Dazzling Girl

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Miradas casuales que aumentan latidos...

- ¡Díselo Minho! –

- No. –

- ¡Aish solo dile! –

- ¿Acaso hablo en chino? No le voy a decir nada. –

- ¿Por qué no? Eres el capitán del equipo de fútbol, llevas buenas notas, eres amable, popular. Y no puedo creer que te esté diciendo esto pero ¡Diablos, estas como quieres Choi Minho! –

- ¡Noona! ¡Estás loca, no hagas eso! -

El rostro del alto se había puesto de todos los colores mientras intentaba bajar la playera que las pequeñas manos femeninas habían subido segundos antes dejando a la vista sus tonificados abdominales. Y no mentía, el condenado estaba como quería. Choi Minho llenaba todas las expectativas que una adolescente de secundaria pudiese desear. Sin embargo, era completo un manojo de inseguridad cuando la falda de cierta chica se contoneaba en su campo visual. Era imposible para él no notarla y sentir que se derretía como helado en pleno verano.

- Deja de actuar como un cobarde y dile a Gwiboon lo que sientes por ella de una buena vez o voy a patearte el trasero tan fuerte que te haré llorar. –

Habían tenido esta conversación tantas veces que Junghee no podía recordar cuando comenzó a utilizar las amenazas en lugar de las reconfortantes palabras de aliento, ella realmente quería ayudar a su mejor amigo a conseguir la felicidad en los brazos de esa chica.

- Eres una rana cobarde. No tienes nada que perder. –

- ¿Mi dignidad? –

- ¿Desde cuando tienes dignidad?. –

Kim lo miro divertida mientras el cuerpo de Choi se deslizaba por la fría pared hasta el piso. No podía entenderlo.

Terminó sentada a su lado con el ceño fruncido mientras se quejaba mentalmente por la diferencia entre el largo de sus piernas y las del chico.

"¿Desde cuándo deje de crecer? y ¿cómo es que este idiota sigue creciendo?" se preguntó

Infantilmente movía sus pies, habían pasado unos pocos minutos cuando de pronto el chico se puso de pie dejándola desconcertada en el suelo.

- Le diré. Sí, yo voy a ... –

La frase solo se quedó a la mitad como si de repente se hubiese congelado.

- Voy a sentarme aquí y moriré lentamente. –

Se había vuelto a sentar, pero estaba dudando y eso era un avance.

- No, no lo harás. ¡Vamos casi lo tenías! Ven aquí – le llamó extendiendo sus manos hasta él.

- Está bien, se lo diré. –

Una sonrisa brillante adorno el rostro de Minho, una de esas que contagiaban, de las que Junghee no consiguió ver porque de repente sus ojos se habían vuelto demasiado brillantes y Minho no pudo darse cuenta. Jamás lo hacía.

- ¿Entonces le dirás? –

- Si...

El piso parecía realmente interesante para Junghee durante su intento desesperado de recomponerse.

- Ajá – continuo levantando la vista hasta Choi, recuperando el tono cantarino de siempre. – ¿Qué le dirás? -

- ¿Eh? -

La perplejidad en el rostro del alto era todo un poema, en realidad jamás había pensado en su discurso de confesión.

- Ya sabes algo como Gwiboon me encanta la cucaracha que tienes en el cerebro, Te amo ¿Quieres ser mi novia? -

La pequeña no pudo evitar sacar el comentario ponzoñoso, tenía que exteriorizarlo porque le estaba comiendo por dentro, porque a decir verdad no soportaba en absoluto la personalidad petulante de la chica que le aceleraba el corazón al alto y quizás otras cosas más abajo.

- Noona ...-

Minho la miro severo y ella no tuvo más remedio que desviar su mirada hacia un lado.

- Lo siento. -

- ¡Ok! ya sé, que tal algo como esto. -

Minho se animó a hacer la prueba con todas las de la ley y después de suspirar profundamente llevo las pequeñas manos de Junghee hacia el frente junto con las suyas, apretándolas ligeramente antes de hablar.

- Yo... creo que... - vaciló tragando grueso - Verás yo... -

- Algunas veces tu elocuencia me sorprende Choi, en serio creo que si le agregas la parte de la cucaracha, Gwiboon seria tuya para siempre. –

- ¡Aish en serio, eres una... -

El resto de la frase se quedó colgada en su garganta de Minho cuando las manos de Junghee acunaron su rostro atrayéndolo hacia abajo para estar a su altura.

- ¡Me gustas! –

"Me gustas Minho."

La frase hacía eco en la cabeza del moreno, no estaba seguro de porque los latidos del corazón se le habían acelerado tanto, como si hubiese estado corriendo durante horas, estaba sediento y las piernas le temblaban.

Se perdió en los ojos chocolate de Junghee, que de pronto le parecieron tan inmensos y tan brillantes, que casi juro ver asomarse las lágrimas en ellos hasta que al final solo terminaron cerrándose en dos medias lunas. Estaba sonriendo y era la sonrisa más dulce que Minho había visto jamás.

En ese momento, Junghee era tan deslumbrante.

- Eso es lo que le dirás a Gwiboon. – comentó satisfecha colocándose un mechón de su cabello rizado detrás de la oreja – Y cierra la boca Choi o se te van a meter las moscas.

Junghee se giró sobre sus talones y comenzó a caminar sin molestarse en ocultar la sonrisa maliciosa de superioridad que se curvaba en sus labios, el corazón todavía le latía a mil por segundo y aún sentía esas inmensas ganas de gritar y correr por todo el pasillo de la escuela hasta llegar a su casa donde seguro se dejaría caer sobre su desordenada cama y probablemente después de estrangular a alguna de sus almohadas terminaría llorando hasta dormirse escuchando esas baladas corta venas que conservaba en una carpeta oculta en su Ipod. Sin embargo, algo dentro de la mirada que le devolvió Minho le impedía escapar.

- ¡Noona! – Exclamó siguiéndola a través del pasillo.

Habían sido amigos desde que tenía memoria, Junghee conocía todo acerca de Minho como para no darse cuenta que algo había cambiado entre ellos y estuvo completamente segura cuando el alto continuo siguiéndola a través del pasillo sin darse cuenta que había pasado a un lado de Gwiboon sin siquiera notarla.

- Yah ¡Noona espérame! –

The Words With You ¦ Jongho ¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora