30/5/14: la primera gran alegría de la seguidilla de éxitos (aún vigente) en el club.
Transcurrían los primeros meses de aquel año 2014 para River, el cual lo iba a catapultar directamente a la gloria.
Aquel torneo estaba siendo liderado por Colón de Santa Fe, que fue la gran sorpresa en ese entonces. Un equipo al borde del descenso, que prácticamente necesitaba campeonar para salvarse, fue puntero hasta un poco más de la fecha 10. Luego, bajó el nivel, no se pudo mantener ni en la punta, ni en la primera división de nuestro fútbol.
River y Boca, los cuales estaban acechando al conjunto sabalero, se jugaban algo más que un superclásico. Quien gane ese partido, iba a ser cándidato directo para el título.
Se habló mucho, se especularon muchas cosas, hasta que llegó el gran momento: fue un domingo nublado y lluvioso en Buenos Aires, aunque no había precipitaciones en el momento del partido, se notaba la humedad en el césped.
Primero entró Boca: bajo un recibimiento enorme, digno del segundo club más grande de la Argentina. Luego, entró River.
En un ambiente hostil, los dirigidos por Ramón Díaz pisaban fuerte en la cancha de Boca, vistiendo con orgullo el flameante manto sagrado tradicional, en una estela de humo azul y oro que se fue apagando paulatinamente junto al canto de los bosteros al ver que nuestros guerreros estaban dispuestos a dar batalla en casa amarilla.
Empezaba el partido y todo el pueblo millonario alentando a sus jugadores a través de un televisor, mientras ellos estaban solos, contra las 40.000 camisetas xeneixes presentes.
Fue un partido muy entretenido, donde se vio el último gran caño de Riquelme en su carrera, pero que sin embargo fue ligeramente dominado por River.
Después de varias ocasiones para los dos equipos, fue cuestión de que se junten los tres colombianos que estaban vestidos de rojo y blanco (Teo Gutiérrez, Balanta y Carbonero) en la mitad de la cancha a puro toque, para que la jugada termine en muy lindo gol de Lanzini, después un offside milimétrico del cafetero delantero de la "Banda".
Un murmullo atroz invadió las tribunas boquenses, petrificadas al ver el bailecito de quien hizo el gol y de quien lo asistió festejando la primera caída del arco de Orión.
A partir de ahí se estableció el dominio riverplatense en el partido, pero sin embargo promediando la mitad de ése ST, creo que Rojas le hace un foul al "Burrito" Martínez muy cerca del área. Iba a ir Román, el siempre peligroso Juan Román Riquelme. Y sí, fue un re golazo.
En el mejor momento de River llegaba un gol descomunal de un jugador de otro planeta, y con ello el control del partido ahora era para los de la Rivera. Pero iba a hacer su aparición un héroe, hasta ese momento, silencioso:
A eso de los 80 minutos, partía un pelotazo que iba a ser interceptado por Lanzini, que en el primer contacto con la pelota se iba a poner el arco entre ceja y ceja para salir disparado con el único objetivo de silenciar la Bombonera por segunda vez en aquella tarde. Sin embargo, Marín lo llega a cruzar en una jugada que en la primera impresión, hasta viéndolo por televisión, era córner.
Muy bien, todos arriba. Partido 1 - 1, cerca del final, córner, la oportunidad perfecta para que un defensor meta la cabeza y ponga la Bombonera a los pies de los rojiblancos nuevamente. Y así fue.
Después del córner del "10" de River desde la izquierda, y ante una mala salida del arquero xeneixe, se elevó Funes Mori. Pero no Rogelio, sino Ramiro. Fue una luz, una camiseta roja y blanca que sobrevoló un terreno inundado de camisetas azul y oro para llegar más alto que cualquier otra, y meter un cabezazo fulminante, con destino directo ala red, sobre el parante derecho.
Quien era suplente de Balanta y tuvo que entrar de "3" en sustitución de Vangioni, ponía las cosas de vuelta en favor de River. Después de 10 años les volvíamos a ganar en su cancha, y se empezaba a ver de qué estaba hecho éste equipo, se dirimía que estaba preparado para grandes cosas.
Y también fue un nuevo comienzo para Ramiro Funes Mori, el mellizo que se quedó para romper la maldición de su hermano y ganarse un lugar en el corazón del hincha más exigente.
Él, junto a sus 10 compañeros hicieron valer la camiseta: estaban solos en el hostil ambiente que imponía Boca y su gente, pero no les importó. Eran un grupo de hombres dispuestos a dar la vida por el compañero, y ganaron. Héroes.
Cada vez que se habla de ese agónico gol, se lo llama "el Ramirazo". El día que un silencio sepulcrante se apoderó de la mismísima Bombonera al ver que ése miedo que tenían cuando nos vieron volver a primera se estaba justificando.
La última línea del equipo de Bianchi de aquella tarde, de aquel domingo, todavía se sigue preguntando: "¿De donde salió éste?", al igual que "Lito" Costa Febre, relator partidario del "Millo" en su trasmisión.
El primer gran paso...
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¡Gracias TOTALES!
RandomRiver cumplió un ciclo que empezó allá por 2014, cuando el equipo de Ramón Díaz consiguió el torneo local de aquel año, y que terminó en Japón, jugándonos el dominio del mundo contra el mejor equipo de la historia. En este tiempo el conjunto de Núñ...