Ya en su camerino, Dulce se encontraba decepcionada, pues siempre que escucha por un momento a su corazón, el mismo sufre inmensamente. ¿Pero cómo iba a evitarlo? En su naturaleza estaba ser tan transparente. En estos instantes, en los que sentía que el mundo se derrumbaba a su paso, necesitaba más que nunca a su familia, y sus guerreros formaban parte de la misma. Por ello, seguidamente de su reflexión publicó un tweet: "Guerreros los extraño!!!". No era capaz de preocupar a su familia de sangre, sin embargo tampoco resistía aguantarse ese dolor, así que su solución fue expresarlo con sus seguidores, además de escribir, escribir, escribir sin parar como si no hubiera un mañana...
Ensimismada en su labor creativa, apenas se percató de que habían tocado a la puerta, por tanto no fue hasta que vio la nota deslizarse bajo la misma cuando comprendió que habían llamado a su camerino hace tan solo unos segundos. Primeramente, pensó que quizás se tratara del equipo de producción, quien la necesitaba para grabar, dado que ella, sin querer, se había ausentado demasiado tiempo. Pero no. Cuando se levantó y agarró la carta, porque era una carta y no una simple nota, entendió que era un asunto más importante.
El sobre estaba en blanco, salvo por el nombre del destinatario: Dulce María. No obstante, para la muchacha solo le bastó con aquella caligrafía para adivinar quién la enviaba. Esa letra era inconfundible, y no porque fuera fea o demasiado hermosa, sino porque unas letras, de una palabra y escrita por la misma persona, se hallaban tatuadas en su corazón por un fuego que nunca se apagó. Un suspiró dejó paso a la pronunciación de su nombre: Christopher.
Entonces, se recostó en su sillón y comenzó a leer:
Hola Dulce, soy yo, Christopher, te escribo porque sé que no quieres hablar conmigo, y te entiendo perfectamente, pero tengo la necesidad de explicarte lo que está ocurriendo para que así comprendas, al menos un poco, mi actitud hacia ti. No te puedo decir todo, tan solo que hay algo que me impide estar contigo al cien por cien.
Me encantaría saludarte todos los días en el foro, platicar en los descansos, ir a comer contigo de vez en cuando, verte sonreír cuando te equivocas en la grabación, con esa cara de enfado tan cómica que pones, aunque en realidad eso ya lo hago, a escondidas, para que nadie se dé cuenta. Sé que mi comportamiento es absurdo, un día te hablo normal como compañeros, y al otro ni siquiera te dirijo la mirada. Sin embargo sí te miró, solo que cuando te marchas y nunca de frente. Quizás tienes razón y soy un cobarde...
Te prometo que intentaré cambiar, o mejor dicho, ser el Christopher que un día conociste, porque aunque he madurado, sigo siendo el mismo greñudo atolondrado, pese a que no lo parezca (disimulo muy bien, en ocasiones aparento ser hasta normal). Si notas en mi un carácter diferente al que te prometo en esta carta, lo siento, perdón, no soy yo, son las circunstancias que me obligan directa o indirectamente a ser un completo imbécil, de verdad lo lamentó desde lo más profundo de mi ser.
Ten siempre presente que te quiero Dulce, te quiero, te quiero muchísimo, mi mente es incapaz de olvidar aquellos momentos mágicos que pasmos juntos como RBD, las grabaciones interminables, los conciertos en una ciudad distinta cada día y los detrás de cámaras entre nosotros, es decir, tú y yo además de Poncho, May, Any y Chris.
Christopher
- Mi Chris aun sigue vivo en ese corazón, solo tengo abrirme paso para buscarlo en un laberinto lleno de maleza -decía Dulce mientras las primeras lágrimas ya empapaban el papel de aquella carta en la que se traslucía mucho más que una vieja amistad. Con el corazón en la mano, Chris había elaborado esa carta, la cual significaba el comienzo de una verdadera historia de amor que narra cómo este puede nacer de una ficción tan real, que los mismos actores terminan escribiendo el final con tinta procedente de sus corazones.
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