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Guardé mi teléfono y lo miré. Estaba expectante por saber, yo, por mi parte, estaba aterrada por su reacción.

- ¿Querés saber realmente?

- Si no querés contarme está bien -hizo una mueca.

Le iba a decir, sin importar su reacción ni que nos conozcamos hace un mes. Algún día le tendría que contar a otra persona que no sea Pablo, supongo.

- Bueno... -comencé- hace más o menos un año y medio comencé a caer en depresión, había muerto mi papá hace unos meses y las cosas iban de mal en peor. Sentía que no tenía a nadie, iba perdiendo a todos, entonces comencé a autolesionarme. Cortaba mis piernas, mis caderas, mis brazos, siempre tratando de que nadie lo notara. Después de hacerlo por tres meses, aproximadamente, lo dejé, sin ayuda de nadie.

Hice una pausa y miré su cara, no parecía aterrado, así que seguí.

- Volví a tener una vida social, amigos, me tachaban como la popular puta, todos esos tipos de cosas. Hasta que las cosas volvieron a empeorar, mis "amigas" -hice comilla con los dedos- se pusieron en mi contra, simplemente de envidiosas, y fueron haciendo que todos me odien. Volví a caer en los cortes y esta vez comía poco, casi nada, sólo para mantenerme en lo que la sociedad considera normal o perfecto. Estaba bien de peso pero quería verme cada vez más flaca, quedando como un estereotipo más de la sociedad que cae en cosas de buscar una perfección inexistente. Me odiaba, odiaba mi cuerpo, todo de mí, pero amaba hacerme daño. Sonará estúpido pero era mi manera de descargarme de los problemas y no podía dejarlo, además no tenía a nadie que me quisiera sacar del pozo.

- Y, cómo llegaste al hospital?

- Un día había comido tan poco que me desmayé en la calle y golpeé mi cabeza con un árbol. Una señora me encontró y vio mis cortes, llamó a la ambulancia y me llevaron. Ahí decidieron internarme para curarme, lo dije mil veces pero repito, no me parece una enfermedad.

- No lo es.

Su comentario me sorprendió... No se aterró.

- En fin, ahí adentro me torturaban con inyecciones, suero, me encerraban, me mal trataban, era un infierno, yo lo odié.

Me acarició el hombro y me miró.

- ¿Ya no lo hacés más?

- No.

- Eso es lo que importa. No entiendo como pensaste que podría espantarme, no sos un mounstro, sos una persona más que sufrió, cayó pero logró salir. Estoy seguro de que no es fácil pero lo lograste y te admiro.

- Gracias por entenderme.

- Te entiendo a la perfección... No hay nada que agradecer.

Sentí la necesidad de abrazarlo y lo hice. Algo cambió entre nosotros, estoy segura de eso, y por lo que veo, cambió para bien.
Fuimos a mi casa y le prometí ir a tomar el helado otro día.

- Nos vemos el lunes, no? -Le dije mientras le daba un beso en la mejilla.

- Sí... Por cierto, -se rascó la nuca- qué es Pablo tuyo?

Soy yo o... Nada.

- Es mi mejor amigo, él siempre estuvo.

- Bueno, mejor -rió nervioso- nos vemos.

Me saludó otra vez con la mano y se fue corriendo. Fue inevitable reír.

“Just how fast the night changes?”
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N/a:
Bad bitchesss, otro cap ah
Si no conocen la frase, es de la canción Night Changes de One direction. Besis.

Abuz-

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