentirme mal, pero si no lo hacia lo antes posible y podría matar a cualquiera, en cualquier lugar.

Llegue hasta mi auto, y no encendía, me sentía desesperado aún más exaltado, mi corazón latía a tal punto que podía sentir como si se fuera a salir, no podía esperar a que encendiera, así que inmediatamente corro hasta coger un bus, y con cada paso que daba sentía mi corazón latir y latir el doble de rápido, llego al autobús, como era muy tarde solo había una mujer en él, y me siento, respiro hondo y apreciando el silencio me intento calmar, para no ver ese color rojo sangre ya que eso es señal que ha despertado eso que he intentado calmar, el silencio ayudaba mucho.

De un momento otro me sorprende el golpe de la puerta, eran tres hombres y una mujer algo desesperantes, hablando y gritando, y pensé—adiós tranquilidad—intente no prestarles, pero era algo inevitable, seguían hablando, y molestando a la pobre mujer en el fondo; eso que había calmado volvió, pero no totalmente así que era controlable, hasta que  uno de ellos dijo— ¿Qué ves? si no te gusta intenta algo, claro si puedes—mientras lo dice me apunta con una navaja que probablemente no tenía filo, y se ríe fuertemente, mientras que sus amigos le siguen el juego.

Era el momento de bajarme, y ellos me siguen más atrás, las calles se encontraban solas, era mi territorio ahora, pero era demasiado tarde uno de ellos me empuja, y hay esta despertó lo que hay en mí, sonrió si haberlos matado porque ya sabía que iban a morir cada uno de ellos de una manera horrible, descargare todo mi odio y penumbra, en ese pedazo pequeño de mundo. Volteo lentamente hacia ellos, me coloco los guantes, inclino la cabeza hacia la izquierda, esperando que alguno haga algo, y preciso el que tenía la navaja lanza un golpe y lo evito, con un movimiento rápido le quito su navaja y de una manera precisa lo incrusto en su tráquea el no grita solo tiembla, sus amigo no lograban ver ya que estaba de espalda, así que manteniendo el cuchillo en su cuello le dio vuelta a su cuerpo, al parecer me equivoque la navaja si tenía filo y demasiado, la retiro y dejo caer el cuerpo en el suelo dejándolo sangrar, sonrió afrente de los que faltaban sonrió, y digo—su amigo acaba de manchar mis zapato, y carajo me gustaban estos zapatos, bueno quien será el siguiente—a uno de ellos le rompí el cuello antes de hacerlo soltó un grito de agonía, y desesperación; al otro lo golpee sin detenerme, cuando vi la sangre en la acera me detuve, y la mujer que los acompañaba solamente lloraba escondida detrás de un basurero, con esa fui algo más exacto justo en el corazón.

Esto es tu culpa asesino del parque, querías batalla, batalla tendrás.

Y ahora todo va bien en mi pequeño lugar del mundo

LA CARTA Y DIARIO  DE UN PSICOPATA ASESINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora