Resistir hasta el final

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Se hizo de día y Riven despertó en la cama de Katarina siendo abrazada por esta. Por las ojeras que se situaban en el bello rostro de la pelirroja, la exiliada dedujo que había llegado hacía un par de horas. Así que, después de deshacerse con suavidad de su agarre, se levantó y la dejó dormir tranquila; ser camarera es más duro de lo que parece. La peliblanca bajó a la cocina para desayunar algo rápido, ya que tenía pensado ir a la prisión dónde se encontraban cautivos Yasuo, Varus y Gnar.

-Buenos días- saludó bostezando Talon mientras bajaba las escaleras

-B-buenos días- respondió ella dando un brinco del susto al oír que no estaba sola

-¿Qué pasa?

-Nada, es que no te esperaba

-Ni yo a ti, la verdad- habló el castaño recogiendo su larga y alborotada melena en una coleta al estilo samurai -¿Te apetecen un par de tostadas con mermelada?

-Vale, si quieres sí- contestó Riven encogida de hombros -¿Por qué no te pones una camiseta? Podrías enfermar

El asesino sólo llevaba puestos unos pantalones negros, no llevaba ni zapatos, pero no le dio importancia a eso porque se sentía cómodo ir así fuera verano o invierno. Desayunaron juntos sin decir nada, ni si quiera se miraban, sólo se limitaban a masticar. Era un poco incómodo. Al acabar la chica limpió la mesa, después fue a su habitación para vestirse y Talon le habló antes de que pudiera entrar.

-Vas a ir a verlo, ¿verdad?- preguntó el hombre serio

-¿Cómo lo sabes?- respondió ella sorprendida

-Intuición. Te acompaño

-No hace falta, pero gracias

-Sí hace falta, por aquí hay mucha gente que cree que eres una delincuente- dijo él dando una zancada hacia ella

-Lo soy desde el día en el que esta ciudad me traicionó- contestó la peliblanca -No necesito niñera, sé cuidarme sola

Dando por zanjada la conversación, Riven se vistió con su ropa diaria y esquivando al castaño salió de la casa. No llevaba su espada porque los noxianos se la confiscaron al entrar, pero sí llevaba escondida una daga que le había cogido a Kata, por si acaso. 

Por otro lado, en la cárcel, Yasuo estaba encadenado a una columna de madera viendo cómo un soldado noxiano azotaba con fuerza un látigo sobre la espalda de Varus. Con cada quejido del arquero, el guardia sonreía prepotente, creyéndose fuerte por hacer gritar de dolor a uno de los arqueros más destacados de Jonia. "Cobarde" pensó Yasuo odiando cada vez más a aquel despreciable carcelero.

-¡Ahggg, hijo de puta!- exclamó con rabia Varus

-Ohhh, ¿te hace daño una cuerdecita?- preguntó con tono burlesco el guardia sin dejar de azotar con fuerza al peliblanco

-Var...- dijo Gnar con voz quebrada desde su celda, encadenado hasta las orejas

-Gnar, tranquilo. No es nada- comentó el arquero intentando sonreír, pero el guardia le hacía demasiado daño

Entre gritos de dolor y rabia de Varus, el yordle no soportó más sentirse impotente y lleno de ira sacó a la bestia que lleva dentro. Aunque, desgraciadamente, sus cadenas no le permitieron moverse ni un centímetro, provocando carcajadas en el soldado. Tras ello, el noxiano centró sus ataques en Gnar hasta que volvió a su forma tierna, pero ni aún así dejó de pegarle.

Varus se moría de ganas por reventarle la cabeza al cabrón ese, pero estaba tan débil que hasta le costaba susurrar. Y fue por ello por lo que Yasuo se metió de por miedo insultando a gritos al soldado con tal de que dejara al pequeñajo en paz.

Amarga venganza Yasuo x RivenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora