Misterio

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—¿Que podrían hacer ellos para averiguarlo?—Pregunté mientras caminábamos lo más rápido que se podíamos sin llegar a correr—.

—No lo sé, pero según dicta la ley, ellos tienen que saber todo.

—Apuesto que hicieron esa para tener toda la información.

—Es probable.

Ya estábamos llegando a la Realeza cuando nos topamos con Ros, que junto con dos guardias más, vigilaba la puerta que nos dividía de los Crecens.

—¡Mia!—me saludó—.

Antes de que pudiera saludarlo de vuelta, Madamme Rodwell se precipitó a hablar alterada.

—¡Ros! ¡Tenemos que hablar con los Reyes! Es urgente.

—No pueden pasar sin una autorización.

—¿Cómo conseguimos una autorización?—Dije tratando de calmar a Madamme Rodwell—.

—Pues yo debería entrar a informarles que están aquí y sus intenciones. ¿Cuáles son sus intenciones?

—¡Tenemos que hablarles de el Oráculo!¡La última profecía!

—¿Llegó el final?—Dijo con una mirada que expulsaba preocupación—.

—Está más cerca de lo que esperábamos.

Ros sin decir más, hizo un gesto a los guardias y entró en la Realeza. Cuando salió nos hizo un gesto para que pasemos, Madamme Rodwell estaba muy asustada así que esta vez me tocaba hablar a mí.

—¿Qué es lo que está sucediendo con el Oráculo?—Preguntó imponente el azul—.

—Bueno, según nuestros cálculos, la última profecía del oráculo se hará realidad en 17 años.

—¿Cómo saben eso? El oráculo no muestra fechas.—dijo el verde—.

—No, pero dice que será dentro de 240 años.

—Falta mucho para eso...—dijo el Azul—.

—Pero el libro fue escrito hace 223 años.

Los tres se quedaron helados.

—Ósea que actualmente estarían faltando 017 años.—terminé—.

—Dios mío.—dijo el café—. ¡Es terrible!

—El fin está cerca.

—Pero el oráculo muestra algún tipo de salvación.—Dice el verde bajando de su altar—¿No es así?

—No lo creo.

Desvíe mi mirada hacia Madamme Rodwell que traía en sus brazos el oráculo y con un fuerte tirón se lo arrebate, ella estaba dura y paralizada.

Lo abrí y les enseñe su contenido a los Crecens, que me miran extrañados.

—Eres tú.—Dicen casi al unísono—.

—No soy yo, faltan diecisiete años
para eso y yo tengo veintiún años. Para ese entonces no me veré así de joven, aparte no puede ser, ¿Ven ese animal de al lado?

—Si, es un Globy.—Dijo el azul—.

—Exacto, y es un hurón, yo tengo una gata.

—Pero es idéntica a ti.—Dijo el verde—.

Miré nuevamente la hoja.

—No tanto, su mirada es diferente a la mía, tal vez sea otra flama.

—Sólo hay dos más aparte de tí, y uno desapareció, estuvo aquí unos días y se esfumó de la nada, nadie puede escapar de aquí, no sabemos como lo hizo.—dijo el café—.

—Y abandonó a su pobre Globy.—Agregó el verde—.

—¿Abandonó a su Globy?—pregunté—.¿Aún está vivo?¿Qué es?¿Dónde puedo encontrarlo?

—Está muy cerca de tu calle.—Dijo Ros detrás nuestro—.Lamentablemente no recuerdo qué animal es.

—Tenemos que ir Madamme Rodwell.—ella asintió sin más—.

—No pueden comunicarse con ese Globy aunque lo encuentren—dijo el azul—.

—Conozco a alguien que nos facilitará eso.—respondí—.

Madamme Rodwell y yo fuimos junto a Ros para que nos indique la casa en la que vivía ese Globy, que en ese momento era mi única esperanza para demostrar, que no era yo.

Eternal Fire [Completa/En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora