Eternal Fire [Completa/En Corrección]

Towr

Al estar Mia inconsciente, el agua del pozo se metió por su boca y llenó todo su cuerpo, luego esta se evaporó. Mia quedó en el fondo de un pozo vacío, el lodo comenzó a meterse en sus poros, en su boca, en todas partes hasta que finalmente la hundió dentro de sí.

Al recuperar la conciencia no veía nada, no respiraba pero aún así estaba con vida, sólo escuchaba un cantar melodioso y no podía moverme.

—Ahora tengo otro aliado, y me alegra que seas tú.—Dijo Naturaleza que al parecer cantaba de la emoción—. Te sacare de allí, el proceso está completo.

Vi un hueco de luz entrar por el lodo y automáticamente comencé a respirar sin desesperación, como si no me hubiese estado ahogando por horas. Naturaleza término de desenterrarme y me extendió su mano.

—Pero que bello te queda el color tierra.

—Gracias... ¿Y ahora?

—Ahora debes irte, un placer conocerte, Mia.

Con un delicado gesto de mano Naturaleza transformó un bulto de tierra en una escalera y un túnel hacia arriba.

—Tardarás un poco en llegar y me disculparás, pero estoy totalmente en contra de los portales.

—Oh, entiendo.

Tarde una media hora es subir trotando, si caminaba iba a tardar mucho más. Al llegar a tierra firme, la luz me cegó los ojos.

—¡Mia! Empezábamos a creer que no regresarías...—Madamme Rodwell parecía sorprendida—.

—Pero, que bello te queda el color de mi tierra... Mia.—dijo Rian—.

Me sonrojé al escucharlo, me alegró mucho que le guste mi nueva forma.

—Muchas gracias Rían.

—Esto hay que celebrarlo.—Dijo Madamme Rodwell con una sonrisa—.

—Lamentablemente, no hay tiempo para celebrar, Mia debe descansar y practicar sola, en la paz de su hogar.

—En realidad no hay mucha paz en mi hogar, siempre esta en llamas.

—Como el infierno...—Dijo Madamme Rodwell reflexionando —. Ve a tu casa Mia, vete vete... Aún aquí tenemos cosas que pensar.

—¡Pero yo quiero ayudar!

—No Mia, tu descansa nosotros nos encargáremos.

—¿Están seguros?

—Claro Mia, fue un placer conocerte.—Su mirada lograba que me pierda en ella, era tan bonito que lograba inquietarme—.

—Tierra a Mia.—Dijo Madamme Rodwell—. ya niña vete a tu casa.

Luego de que insistieran intentado echarme durante varios minutos me rendí y regrese a casa, donde Rubí me recibió asombrada.

—Es increíble como cualquier color le queda bien Madamme.

—Gracias Rubí.

La curiosidad pudo conmigo y decidí mirarme en el espejo de cristal del baño, lo más notorio era mi cabello café, ni muy claro ni muy oscuro, luego mis llamativos ojos fuego habían sido reemplazado por unos color ámbar... Pero no habían perdido su encanto, mi piel morena, nunca la había visto tan bronceada. Finalmente mi cuerpo parecía más fuerte y fibroso que de costumbre.