Amarga venganza Yasuo x Riven

Ejecución

Ya era de noche, Riven había llegado a Jonia y fue apresada voluntariamente, por ello, le concedieron una oportunidad para explicarse ante un tribunal. La pusieron de rodillas en el suelo, con las manos atadas a la espalda y dos guardias a ambos lados. La chica miró al frente, lugar donde estaban los jueces con caras de odio y desprecio, ella sabía que no iba a salir bien parada, pero debía hacerlo para salvar a Yasuo.

-Bien, joven noxiana. Aún sabiendo que serás condenada a morir por tus delitos has venido ha entregarte. ¿Por qué?- preguntó uno de los jueces con mirada de superioridad

-He venido para demostrar la inocencia del espadachín Yasuo, ya que fui yo y no él la que acabó con la vida del anciando que él protegía- declaró firme la peliblanca y todos se pusieron a cuchichear sorprendidos ante la respuesta

-Aunque eso sea cierto, Yasuo debe pagar por haber dejado solo al anciano

-Ya ha pagado por ello todos estos años

El juez se quedó pensativo, analizando detenidamente las palabras de la chica hasta que finalmente llegó a una conclusión.

-De acuerdo, Yasuo quedará inocente a cambio de tu ejecución. ¿De verdad estás dispuesta a perder la vida por ese hombre?- insistió el anciano poniendo toda su atención en Riven, quien asintió -Bien, entonces mañana será tu ejecución. Te decapitará ún...

-¡No! ¡Nada de decapitar!- interrumpió una voz bronca -¡Yo seré quien ejecute a esta noxiana!

-Soldado, usted no puede. No tiene permiso para ejecutar con hachas de ningún tipo

-Con hachas no, pero sí tengo permiso para usar mi arco siempre que sea necesario. Además, esta mujer atacó nuestra aldea donde murieron cientos de jonios, incluida mi familia, y nadie mejor que yo para expresarle mi dolor con mi flecha más certera- exclamó el peliblanco sin quitarle ojo a la chica

-¿Tú qué opinas, exiliada?- preguntó el juez

-Estoy de acuerdo, quiero que Varus sea mi ejecutor- dijo seria, mirando a los ojos al arquero

-Decidido pues. Mañana a las 10 de la mañana será la ejecución de la noxiana. ¡Guardias! Llevadla a una celda

-Ya me encargo yo, señor juez- habló Varus cogiendo de un brazo a la chica para que se levantara y llevarla a su celda

Una vez allí, el arquero hizo entrar a su prisionera y pidió a los guardias de la prisión que los dejaran solos, y así lo hicieron ellos. Riven estaba nerviosa ante la mirada del jonio, estando los dos a solas sin nada de por medio no sabía qué esperar. Varus avanzó unos pasos hacia la chica, quien retrocedió hasta estar pegada a la pared, pero él no se detuvo. Cuando se encontró muy cerca de ella apoyó el brazo derecho en la pared, quería intimidarla, y con la diferencia de altura, su mirada penetrante llena de rencor y la cercanía lo conseguía. Riven estaba aterrada.

-¿Fuiste tú?- preguntó con rabia el peliblanco, pero no recibió respuesta de la mujer -¿Mataste tú a mi familia?

-N-no, yo maté a hombres y ancianos, pero no a mujeres ni a niños- respondió, al fin, la muchacha

-Si me mientes te...

-No tengo ningún motivo para mentirte. Mañana moriré a causa de tu flecha, lo mismó me da morir ahora por tus manos

Varus suspiró, la noxiana se tensó al sentir la respiración de él chocar en su cuello. Cada vez había menos distancia entre ellos hasta que el arquero se le acercó al oído y comenzó a susurrarle

-Escucha, los guardias de la prisión están deseando que yo me vaya para violarte. El juez les ha dado permiso para ello, y a mí también. Pero yo no quiero violarte ni que ellos te violen, por lo que haremos como que te violo y nos quedamos dormidos, ¿de acuerdo?