12 Las Olimpiadas Internas

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Una de las principales actividades que más entusiasmaba a los amigos eran las Primeras Olimpiadas Internas "Niño Jesús de Praga". Richard iba a participar en lo que era atletismo, tal como su ídolo Carl Lewis, en tanto Dayana iba a ser parte del equipo de vóley del salón aunque se preguntaba cómo rayos iba a jugar porque el resto del equipo lo conformaban Susana, Gianina, Francia, Mireia y Katty. La que era menos mala entre ellas era Francia y era posible —aunque remotamente— ganarle al sexto "B", pero para eso tenía que vencer a Caroline Campos, una niña más alta que Dayana, morena y flacucha, con una manotas del tamaño de una tapa de cacerola. Su corto cabello ensortijado le permitía tener una muy buena visión al momento de jugar vóley, pues pertenecía a la selección sub-12 del club Alianza Lima, cuyo equipo de mayores era el primer puesto en la liga local. Caroline muchas veces había tirado semejantes mates dándole a la pelota tal velocidad que las niñas del sexto "A" sentían el pelotazo cuando ya estaban en el piso. Dayana tranquilizaba a sus amigos frente a tal amenaza. Que nadie es invencible, les repetía.

—Pero, Dayana—dijo Carmen— ¡ella juega mejor que tú! ¡Siempre es quien le hace los puntos al salón!

—Vamos, Carmen, tú no me has visto jugar hasta ahora—le puntualizó la niña.

—De todos modos, quiero que no te pase nada.

Dayana estaba agradecida por las palabras de su amiga, sonrió ante ese gesto.

—No te preocupes, Carmen, recuerda que fui pateada por niños y aún sigo viva—Richard rió.

—Carmen—intervino Richard—, tranquilízate, vas a ver que esta vez el "B" no nos ganará tan fácilmente, tenemos a Porthos entre nuestras filas.

Dicho esto los niños siguieron conversando de otras cosas olvidando la amenaza que el otro salón tenía.

El día de la inauguración de las Olimpiadas, los amigos llegaron con el buzo del colegio pero con polo naranja, ese sería el color que los identificaría a lo largo de las dos semanas que duraría dicho evento. Todos los polos tenían el nombre del alumno en la espalda con el número que ellos querían. Carmen tenia grabado el número ocho, por ser su número de la suerte; Richard el siete, por el número que llevaba Roberto Martínez, capitán de la "U" y Dayana el 20, por ser el día de su cumpleaños. Los niños participantes estaban fuera del colegio a la espera de ser llamados y entrar dando una vuelta al patio saludando a los demás como en las verdaderas Olimpiadas. Así Carmen se ubicó a un lado del segundo piso con los demás compañeros, para alentar a su salón.

Al cabo de media hora empezó la ceremonia de inauguración con un pequeño festín de escuelas de danzas dando a notar que lo importante era participar y no ganar. Igual daba porque en la cabeza de Richard su único propósito era ser el primer puesto de todo el nivel primario, ya cuando estuviera en la secundaria poco a poco se haría de un lugar, pues uno de los sueños de Richard era competir en las Olimpiadas del año 2000 y vencer a Carl Lewis en cualquier carrera que quiera participar y así darle al país una medalla de oro que no consigue desde hace tiempo, pues en Seúl y Barcelona, el equipo de vóley y Juan Ghia, respectivamente, no pudieron conseguir la presea dorada al ser derrotados en la final, estando a un paso de conseguirla.

Por lo pronto Richard y Dayana entraban junto a los demás participantes que los recibieron entre aplausos y abucheos. Dieron la vuelta respectiva y se formaron al final del patio al lado del quinto "B". Luego de unos minutos se formaron los del sexto "B" con una Caroline sobradísima, mirando por encima del hombro a las niñas. Esto enfureció a Dayana, jurándose que el día que jugaran la vencería y se acordaría de su nombre el resto de su vida. Los niños estaban impacientes cuando se escuchó por los parlantes una canción antigua que Richard había escuchado en Stereo 100, la emisora favorita de su mamá, que decía "We are the champions, my friends", cuando entró una pareja de chicos de secundaria corriendo llevando la Antorcha Olímpica mostrándosela a todo el mundo al llegar al techo y encendiendo la Llama Olímpica en señal de confraternidad y buen juego. Con eso se iniciaron las Olimpiadas Internas siendo la primera prueba los cien metros planos en el Complejo Deportivo Mama Ocllo.

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